Un paso a lo inevitable


Aún caen las torrenciales aguas torturando el cristal de la ventana, las gotas escurren distorsionando la luz nocturna del paisaje urbano y yo inmerso en las obscuras aguas del recuerdo. Amarga ha sido la vida, su sabor nunca me fue dulce.

El zumbido del ventilador taladra mi cerebro torturando aun más mis enfermas sinapsis neuronales. Un par de esferas acuosas emanan de mis ojos haciendo parecer que la habitación está hecha de cristal fragmentado.

Desprecio... en eso se resume mi vida. Nunca fui como los demás, siempre fui echado a un lado por ser un eterno disidente. ¿Y porqué no adelantar lo inevitable? El destino es el mismo para todos, el asunto radica en cuando dejar la vida... creo que el momento es ahora.

El lecho de muerte está listo, coloco el lazo alrededor de mi cuello, subo a la silla y... Ahora todo es oscuridad, voy perdiendo mis sentidos, mi cuerpo inerte debe estar colgando, mientras afuera la tormenta sigue, más allá de las sombras de mi habitación.