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Inicio / Cuenteros Locales / curiche / DE como dormir en un gallinero. segunda parte

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PARA DOMIR SOLO HACE FALTA TENER SUEÑO.
Maldita suerte perra señor, en casa de margarita no había nadie, como tampoco buses de regreso, Héctor no fuma, por tanto no usa fósforos, ni menos encendedores, tampoco carga alguna cortaplumas que sirviese de algo, eran como las 7 de la tarde, por lo menos oscurece tarde en verano, en su mente un solo pensamiento, que llegue la peta, debe llegar piensa, en casa de alguna amiga debe andar, y pasan horas ella no llega, no aparece por ninguno de los cuatro puntos cardinales, desde el poniente solo baja el sol quien ya se esconde sobre los cerros de la cordillera cambiando el paisaje de color, del verde oscuro a los grises, Héctor seguro que regresara a casa, el poniente, los rayos solares lucen maravillosos sobre los campos, campos de pasto, tierras yermas, en donde ha habido pinos, nada crece, solo hierba raquítica, la erosión de los campos avanza, las lluvias no logran hacer que se acumule humus, el campo solo se lava tal como cuando uno se mete bajo la ducha, mira al vale y no viene la Margarita, mira el reloj y pasan los minutos lentamente, pareciera que el tiempo se detiene. Al norte, casi no hay nada, no, no es que no haya nada sino que el cerro esta a cortos 100 metros y como es alto solo se ven los árboles aunque más bien es su follaje, desde el norte a ratos se oyen algunos graznidos o canto de aves que llegan a dormir, los pudues deben estar nerviosamente buscando el alero de algún árbol para descansar tranquilos, intentando pasar una noche sin miedo, pero eso es imposible, como es imposible pensar en la humanidad del tirano, y desde el norte tampoco se ve caminar a la peta, el sur, al sur, nada, para allá, la casa de madera, solamente se ve la casa de la parcela contigua, así que sólo el sembradío de papas y lúpulo, un trocito de calle de tierra y por ese camino no aparece la Margarita, no se ve la mujer y el día ya se bate en retirada, haciéndose la noche completa, imposible regresar y si se pudiera “¿A donde ir? Hay que seguir esperando” piensa Héctor
A pesar de la hora, el hombre sigue pensando que ella regresará a dormir a su casa, el convencimiento es cosa importante en esas condiciones, además que las aves están todas y estas comen todos los días, no están sueltas sino que en su gallinero que curiosamente se puede abrir con facilidad, y nos dieron las ocho, las nueve, y las diez; así como canta Sabina, pero, esta noche no hay amor hora ras hora. Se hizo oscuro y esta mala chiquilla no llega, ¿Qué hacer? ya es tarde, Héctor se rasca la cabeza, “esto te pasa por andar de lacho niño”, con la noche llega el frío, este comienza ha hacer su efecto en el cuerpo, al menos se colocó una chaqueta antes de salir de Algol. La casa está cerrada a machote, la cocina también cerrada, los candados muy antiguos lo que los hace imposible abrirlos sin su llave. El perro de la casa mira al casi desconocido, le observa con cara de perro, le ha visto, le conoce ya por lo que no hace tanto problema, pero igual muestra los dientes, camina de un lugar a otro, recorre una y otra vez el patio que hay, el perro gruñe atrasito,...
Las once, las doce, “al lo menos el perro me conoce, por ello no me muerde” –su meditar va de un lugar a otro, lo mismo que sus pasos en el patio- vuelve a recorrer la casa como si hubiese cambiado la situación, imposible abrir las ventanas o puertas, la única puerta que se puede abrir es la del gallinero, pero allí reina y gobierna el gallo y ese si que no conoce al Héctor o quizá no lo recuerde; las gallinas, pollos y otros plumíferos a esa hora duermen, al menos está menos húmedo que en la intemperie. Tampoco hay algo con que pasar el hambre, y el almuerzo fue frugal.
El cielo está limpio y con poca luminosidad las luminarias de Purén son escasas y de baja potencia, esto hace que se vea todo el firmamento con sus estrellas brillando como nunca antes había visto, a ratos cruza el cielo alguna estrella fugaz, en todo su esplendor se ve su caída y la estela de fuego que la sigue. Héctor siente el frío de la noche por lo que pasea a tranco largo por el patio, no falta algún trotecito para pasar él frío, se maldice por no fumar, si lo hiciera andaría trayendo fósforos y hubiese podido encender fuego. Piensa en ella preguntándome ¿En dónde andará? Por lo menos la Margarita no tiene gansos, ya que en una de esas le ocurre lo del amigo allá en cañete, os pajarracos esos son peores que los perros, gritan de una manera bárbara ante la presencia de un extraño y si lo pillan a uno mal parado, como perros lo pueden morder.
Se resigna a pasar la noche en el gallinero por lo menos como no hay gansos es un aliciente, no menor por cierto, alguien alguna vez dijo que para dormir solo hace falta tener sueño, piensa el hombre en cerrar los ojos sentado en alguna lata que hay en el gallinero, se introduce a la habitación de las gallinas con sumo cuidado, un gallo celoso reina en el mundo de las plumas, y caramba que es celoso el tipo aquel, al ingresar el gallo se molesta, parece que gruñe por el macho que ingresa a su harem, pero todos tienen sueño y el hombre y las gallinas, el gallo y un par de patos, así que cada uno cierra los ojos en el lugar elegido para dormir.
Y pasó la una, dos, tres de la madrugada, ¿Ropa de abrigo, y en verano para qué? pantalón delgado, camisa manga corta y una chaqueta liviana, en el sur aun en verano las noches son heladas, ¿Por que no le avise? Se pregunta cada 5 minutos, y cada cinco minutos se responde ¿Y como si no hay teléfono?, pútas, si me hubiese quedado en casa estaría tranquilo durmiendo el sueño de los justos, pero, eso de andar de lacho, tiene sus bemoles o riesgos; otra vuelta por la casa, ver nuevamente sí se abre alguna ventana, y nada..., ésta tiene una buena tranca, coloca las manos en el rescoldo del fogón y nada, no ni siquiera una pizca de calor, el perro lo sigue donde vaya, a ratos le muestra sus dientes y es que tampoco duerme quizá sea por que desconfía del extraño.
“¿Cómo estará Paula y Sergio en Santiago? ¿Sonia estará en casa con ellos? ¿Habrá alguna posibilidad de rehacer el matrimonio? se hace difícil dicha cosa, cuando se rompe algo es tan difícil repararlo, el hilo con que se afirme el parche debe ser de buena hebra, pero, estando a kilómetros de distancia con la capital no ayuda a que se componga por más que se trate, la distancia es cosa complicada, en los próximos días viajaré a Santiago, ya está tan cercano las fiestas de fin de año, ahí veremos lo que se deba hacer, pero, de acá no me muevo por unos meses, pronto llegará la fecha de la “recuperación de fundos” y no abandonaré antes el timón”, para acortar el tiempo que lo separa del alba, medita de una u otra cosa, a su mente vuelven recuerdos de los años de dictadura, lo bueno que ha habido y también lo malo, como aquellas traiciones que ha habido y que pocas no son.
Cruza el cielo una lechuza, se para en un árbol cercano quedándose fija en una rama desde donde sus grandes y brillantes ojos, parecen luceros a baja altura, está atenta al paso de alguna rata para servírsela. El león no baja hasta tan cerca de la carretera, él lugar en donde está la casa, aunque haya sido en el pasado un lugar en donde llegaban a saciar la sed de agua, por ello los antiguos lo llamaron Pangueco. Intentar dormir sentado en un gallinero no es cosa fácil, a ratos sentado sobre un tronco o la lata solo que en cada movimiento que hace, los pollos y gallinas revolotean y el gallo se molesta, también se molesta el perro y digamos que es justo que se moleste ya que acostumbra a dormir sus horas; si de algún árbol cae algo o vuela algún pájaro nocturno, el perro sale corriendo y ladrando.
Héctor se da puñaladas, "este cumpleaños no lo olvidare jamás, ni siquiera me he taje la radio, al menos habría oído música”. Y todo por andar enamorado, retorna al raspacacho por no andar con fósforos o encendedor, no los usa, por ello pensaba que no los necesita y e ahí el error, hace esto que no pueda encender fuego, dentro del gallinero o a la intemperie hay un frío duro, y lo siente su cuerpo y también el alma.
Como no hay bien que por mal no venga, la noche tiene su belleza, fue la noche que vio y contó la mayor cantidad de estrellas fugaces de las ha logrado ver en toda su vida junta, contó un sin numero, cuando ya habían cruzado el cielo 20 dejó de sumar, bello espectáculo son las noches en lugares apartados de las ciudades, allí alejado de las luces artificiales la oscuridad nos permiten ver un cielo limpio, mirar cada estrella, cada lucero, la cruz del sur se veía como nunca lo había hecho, acá y allá caen luces, son las estrellas; recuerda los cuentos de la niñez, cuando se inventaban historias acerca de los supuestos habitantes de dichos mundos, cómo también, eso que ha cada nacimiento corresponde una estrella, buscó es noche la suya, eligió varias y no puedo elegir, cinco, diez, quince y más. Las cuatro de la madrugada, aún no hace todo él frío que habrá cuando el alba se anuncie. Hacia el oriente donde está la cordillera de Los Andes hay luna llena, esa noche se ven a simple vista sus cráteres y montañas, nuevamente su pensar lo lleva a la niñez, su pensar lo lleva a aquella historia que decía que la trinidad se marchó a la luna y en ella caminan eternamente por los siglos de los siglos. María, José y Jesús avanzan, María montada en el borrico con Jesús en sus brazos y José tirando al animal.
Sale de la jaula, busca el mejor lugar para mirar las fugaces, mira hacia todos los puntos cardinales, piensa en los dibujos de los cultrunes (4) de la machis (5) (sacerdotisa mapuche, curandera, vinculo entre Chau Gnechen y la Mapu, es decir el Gran Dios y la tierra) su tamborcillo, de tronco de avellano u otro árbol con un cuero de caballo, en el cuero están indicados el norte, sur, oriente y poniente) la machi y los mapuche cuando lo tocan golpean en el centro, Héctor piensa que buscan es el centro de la tierra. El hombre busca pensamientos alegres para pasar el frío nocturno, recuerda a Rojas (pancho pistolas) allá en Illapel, en el cálido norte chico, trae a la oscuridad aquella tarde cuando le preguntó: ¿Por qué a pesar de tal calor sale con su vestón puesto? Él le respondió, “compa, unos siempre sabe en donde amanece pero nunca sabe en donde va a pasar la noche”, tenía razón pancho pistolas se dice, que forma más didáctica de aprender, el viejo tenía razón, se repite una y otra vez.
“Razón tenías amigo mío, espero que cuando caíste preso hayas ido con tu chaqueta y que luego de los golpes hayas podido taparte con ella, ¿Cuánto sufriste en la tortura amigo?”
Héctor sale y regresa de sus pensamientos, hace recorridos de épocas de su vida, pero, vuelve a cosas menos tristes, “¿La peta estará durmiendo a pata suelta en casa de su padre? y yo pasando frío”. Corren brisas muy frías ahí en la bajada de la cordillera. Son las 5 de la mañana, aún hay estrellas fijas y también de las fugaces, al menos alegran la madrugada, ya se inicia el cambio de color en los cerros cercanos, las hojas de los árboles que lucían negras empiezan a cambiar por los grises. Nadie vive en las cercanías, y si hubiese sido, Héctor no conoce a nadie en los alrededores. El perro a ratos ladra al lado de quien quiere, el cansado visitante a ratos está en el gallinero y luego en el alero de la casa, llorar no podía, cantar tampoco, solo sonríe y vuele a reír se ríe de la suerte perra del pobre obrero.
La Margarita había ido a ver a su padre a Concepción, iba una o dos veces al año, le tocó al jefe ir justo el día que no estaba. Ve el amanecer en la cordillera sureña, algo bello de por si solo, la luna se marcha a dormir cerca del mar, el gris de los árboles, va cambiando al verdoso. El frío se incrementa en la medida que cambian los colores, las aves nocturnas se marchan a sus nidos para dormir el día completo, él gallo inicia su canto anunciando el nuevo día, “y, p´tas que es celoso el gallo hueón”, en el instante que ve al hombre desconocido, se encrespa y canta, baja del palo en que duerme, se encarajina, quiere saltar sobre el hombre, pero, sale de su jaula para que cumpla su función de gallo en gallinero propio, se preocupa que quede bien cerrada, da un trotecito por la casa para espantar el frío. El arroyuelo pasa por medio de la parcela así que se dirijo al agua y lava su cara para espantar el sueño.
Es Domingo, hay menos buses en las carreteras sureñas, son las 7 y llegan las 8, hace hambre, por allí hay un ciruelo sus frutos comienzan a madurar, toma de las mas pintonas y las come. Las nueve el sol está alto, ha pasado el frío, ya pronto pasara algún bus que le devuelva a Angol. Allá se va a quedar calladito sin contar a nadie la desventura, si lo hace se van a burlar y con razón.
Las 9 de la mañana, las 10 y el bus no regresa, las once y el sol quema, se sienta en el borde de la carretera, el sol que fue saludo matinal ahora es hacedor de sueño la modorra va ganando, las doce y oye en la lejanía el ruido de motor le hace levantar, mira hacia arriba y la ve es el bus, el mismo del día anterior, sube, el auxiliar le cobra el pasaje, es el mismo del día anterior, y… nuevamente y por enésima vez el mismo casete del viaje de llegada, Gastón Guzmán, Quelentaro, le cantará hasta Algol, la Leña Gruesa, Temuco pueblo maldito, el cesante y otras más, las mismas tristezas.
Recuerda los ladridos del perro y el canto del gallo y sus gallinas, por Dios que gritaban fuerte, va frustrado, triste de no haber visto al amor de esos días, ese día durmió muy bien y en su cama sólito, soñé varios días con esa noche. Perros, patos, pollos. Gallinas y el consabido gallo, los búhos y el canto de los pájaros en el amanecer.
A tantos años de eso aún sonríe por aquella noche pasada en el gallinero de la Margarita de Pangueco en la subida de la Cordillera de Nahuelbuta, las estrellas fugaces, los pájaro de la montaña cantando. Dice hoy que surgió la verdad de la moraleja, nunca más visitar a nadie sin avisar, y con fósforos y cortaplumas y una bolsa, por que como dice el refrán sureño."Quien bolsa lleva a Roma llega".
La vida es la vida, hay que vivirla como sea y en donde estés, además es cierto eso de que a pesar de todo y con todo, no siempre ha de ser triste.
Antes de que pasara el bus, recorrió el sector, recogió algunas flores del campo, margaritas, campanillas doradas, algunos jacintos y fresias, una ramita de retamos amarillos, le hizo un ramito, le escribió una pequeña nota y le deseó un feliz cumpleaños.

Curiche octubre 2004




Glosario.

1.- Champurria. Mezcla de mapuche con no mapuche
2.- Pangueco. Agua de leones, o lugar en donde van a beber los pumas.
3.- Lonconao Cabeza de león, lonco, cabeza y el nao, que es una de las palabras con las que se denomina al puma, nao, pague o nahuel. Lonco además de significar cabeza, no sólo implica a la parte del ser, sino que también es el jefe de la comunidad.
4.- Cultrún: Pequeño tambor, confeccionado de un tronco de árbol, cubierto con cuero, en su parte superior, dibujado una cruz que une norte con sur y cruza el oriente y el poniente, con este instrumento la machi se ayuda en la invocación de sus deidades.
5.- Machi Sacerdotisa de la etnia, que está en comunión con sus dioses, hace las rogativas, y es mujer.

Texto agregado el 21-10-2004, y leído por 666 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
14-06-2006 Me ha encantado sobremanera ***** SorGalim
18-04-2005 Me ha gustado mucho leerte. Yo tambien pensaba que en mi tierra me iba a tocar dormir en un gallinero jejeje. campesina
22-10-2004 Me ha encantado leer estos tus dos textos, pues me has mostrado imágenes muy bella y similares a las que tengo en mi tierra, la verdad es que somos UN SOLO continente. Un abrazo. meci
22-10-2004 Los amores tienen sus circunstancias. Me han gustado mucho las descripcciones de la puesta y salida, del sol, de la lata en el gallinero y las reacciones del perro y el gallo. Tan realistas y divertidas todas. Sobretodo la belleza de nuestra naturaleza, nuestras noches. Te felicito. libelula
 
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