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El callejón estaba, como siempre, todo oscuro. De su interior emanaba el mismo olor pestilente de todos los días. Pero había algo raro en él. A pesar de tener la misma apariencia, hoy parecía un poco más urbano que nunca. Debido a que alguien había dejado “olvidado” un ramo de flores en uno de las esquinas, Incluso se podía oír un alegre coro de querubines, con música de arpa, que venia de algún lugar de su lúgubre oscuridad.

La poca gente que acertaba a pasar, por el frente del callejón, podía escuchar aquella música melodiosa y las voces angelicales. Hombres y mujeres, sin distingo de edad, ni raza, detenían su apurado paso y miraban, para dentro de la oscuridad, tratando de averiguar el origen de aquella extraña melodía.

Fuera lo que fuera y/o viniera de donde viniera. El callejón era, momentáneamente, una noticia agradable. Pues de ese callejón –que se recuerde - siempre se le había escuchado cosas malas y extrañas.

Sobre al callejón pululan por la ciudad muchas leyendas, algunas, de lo más variopintas. Se dice de él que fue paredón en la guerra civil, dormitorio de disidentes, oficina de trapicheo de narcotraficantes, escondite de ladrones, refugio de inmigrantes ilegales, picadero de drogadictos y sobre todo nido de ratas y ratones. Estos debido a la basura que es depositada y que les sirve de alimento

Está circundado por dos pequeños edificios de tres plantas. Que se usan para alquiler de habitaciones, sobre todo por putas de poca monta. Las prostitutas, damas de compañía, vendedoras de sexo, señoritas de alterne o cualquier otro eufemismo que se salga de la vulgar puta, se anuncian comúnmente en los mejores periódicos de la ciudad o por Internet.

Las ventanas contiguas de estos dos pequeños edificios están todas con los cristales pintados de color negro para evitar cualquier atisbo de curiosidad hacia el interior preservando la intimidad del cliente. Solamente la parte superior, de alguna de las doce ventanas, dejan pasar unos leves hilos de luz por alguna ralladura de la pintura envejecida. Pero insuficiente para aclarar la oscuridad reinante.

Los canalones y tuberías de desagüe están casi todos rotos, o desvencijados, y las aguas de lluvia o de los lavamanos de las habitaciones caen por las fachadas ocasionando en el callejón charcas que, unidas a las ya antiguas y a la putrefacción ya existente, si bien alivian el olor, también hacen que se mantengan la constancia del mismo.

Según los más viejos del lugar, cuentan que hace años fue usado para ajusticiar a los enemigos del régimen. Y después llevaban a los cadáveres al campo de fusilamiento o los dejaban, en cualquier camino vecinal de los contornos.

Se rumorea que, por problemas de drogas, fueron encontrados dos hombres cosidos a navajazos. Que esos cuerpos nunca fueron reclamados por nadie y que hoy están en la facultad de medicina, como esqueletos y usados para el estudio por los nuevos galenos.

También hay quien dice que, aprovechándose de su oscuridad, actos de violación, fueron consumados ahí y que por miedo al que dirán, o a la burla de la sociedad, nunca fueron denunciados a la policía. Quedando impunes los agresores, y esas agresiones, si en verdad es que sucedieron.

También comentan que fue usado por las prostitutas para hacer trabajos rápidos a aquellos jóvenes que no tenían dinero con que costearse la pordiosera habitación de alguno de los dos edificios y así escapar de las tasas que le tenían que pagar a sus proxenetas

Por temor a lo desconocido nunca entré en él. Quizás debido a las historias oídas de cuando era niño y también de las que escuché de boca de la gente que si tuvo el valor de hacerlo. Historias que me infundieron ese temor para no intentar penetrar en ese pasado turbio y real al que fue sometido. Los que si lograron entrar, y salir, suelen contar que en las paredes aun se pueden ver las marcas de los impactos de las balas de los fusilamientos clandestinos. Y que si pones atención puedes oír los ayes de los que allí dejaron la vida tan solo por ser fieles a sus ideas.

Estoy ante él y me armo de valor y me acerco. -Lo más malo que me puede suceder es que mis fosas nasales pierdan sensibilidad por ese olor nauseabundo-.

La tenue luz del farol, que esta adosado en la pared de una de las casas ilumina el desgastado letrero con el nombre de la calle. La posición en que se encuentra no permite perforar la cavidad e iluminar su interior. Pero lo que si alumbra es el ramo de flores. Pareciera que tuviera protagonismo propio en una pequeña obra de teatro que se está escenificando.

Al acercarme, después de vencer un poco el temor, creo oír los lamentos de lo que tanto me hablaron. Me quedo paralizado, con la piel de gallina, al escuchar aquellos gemidos. Siento que mis piernas empiezan a flaquear y poco apoco me acerco a la pared y logro adosarme a ella. Los gemidos cesan y el llanto de un niño hace su aparición. Mi temor se acrecienta mientras sigo escuchando el canto-llanto de un ángel. Cuando de pronto veo salir, de aquella oscuridad, a una joven de una piel tan oscura que se confunde con su entorno. Mira para ambos lados de la calle y para mí. Se va con paso apurado, dejando pequeños rastros de sangre en su caminar, en dirección contraria a donde yo estoy.

Mientras la veo alejarse sigo oyendo el llanto de un bebé. Caigo en cuenta de lo que ha pasado. Cojo mi teléfono móvil y llamo al servicio de emergencia del 061 y notifico el caso. Me alejo unos cuantos metros y espero a que llegue la ambulancia.

Al cabo de unos minutos oigo la sirena de una ambulancia. Doy media vuelta y me alejo del lugar. Mientras voy pensando en todas esas leyendas urbanas que siempre escuché. Hoy tendré que agregar otra.

El callejón también sirvió de paritorio.

Franlend(R)

Texto agregado el 09-11-2004, y leído por 1299 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
07-12-2004 Vistes? fìjate si esto no tiene magia. Cada rinconcito, cada lugar, cada espacio tiene la magia que la pluma del autor puede darle. Porque la pluma es la vida misma y la vida es misteriosamente magia. Un fuerte abrazo señor amigo de los mares. carloel22
03-12-2004 buen cuento, buena prosa, una narracion que uno puede dejar de leer... joder, como es posible no amar a la vida... un abrazo ruben sendero
02-12-2004 Como un fantasma la muchacha deja la vida abandonada en un callejón. Te felicito realmente muy bueno. libelula
19-11-2004 "Coro de querubines con música de arpa", un ramo de flores y una vida que asoma al mundo para iluminar el callejón de la muerte pero no olvidar las atrocidades que se cometieron en él. Muy bueno tu relato. marimar
14-11-2004 Bueno, muy bueno...Te mando cariños y estrellas Mer merche
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