| TÓCAME
 
 
 Tócame un minuto y veras como mi sangre me delata.
 Mírame y mis muros se vendrán abajo, el suelo será una
 Superficie intangible. Tratare de sondear los abismales momentos
 A tu lado.
 
 Rompe esta muralla y déjame ver el esplendor del mundo. Golpéame en este día y
 El suave contacto me hará estremecer hasta mis cimientos como el viento somete
 A un campo de trigo en una tarde borrascosa. Los nubarrones blancos pasaran
 Interminables sobre el cielo y mis odios se irán con ellos.
 
 Las cadenas aun me tienen asido mientras intento correr por el suave rumor
 De tu voz, por el incandescente fulgor de tus ojos. Trato de blandir mi orgullo
 Sobre valles de vanidad, sobre mares de maldad. En los confines de la tierra me
 Escondo, esperando la hora de salir, el tiempo señalado, pero no puedo huir de ti.
 
 Oh cielo, oh amor, mi sangre me delata, mi boca se atasca, mi lengua perece ante tu
 Presencia. Mis emociones son como vidrios en las manos. Trato de recorrer el
 Camino hacia tu fe, hacia el color de tu piel, hacia la sensación que crece en tu corazón fiel.
 
 Mírame un minuto y veras como mi carne se derrite.
 Hormigas recorren mi piel en el contacto breve de un ensueño, de un saludo, de una frase
 Y un sentir en el alma triste de un muerto, de un manojo de huesos que
 Se mueven pero que no viven. Dame la mano y ayúdame a franquear este muro, esta pena.
 
 Los limites de tu cuerpo hacen tambalear esta tierra, este cielo. Soy un arlequín insignificante
 Ante tu figura inconmensurable, ante el abismal mundo que nos separa. Eres la endecha favorita
 De este corazón moribundo, de la mañana soñolienta.
 
 Oh cielo, oh amor, tócame y veras la sangre en mi contra. Sonríe y sabré que el mundo no es
 Suficiente para esta alegría, para esta sensación de ser tu secreto. Deseo ver el pensamiento que
 Ocultan tus cabellos. Deseo correr hacia el fulgor de tus ojos, hacia el temblor de tu voz.
 
 Esperare aquí, oculto sobre la tierra intangible, con mis manos ensangrentadas por vidrios invisibles.
 Esperare aquí, oculto tras mi muro, en los confines de esta tierra. Contemplando tu corazón fiel y huidizo,
 Como una mariposa que se aleja del peligro. Tu cuerpo es mi miel y tus ojos son la razón por la
 Cual esperare.
 
 
 
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