| Para aquellas almascongeladas de soledad
 
 Hay lugares que poseen
 el zumbido de un enjambre.
 Y se te olvida por un instante
 ese frío que penetra profundo en tu piel.
 Luego sientes un fuerte escalofrío
 que te indica que esta región del
 trópico no es suficiente.
 
 Es ahí, cuando tu sangre quiere
 fluir a otra sangre, es ahí,
 cuando quieres dar término al
 sueño que te impide respirar.
 
 Ves lo que te digo, es el reflejo en el arroyo.
 Cuando lo vi supe que era yo.
 El torrente fluía, pero mi ser
 bajo el agua permanecía inmóvil.
 
 ¿Por qué miras así?, ya se, me ves
 confundido, pero no comprendes.
 Yo solo busco ese cansancio
 infantil, ese barro seco cubriendo
 mi carita. Aquello era formidable,
 sumergido entre fibras nerviosas
 mí cuerpo era un cataclismo.
 
 Ya que estas aquí, quiero que me
 prestes por un instante tu piel.
 Sí, y no creas que bromeo.
 Recuerdas, esa que dejaste tendida
 a lo largo de la carretera,
 la que vibra de emoción
 cuando se atemoriza.
 
 ¡Pero es una locura!
 El dolor que he sentido
 esa miel deliciosa que recubre
 mis cavidades, es intransferible.
 No puedes arrancarla.
 
 Pero puedo unirme a ti y en tu reptil
 descenso, poner arder mis plaquetas rojas,
 llenas de tu carne irracional.
 
 Cerca de la cima volcánica somos
 almas anónimas bañadas de un vapor hormonal.
 Ya estoy cubierto de tu piel
 y me siento a punto de caer.
 
 Hemos llegado al fondo de un nuevo cuerpo,
 un vértigo arterial borra
 todas las fronteras de mi ser.
 
 Tus huesos son mis costillas, clavadas,
 flexibles, como mi lengua en tu boca.
 Ya no distingo entre tus manos y las mías.
 La respiración es un viento cósmico.
 
 Somos un hilo de metales fundidos,
 cruzando en silencio nuestro
 amor infinito.
 Ahora que miro, tus ojos fijos en el más allá,
 siento paz, soledad y nostalgia,
 mucha nostalgia.
 Lo puedes ver. ¡Sí!, mi interior.
 Soy una medusa transparente,
 girando en el arroyo.
 
 Dos medusas, no una, dos temores,
 dos niños, dos tristezas, dos sueños.
 
 Quiero nuevas vestiduras una y mil
 veces, nuevas muertes sobre tu carne.
 
 Luego despertar en el silencio del espacio
 exterior, libre, solitario y eterno.
 
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