No había mucho que hacer, estaba nevando, los niños jugaban a hacer muñecos de nieve, las madres en casa cocinando, los varones en la mina, y Malú ella estaba sola mirando la nieve como se derretía entre sus manos, ella pensaba en cuando regresaría su padre, que un día se fue a la montaña, y jamás regreso, ella creyó ver en su soledad a un amigo, que le contaba sus cosas, este amigo solo ella lo veía, hicieron una amistad muy buena, un poco con amor un poco con libertad; mientras Malú estaba sentada a la puerta de su casa, su amigo correteaba alrededor de una rueda de madera, y le decía de lo muy bien que sentía su compañía, ella solo miraba la nieve, la tarde estaba llegando a su fin, y el amigo le propone a la niña que lo acompañara, ella dudo un momento, y pensó que su mamá la regañaría, él insistía, y ella sin pensarlo por séptima ves, salió corriendo, tomados de la mano, corrían sin rumbo, el frío era intenso, pero los latidos del corazón daban la impresión del fuego, y se hacia imperceptible, llegaron hasta un bosque, uno que jamás la niña había visto antes, la tormenta detenida, y la luna se asomaba tímidamente, el paisaje en penumbra, reflejaba un aspecto de paz, los dos corrieron hasta el arroyo, y los salmones saltaban, y en la danza parecía que saludaban, los dos reían, eran felices, luego fueron, hasta los árboles, de los cuales colgaban unas ramas espesas reflejando su belleza y su imponente tiempo, caminaron conversando de todo, y reían, el bosque se habría para darles el camino, paso una estrella fugaz, y los dos pidieron un deseo, él pidió por su esencia, ella, por su padre, que algún día regrese, callaron por un momento, a ella se le cayo una lágrima, su amigo le dijo “vamos no llores, quisiera ver cual es mi verdadera forma” y ella muy asombrado le dijo que si, el le dijo “cierra los ojos”, ella así lo hizo, y después, de unos segundos una luz muy blanca salio y de el niño unas pequeñas alas, muy blancas, ella asombrada toco con timidez al niño, y le preguntó: “eres un ángel” él sonreía, y le dijo que si, él propuso: “vamos dame la mano, que volaremos un rato, quiero mostrarte unas cosas” y se elevaron y volaron, ella creyó tener alas, y pensó en volar, dejó la mano de su ángel, y estaba ella volando, si estaba llorando de felicidad, extendió los brazos lo mas que pudo y cerro los ojos, para sentir la brisa en su rostro, cuando descendían casi llegando al suelo, ella le pidió que la tomara de la mano, que sentía que se podía estrellar, él le dijo que no se preocupara, y que mirase hacia atrás, ella voltio, y vio unas grandes alas, y que la sostenía unos grandes y poderosos brazos, ella se tapo los ojos para ver que era realidad lo que veía, y su corazón se acelero al máximo y se voltio y lo abrazo, con toda su fuerza, y le dijo llorando “papá, papito…” él con una voz que se parecía al trueno, le dijo, “mi niña, mi niña celeste, sabes que nunca que te he abandonado; y si me fui fue por que así tuvo que ser, no pienses que ya no te quiero, hoy te amo mas que nunca”, el pequeño ángel estaba a un lado, mirando la felicidad de su amiga, y dijo: “he aquí tu deseo, ya lo tenia planeado desde antes que lo pidas”, la niña agradeció a su ángel y le dio un beso en la mejilla, el padre le dijo a la niña: “hay tantas cosas que te quiero decir pero no tengo el tiempo necesario, pero si quieres hablar conmigo búscame en las estrellas, hoy me han prestado unas alas, alas que solo se pudieron hacer posible desde el corazón, y del alma de ti y de tu mamá, pues dile a ella lo que has visto, y que también me puede encontrar para hablar, solo si lo piden con el corazón, ahí estaré siempre para ustedes… hija me tengo que ir, te dejo con el pequeño, que nos trajo a los dos, te quiero mucho hijita” con lágrimas en los ojos el gran hombre se alejaba volando, y una pluma blanca se desprendió y cayo a las manos de la niña, quien estaba sollozando, y ella y el pequeño ángel se fueron a casa de la niña, caminaron y el bosque, parecía también ser parte del sueño vivido, y llegaron a casa, y se despidieron ella entro a su casa y encontró a su mamá acostada en un viejo sillón largo, quien despertó al escuchar el sondo de la puerta al cerrar, y salto hacia su hija, y lloro pensando que algo malo le había pasado, y le dijo: “hija donde estabas, pensé que te había perdido para siempre, y cansada de buscarte, regrese para verte y no te vi, y creí lo peor…” “no mamá estoy bien lo que paso fue que…” y le contó todo a su mamá que de momento no creía en tal fantástica historia, pero se convenció al ver la pluma que no podía ser de ningún ave, y por lo hermosa que era, y lloro recordando a ese hombre integro que fue y se fueron a acostarse para ya descansar; el canto del gallo, hizo que regrese a la realidad, y Malú vio que todo lo que paso solo fue un sueño, pero agradecida porque pudo ver a su papá, la madre esta preparando el desayuno mientras llama a la niña para que se levante de la cama, ella se levanta y en la mesita del costado estaba un sobre azul, con una cinta dorada, sin remitente, ella abrió el sobre y lo que vio no lo podía creer, abrió las ventanas, y le agradeció, al Señor por enviarle un mensaje del cielo, por darle la dicha de un amigo, por ver a su padre, por estar con su madre, ella regreso al sobre y saco la pluma, la pluma de un corazón lejano, pero tan cerca como pensamiento, como la brisa, como el calor del sol, como ella misma… desde entonces ella ya no esta triste, tiene muchos amigos, y es la mejor hija; ahora ya una anciana con mucho nietos y un tesoro guardado en un cofre y el cofre el sobre y en el sobre la pluma y junto ella otras dos más pequeñas, la de su madre y la de su ángel.