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HUMO EN LA CABAÑA
Tome mi maleta descuidadamente sin deseos de volver a mirar lo que dejaba— tenía muchas ganas de escapar al lago más hermoso— en medio de la soledad más natural y exótica, sabía que allí, encontraría la tranquilidad para comenzar mi libro.
En la cabaña tenía todas las comodidades— al alquilarla solicité me dejaran la nevera surtida y la pequeña alacena para no salir a perder tiempo.
Quería gastarlo marrando la belleza exuberante, la simpleza extraordinaria del lago escondido, donde las aves tenían sus nidos, miraba sus polluelos tratando de aprender a volar. Tanta ternura ponía a trabajar a mi musa que últimamente se dedicaba a soñar el mismo sueño maltratando mis nervios.
Recordando esas noches de resquicio apresuré mi paso en busca de un lugar donde sentarme, la piedra que elegí era cómoda, me mostraba lo mejor del lugar, el agua clara, el cielo azul, bajo la sombra de árboles añosos que lucían de maravilla— en mi retina aún discurría la película extraviada.
Memorice visualmente todo lo que allí sucedía para volcarlo entre mis escritos, tratando de hilar una historia bella y singular— regrese después de unas cuantas horas a mi cabaña.
Ya anochecía, y solo quería descansar, dormir, solo dormir. No me sentía fuerte el descanso me hacía mucha falta. Mientras decía mi oración, visualice todo lo experimentado en el lago, los colores, olores y sensaciones vividas en mí, me sentía liberada— recosté mi peso inseguro sobre la almohada para dormirme con esas sensaciones.
No, no es humo, no es fuego— mis ojos ardían y mi corazón palpitando lucho contra mí misma, el terror se apoderaba de mí, me sentía sujeta al sueño.
“No sé si es un sueño”; la cabaña ardía, mis papeles, mi cama y mi vida se iban acentuando en una figura dentro del humo, que crecía y crecía – los objetos y mi cuerpo vibraban, respiraba y todo lo que me rodeaba también respira, somos todos objetos volátiles, me siento así: mi musa a lo lejos sigue escribiendo mi destino. Con su tinta de humo describe cada segundo moldeando mis cromosomas, en su ingeniería loca, se aferra a destruirme; ya no distingo su cara aunque nunca la tuvo, yo se la vi antes— mientras preparaba su venganza.
Desconozco su manera de proceder— pero ella me quiere destruir y lo está logrando. Trato de inyectarme un suero que siegue mis temores, crearme la visión del lago para salir del sueño si lo es, no veo claro, no lo siento, me niego a creer que es verdad —que me voy perdiendo entre las hojas de mi escritorio, mi computadora, mis imágenes —el panorama es indescriptible.
Los reflejos se detienen, se evapora el humo en la atmosfera del cuarto. El fuego está en todos los frentes.
Mientras despertaba, mis sentidos se abrían a la visión del día anterior con todos sus coloridos. Comprendí que el sueño se consumió para siempre, y mi musa estaba inquieta por comenzar el libro.

A-M-R

Texto agregado el 30-11-2025, y leído por 18 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
01-12-2025 3. Me encanta cómo, al final, la narradora despierta entre las cenizas simbólicas del sueño, comprendiendo que la pesadilla solo vino a mover lo que estaba dormido. Es un cierre que deja la sensación de renacimiento creativo tras la sombra. Y viniendo de alguien a quien suelo leer en poesía, es hermoso ver cómo su estilo se adapta tan bien al relato sin perder la musicalidad ni la sensibilidad de siempre. kone
01-12-2025 2. El componente psicológico está muy bien logrado: la musa, normalmente aliada, aparece aquí como una presencia casi destructora, que toma forma dentro del humo. Ese juego mental entre creación y autodesgaste es uno de los puntos que más me gusta. De alguna forma, todo parece hablar de cómo a veces la inspiración también es un fuego que quema y que despierta miedos profundos antes de permitirnos crear algo verdadero. kone
01-12-2025 1. Este relato me sorprendió gratamente. Despliegas una narrativa fuerte, pero desde un ángulo más simbólico. La historia mezcla la búsqueda de calma con el estallido de un terror onírico, en una cabaña que se convierte en espejo del propio miedo y del desgaste emocional. Esta mezcolanza entre lo real y lo imaginado está narrado con tal fluidez que una siente cómo el entorno se entrelaza con la protagonista, como si cada objeto tuviera memoria y latido. kone
01-12-2025 —Creo que si bien es cierto que el fuego purifica y arrasa con los rastrojos de la cosecha, hay algo que que por más que arda no se puede quemar y que posiblemente la muerte... Me refiero a la memoria y eso que guarda y llamamos recuerdos, por ende creo que al recluirse en un paraje idilio lo mejor sería confabular en forma equitativa los colores y aromas del paisaje con el azúcar y la sal de los recuerdos. —Siempre te he comentado que me gustan tus letras en prosa. —Saludos de vicenterreramarquez
01-12-2025 No creo haber leído publicaciones tuyas escritas en prosa, tu sello se encuentra incrustado nítidamente. Dicho esto, pensé lo mismo que expresa XZEPOL, el fuego destruye, sí, pero a su vez purifica y en tu sueño, elimina aquello que ya no sirve y se queda con aquello que se renueva y evoluciona, del mismo modo que debiese suceder en la vida: soltar, dejar ir aquello que no nos pertenece para encontrar aquello que sí. Me encantó tu texto. Gracias. gsap
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