Mi alma está cansada, lo tengo que admitir, las fuerzas se acabaron, ya no puedo seguir. Miro mis problemas, son una gran montaña, Y mi corazón me dice: "Ya perdiste la batalla."
Me siento muy pequeño, mis manos no dan más, Estoy vacío por dentro, no encuentro dónde estar. Pero oigo una voz fuerte que rompe mi silencio, Es una vieja promesa que le quita el intenso miedo.
Ya no me miro a mí, ya no miro mi dolor, Si mi cuerpo está temblando, mi fe es superior. Me pongo de pie ahora, voy a declarar, Que, en el punto más débil, Él me va a levantar.
¡Que lo oiga el enemigo! ¡Que lo grite mi boca! Diga el débil: ¡Fuerte soy! Mi fuerza no es la mía, es mi Dios, la Roca. Diga el débil: ¡Fuerte soy! Aunque la vida me golpee y todo parezca mal, Mi victoria está segura, mi Dios es Leal. Diga el débil: ¡Fuerte soy!
La orden es muy clara, cambiemos lo que sea, Dejemos las dudas, ¡que la fe nos rodea! No hay tiempo para el llanto, hay que ir a pelear, En este campo abierto, Él nos va a respaldar. No importa quién yo sea, ¡Él me da la valentía! Su poder me hace grande, Su poder es mi guía.
Su bondad me es suficiente, es la voz que me sostiene, Cuando ya no aguanto más, Su ayuda siempre viene. Él se hace fuerte en mí, justo donde fallo más, Cuando yo ya no puedo, Él me ofrece Su paz. Es allí, en mi rendición, donde todo va a cambiar, Su poder es inmenso, Su poder me va a salvar.
¡Que lo oiga el enemigo! ¡Que lo grite mi boca! Diga el débil: ¡Fuerte soy! Mi fuerza no es la mía, es mi Dios, la Roca. Diga el débil: ¡Fuerte soy! Aunque la vida me golpee y todo parezca mal, Mi victoria está segura, mi Dios es Leal. Diga el débil: ¡Fuerte soy!
|