| CUANDO TE MIRO DESDE LEJOS
 I
 
 Somos amigos, no es cierto,
 amigos y nada más.
 Lo dice el tiempo, la gente, hasta tu  propio corazón.
 Lo digo yo para creer en la razón
 evitando el naufragio de tu piel.
 
 II
 
 Puerto inevitable el de mis latidos
 que solo conjugan los verbos
 de una sangre desconocida.
 
 III
 
 Conocida eres para mi rosa blanca del jardín
 desconocida eres para mi, como un botón púrpura
 que esta naciendo en medio del rosal.
 
 IV
 
 Somos sensibles a la belleza, Amadamía.
 Al dúo de los soles tibios
 bajo el vaivén de nuestros sueños.
 
 V
 
 Pronuncia conmigo Hermanamía
 estos versos azules
 entintados en la melodía anónima
 de un pájaro silvestre.
 
 VI
 
 Mira como combino
 el rojo y el blanco de tu ser
 una nieve rosada cae sobre los tejados,
 sobre tu cabeza sorprendida.
 
 VII
 
 Todo esto parece de otro mundo
 pero no creo en los milagros
 creo en nosotros, en tu silencio,
 en nuestro cariño, en tu dulzura
 y en este corazón que siente y no se apaga.
 
 
 
 VIII
 
 Cuando te miro desde lejos
 sin que lo sepas
 veo las tardes apacibles de tu niñez
 los mágicos veranos,
 tu primavera sobre el escenario,
 tu viaje rumbo al sur,
 tu gratísima presencia
 y al unicornio azul en manos del trovador.
 
 IX
 
 No tengo otra opción,
 es la mejor manera que encuentro
 para decir que te amo.
 
 X
 
 Si tuviera que esculpir o pintar el amor
 mis manos no darían con su forma,
 pero tengo la impresión
 que es como la Tierra,
 esfera de barro y de infinito.
 
 XI
 
 Tal vez por eso, Amadamía
 la brisa del amor nos estremece
 con tanta fuerza,
 nuestro cuerpo y espíritu
 se funden en una estrella roja
 que quema de dolor y da resplandor.
 
 XII
 
 Siento emoción al pensar
 que mil años han pasado
 y que tu y yo en el confín de los tiempos
 somos esperanza de mil años por venir.
 Me imagino aliviado en tus brazos,
 fijando mi destino en tus ojos.
 
 XIII
 
 Si me preguntaras hasta donde te quiero
 podría decirte que te quiero hasta el sol
 hasta la nubecita que vuela,
 hasta el horizonte distante,
 pero por sobre todo hasta tu propio corazón,
 no tengo necesidad de viajar por el mundo
 para sentirlo.
 
 XIV
 
 Aunque es difícil de entender
 la soledad es un placer,
 mi compañera, amiga de mi alma.
 Pero más vale este amor fuerte y claro
 como un águila sobre las cumbres
 ¡O si se que estas ahí!
 me entregas tanto, soy feliz
 lo único que quiero es tu compañía,
 Amigamía.
 
 XV
 
 Nunca imaginé llegar a escribir
 estas palabras para ti,
 es como encontrar un trébol
 de seis hojas en medio del campo.
 ¿Pero acaso alguien ha visto
 los márgenes del corazón?,
 el corazón es misterio
 como la noche insondable
 como el sol que arde.
 
 XVI
 
 Amigamía
 siempre le digo a un ángel que te guarde
 que guíe tus pasos
 que te de valor y felicidad.
 
 XVII
 
 “Levántate, oh Amigamía, y ven.
 Porque he aquí ha pasado el invierno,
 se ha mudado, la lluvia se fue;
 se han mostrado las flores en la tierra,
 el tiempo de la canción ha venido,
 y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
 Levántate, oh Amigamía, y ven.
 Palomamía, que estás en lo escondido
 de escarpados parajes,
 muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
 porque dulce es la voz tuya.
 Ponme como un sello sobre tu corazón,
 como una marca sobre tu brazo;
 porque fuerte es como la muerte el amor;
 sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
 Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
 ni lo ahogarán los ríos”.
 
 * XVIII *
 
 “Ahora te envío este poema de lluvia
 que te lleva un jinete de lluvia
 por caminos acostumbrados a la lluvia.
 Y deletreo de nuevo tu nombre
 que empieza con la enredadera
 de campanillas azules”.
 
 Este poema tiene tu edad
 cada estrofa es un año de tu vida
 y cada verso un destello de ilusión.
 
 Dedicado a Priscilla. Mi amor imposible.
 
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