Había marcado ya cuatro veces el número en el teléfono y siempre colgaba antes de escuchar el tono. Prefería la incertidumbre a la sentencia de muerte que podía vivir del otro lado.
Llamó estando seguro de lo peor.
Cinco largos pitidos. Asomó una voz femenina y alegre que desentonaba con la gravedad del momento.
- ¿?
- Marcelo Gutiérrez Venado
-
- Sí, con V
-
- ¿Está segura?
-
- Podíamos repetir la prueba para asegurarnos de...
-
- Pero quizá
-
- Está bien. Adiós, muchas gracias.

Se desplomó en el sofá. Estaba a salvo. Redujo la velocidad de su corazón mirando la lampara del techo. Había vuelto a nacer, sólo le quedaba disfrutar de la alegría del momento, pero no la encontraba.
Abrió una lata de cerveza y leyó la composición en español y en inglés.
Subió el volumen del televisor y comprobó que seguía teniendo siete canales.
Lo apagó.
Bostezó.
Cogió el teléfono y volvió a marcar el mismo número.