Como siempre, mi amor enciendió el fuego en la parrilla, luego yo me ocupé de asar la carne y nuestros invitados se integran en la medida que van llegando.

Me llevan regalos que agradezco a la vez que los dejo sin abrir sobre algún sillón y los saludo con un abrazo. Mi marido prepara el primer aperitivo y luego cada uno sabe que deben auto atenderse encontrando los suministros para ellos en el bar y/o en la cocina.

Estos últimos años, me gusta hacerme cargo de la parrilla porque de esa manera estoy ocupada, lo cual me da un espacio para intentar pasar desapercibida, si acaso aquello fuese posible siendo la festejada.

No importa los cambios que experimente, mis amigas de la vida siempre logran reconocerme y respetar lo que sea que esté sucediendo. Este año comencé a bailar -no suelo hacerlo si está mi madre o alguno de sus hermanos- con las tenazas para la carne en una mano y en la otra, una cuba libre. Ellas se pusieron de pie y bailaron conmigo, nos reímos tanto, tanto con los diversos chistes que, como siempre, surgieron espontáneamente.

Coincidimos temporalmente en el mismo Campus de la Universidad, mas no en la carrera que cada una estudió, sin embargo, debido a trabajos voluntarios de verano y nuestras características personales nos encontramos y no nos volvimos a separar pese a que han habido lapsos de tiempo en que no nos hemos visto tan seguido. Cada vez que nos reencontramos, nuestras niñas internas no dejan de sonreír.

Cuando estamos juntas se provoca una simbiosis sublime y nuestras niñas internas aparecen, simplemente SON, sin las caretas que suelen surgir a partir de los egos de los adultos ¿será por eso que nunca hablamos de temas relacionados con el dinero, del trabajo, de nuestros "éxitos", de lo "buenas" que somos para tal o cual cosa? a ninguna le importa, nuestra comunicación es ESENCIAL.

Cada una sabe la historia de la otra, las mochilas con las que nacimos, crecimos y las que aún ahora cargamos porque cada familia, tanto las de origen como las que cada una formamos, tiene sus propios paradigmas y formas de crianza que nos moldean de una u otra forma y lo interesante es poder darse cuenta de lo que una ES para poder decidir cómo se quiere llegar a SER y desde luego trabajar en todos aquellos prejuicios con los que nos educan y que aunque erróneos, se normalizan por la fuerza de la costumbre. En virtud de lo anterior, la influencia positiva de las amigas de la vida es fundamental porque nos ayudan a evolucionar o al menos cambiar. Sin dar explicaciones, después de todo no hay nada que explicar y sin juzgar, después de todo, no somos quienes para juzgar.

El resto de los invitados conversaba o se reía con nosotras y nuestras ocurrencias.

Después de la sobremesa, llevé la guitarra y les dije: "¿toquemos?, pero ustedes cantan"... y a mis 51 años pude tocar guitarra delante de mi madre. Solo mis amigas de la vida, saben lo que aquello implica pese a que nunca se los he dicho, así es que hasta las que no cantan, por ésta vez lo hicieron y lo hicieron desde el alma, al igual que yo.