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El color de la sangre
Tenía el puñal de su mejor amigo en la parte izquierda del pecho. A su alrededor las chicharras, y en la lejanía los coyotes firmaban sobre el silencio de la noche. Respiraba con dolor. Pensó que su agresor iría ya por el arroyo cuando sintió el chapoteo de la sangre en la batea de su tórax.
El escritor de historias detuvo de tajo la narración, se volteó irritado para mirar quién lo había tomado del hombro. Pero una boca depositó un beso en el lóbulo de la oreja y con voz suave le dijo:
—Soñé que escribirías algo para mí.
Aún estaba molesto, pero la caricia le disipó el enojo y tomándola de la cintura le susurró:
— ¿Qué deseas, un cuento jocoso o algún relato serio?
—Prefiero el tono serio
—Digamos de color gris.
—No quiero nada gris. Deseo tonos azules, rojos o naranjas.
—Entonces será un arlequín.
—No, que sea cielo, nube, gaviota; me asustaría si fuese de arlequín.
—Para hacer una historia así, necesitaré ayuda.
—Debes confiarte a tus sentidos.
—No basta.
—Traeré listones y cuando el aire respire, escucharás un suave rumor que llamará a las musas.
—No basta.
—Pierde la mirada hacia el horizonte y encontrarás en la curva del cielo la magia.
— Lo que necesito es una vara larga que me ayude a equilibrarme en la cuerda.
En los momentos que escribo pareciera que camino sobre un hilo que cruza un abismo; pero la cuerda se balancea y caigo. ¿Sabes? Una vez los duendes me obsequiaron una vara viva. Cada vez que cometía un error, me azotaba. Te confieso, me hizo sufrir. Cuando inicié, en el primer abrupto me lanzó al vacío y dijo con gravedad: “Uno más que deja de ser escritor”. La miré desde abajo sin odio, sin rencor y le pedí que me permitiera continuar. He subido desde entonces noventa y nueve veces y en esa misma cantidad me ha arrojado.
No la detesto. Es un reto que me inspira a escribir mejor. Gracias a ella mis frases empiezan a tener música.
La última vez caminaba sobre la cuerda. Había recorrido la mitad del precipicio, cuando cometí la imprudencia y ella, salvaje, me dobló el lomo con un golpe y se rió. Aún escucho el: “¡Cuándo aprenderás!” En el momento que caía al vacío lloré de impotencia; tragué el llanto. Respiré hondo para amortiguar la caída y desde allí, la miré con súplica, pero ella me gritó: “¡Quédate allá! ¡Busca otro oficio! Supe entonces comprender lo que quiso decirme: ¡Sube! ¡Tú puedes!
La vi sonreír por primera vez cuando vio mis manos entintadas de dolor y sangre y encontró que en mi corazón germinaban sus enseñanzas.
Tendrás que esperarme. El escrito estará listo cuando logre cruzar el abismo.

Texto agregado el 15-11-2004, y leído por 706 visitantes. (22 votos)


Lectores Opinan
09-10-2008 Las imágenes que presenta la otra voz (supongo, la de una mujer) son maravillosas. por momentos forman, por si mismas, pequeñísimas historias. En cuanto al resto, describes muy bien ese desasosiego que siente en tantas ocasiones un escritor, un artista: una crítica constructiva o destructiva, un momento de desmoralización,... Tu texto hace que uno se reconcilie con la escritura. Aníma a afrontar esos azotes como algo positivo, algo por lo que luchar y superarse.Siempre hay ago más que aprender. Gracias por enseñarme :) Mis estrellas nayru
22-01-2008 con varas como esas ya no quedarian escritores, solo equilibristas... lo bueno es que es solo metaforico y aun quedan escritores... exelente cuento, gracias por recomendarlo Ursulita
30-05-2007 Realmente es una vara viva la que azota al escritor... la estoy sintiendo y te aseguro que muy seguido... estoy dando los primeros pasos y el abismo es tan grande... y cuantas veces he caído y cuántas me falta caer todavía... muy lindo texto, me gustó mucho.- angelo_caduto
30-07-2006 "uno más que deja de ser escritor"... y qué ganas de no ser uno más... qué ganas de no dar la vuelta (cuando ya todo paracía decidido)... busca otro oficio... no!, tu puedes! y duele el filo del puñal... del lápiz... espera. Y caigo en la cuenta que tienes un cuento para situaciones y estados de ánimos distintos... me encanta... un día te diré, me siento así, y tu me dirás, entons lee esto... uff, magnífico! ednushka
11-10-2005 Justa ofrenda para quienes te estimularon a escribir... Sos un ser muy especial. Un abrazo. Lili lilianazwe
28-02-2005 ¡Muy bueno! Rubén, tú me diste el primer varillazo, pero no puedo mantener el equilibrio y me caigo mil veces, prometolevantarme otras mil. Un beso. marimar
25-12-2004 Llegué aquí recomendado por sduv31. Y me voy sabiendo que no tardaré en volver a leerte. Es un placer descubrir que al otro lado del abismo nos espera un escritor. Porque tú, sin duda, ya cruzaste. jau
25-11-2004 Vaya vaya esto es para todos los que tenemos el bichito de la escritura en las venas, definitivamente proyecta usted una sencibilidad unica en esto, me imagine aquella vara y realmente es necesaria pa franquear obstaculos y mejorar que es por lo que realmente estamos aquello esta en nuestras manos y este cuento me refresca enterita esa idea, bueno, lo felicito, esto me cautivo, mis humildes 5. Aramis
22-11-2004 Ruben, no hay palabras para describir lo que senti al leer tu escrito, todavia estoy cayendo por ese vacio infinito. Gracias por compartir estos momentos meravillosos fredonedi
20-11-2004 Qué bueno, Rubén, como todos tus cuentos Doctora
19-11-2004 mi querido ruben: que constancia, que valor, el seguir, tener disciplina, pero sobre todo ver que el no rendirse !rinde! frutos y lo cuentas tan, tan fácil un beso mi amigo. Gloria nito
18-11-2004 La disciplina, la constancia, el deseo de ser cada vez mejor, asoman en tu texto, sin embargo, me parece muy dura esa imagen de dolor y sangre. Es verdad que el dolor es el mejor maestro y que sufriendo se aprende, pero la imagen de sangre en las manos, me hace pensar en un " SUFRIMIENTO EXTREMO" para el logro de objetivos....en fin, es discutible. Un abrazo. meci
17-11-2004 Rubéns ¡¡¡Que imaginación Dios mío!!! Maravilloso texto. La disciplina ante todo, la constancia, el esmero, lo aferrado, como dice un dicho "El caer no te hace un fracasado sino el no levantarte. Tus textos siempre traen enseñanza, esto es una bofetado para los que no nos esforzamos Y deseamos las cosas rápido y fácil. Hace algunos meses leí a kiyosaki, un hombre de quien aprender, de él me aprendí una frase "El exito es ir de fracaso en fracaso pero sin perder el entusiasmo". También me recuerdas un versículo de la Biblia "Esfuerzate y se valiente, no temas ni desmayes porque yo, Jehova, estaré contigo"... es un placer leerte, un verdadero placer. Eu KITTY
16-11-2004 ëste es el mejor cuento que te he leído (es mi opinion que puede ser diferente de mucha gente). Lo que no me ha gustado es el título, pero la lectura lo compensa con creces. Lo de la vara y la cuerda lo encuentro genial. Un saludo de SOL-O-LUNA
16-11-2004 Excelentemente escrito, pero disiento: eso de que "la letra con sangre entra"... no sé... Esta vez te dejo 5 musas con la mirada, como la vara de tu texto, aunque no te hagan falta. Besos maravillas
15-11-2004 Creo que el abismo lo cruzaste ya, cada día hay tus escritos son más impresionantes, sí la perfección fuera posible, diría que la has alcanzado yoria
15-11-2004 "sube, tú puedes" y lo lograste, tus letras se elevan cada día más. Un beso. marimar
15-11-2004 Muy bueno, Rubén. A tu estilo. Esa constancia y esfuerzo que hace al escritor perfeccionarse día a día. ¡Sube! ¡Tu pudes! Y sì, es un reto que te inspira a escribir mejor. Un abrazo, querido amigo. Mis *sssss Shou
15-11-2004 Excelente texto donde defines, lo que debe ser el respeto constante por las letras. Muy bien logrado. Un fuerte abrazo. carloel22
15-11-2004 de lo mejor que he leído, realmente muy bueno, exquisito diría, se puede saborear letra a letra impecable***** saludos india
15-11-2004 Me ha encantado. Había oido comparar la literatura con un lago de superficie lisa y de aspecto poco profundo que se tragaba a los hombres. Pero tu comparación me gustó más... Cuando cruces el abismo ¿nos tenderás un cabo? O volverás... Mis 5* larsencito
15-11-2004 ¡Qué bien me vendría una de esas varas!... pero supongo que los dioses se las obsequian sólo a los que la merecen. Excelente, mis estrellas. jean_paul
15-11-2004 Interesante, Rubén. Sutilmente nos llevas a tu visión de lo que forja a un escritor: su disciplina, constancia y deseos de superar lo escrito. No se deja llevar por los halagos, y la mano suave, si no por la que duramente le dice qué debe mejorar y en tu caso, esa mano esa voz vive constantemente en ti. Una clara definición de lo que te ha forjado. Me consta que no son meras palabras. En ellas van las experiencias que te han crecer y convertirte en un verdadero maestro. ¿Cuándo me inscribirás en tus clase? Mi lluvia de estrellas y constelaciones. Dainini
15-11-2004 Oye, muy, muy bueno. De lo mejorcito que he visto. Enhorabuena tres veces! Nicodemus
 
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