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Había llegado la noche anterior, agotado y medio zombi. Recién se despertaba en una suite de un lujoso hotel del centro de la ciudad. Estaba de
vacaciones y las aprovecharía con un buen paseo por las calles de Moscú. Siempre había querido venir, disfrutar de esta ciudad, ahora en su versión
capitalista, degenerada, corrupta y juerguera. Empezaba el verano, el gélido clima ya había cambiado radicalmente. Era en esta época cuando el sol salía y despertaba a esta ciudad dormida por tantos meses de hielo.

Se baño y vistio con sus mejores prendas. El hotel era realmente un 5 estrellas. El desayuno al cuarto había sido más que espectacular. Delicioso la verdad. Las cosas no podían empezar mejor. Hoy, lunes, caminaría por las calles de la gran Moscú. Visitaría el Kremlin, la Plaza Roja y seguiría el
perenne correr del Moskva.

Salió de su habitación. No era tan temprano pero no había movimiento. El lobby del hotel estaba prácticamente vacío. Sólo unos cuantos botones y el recepcionista con caras realmente sombrías. Su problema será dicen en mi tierra, se dijo a si mismo. Salió del hotel. La zona era evidentemente lujosa y céntrica. No pasaba ni un sólo carro o taxi. Mejor, total el caminaría todo el día.

Caminando, mapa de la ciudad en mano, se dirigía paso a paso hacia la Plaza Roja y el mero centro de Moscú. Aparecían de rato en rato unos transeúntes
deprimidos, alcoholizados y con caras de haberlo perdido todo hace tan poco que aún sentían el sinsabor de la derrota y desilusión. No podía ser normal, desde que había llegado no había visto sonrisa alguna, ni siquiera en el aeropuerto la madrugada anterior. Algo tenía que haber pasado. Debía parar en ese kiosko de periódicos y ver los titulares. Si alguna tragedia había sucedido ahí era el lugar para enterarse. El alfabeto cirilico no ayudo en nada, pero su intuición lo llevo a concluir que nada grave había sucedido, ya que en la mitad de la primera plana sólo aparecían letras ilegibles y una
foto de un jugador de fútbol con camiseta amarilla celebrando con los brazos extendidos. ¿Que noticia tan trágica podía traer consigo esa fotografía?
Lógicamente ninguna concluyó categóricamente. Siguio caminando. Los edificios se hacían cada vez más altos en esa zona. De muchas ventanas
colgaban banderolas con lo colores de Rusia y otras con slogans inentendibles. Habían miles se percató. ¿Porqué tantas? Había algo que no era normal, no conocía la ciudad pero esta no podía ser así siempre. Era verano, el día estaba despejado y el sol se hacía sentir. Más que nada un día alegre que ningún ruso desaprovecharía normalmente, y menos después de este invierno que era el más frío que los rusos habían visto pasar desde la gran guerra. Algo pasaba y no entendía nada. Llegó a la Plaza Roja. Estaba llena de banderas flameando en las construcciones alrededor. El suelo estaba lleno de vasos, banderolas, colillas de cigarrillos, botellas de vodka evidentemente barato, entre otras miles de chucherías y desperdicios. En el medio de la plaza un escenario con una emorme y moderna pantalla gigante. Parecía que había habido una gran fiesta pero ¿porqué el ambiente era tan
depresivo? Ni idea. Algo malo había pasado la noche anterior, pero ¿qué?

Su primer día había empezado con el pie izquierdo y no tenía la menor idea de porque. Había planeado su viaje meses antes, la época era perfecta. Se
había informado bien y sólo había escuchado maravillas sobre la vida y alegría de Moscú en esta época. Luego había estado inmerso en un proyecto
laboral que lo había mantenido aislado por un par de meses. Después de tanto trabajo esto no podía estar pasando. Realmente necesitaba estas vacaciones de juerga, exceso y relajo. Parecía que lo habían timado. No podía ser. Esto distaba demasiado de lo que había escuchado de la ciudad. Ni siquiera el crudo invierno moscovita podía desanimar tanto a una ciudad. Parecía que
Moscú había regresado a la segunda guerra mundial, pero sin escombros y baterías antiaéreas. Desanimado pero no derrotado decidio buscar sin cesar la respuesta a este enigma que las horas matutinas de sus primer día de vacaciones le habían planteado. Pregunto a un par de personas que pasaban con ojos llorosos y evidentes signos de un estado etílico deplorable. No encontró respuesta alguna. Necesitaba alguién que hablará inglés y con urgencia. La curiosidad ya había empezado a matarlo, lenta y dolorosamente.
Ya no podía más. A la distancia vio una agencia de viajes. Parecía abierta al igual que desolada. Entro a un lugar con el mismo tenor depresivo del resto de la ciudad.

- Excuse me, do you speak english? - preguntó tímidamente.

- Da, da, yes of course, sit down please, how can i be useful?

Pregunto que pasaba, porque la ciudad estaba como muerta pero decorada como si hubiera una gran celebración sólo comparada con el día nacional, el cual no era ni cerca a estas fechas.

- Don't you know? Where have you been in these days? Russia lost the World Cup final match last night against Brazil!!! six goals to one.

- World Cup? Where?

- Germany my friend, in Germany. We needed so badly this championship, you know we are a poor country, we needed a boost to our morale, football is the only hope and passion left here in Russia. Brazil is too much, it was impossible, especially with those two football mounsters, Chanterley and
Guntherley. Too much my friend, way too much!!- dijo con acento marcado y entrecortado por los sollozos que ya empezaban a aparecer.

No sabía que hacer. No lo entendía. Un país no podía estar así por un partido de fútbol. Pero esa era la realidad. Nunca le había gustado el fútbol, le parecía una pasión de gente ignorante y desadaptada. Un deporte no podía tirar abajo la moral de un país entero. No, no podría ser, simplemente no pidía ser, pero era...

Salio desconcertado de nuevo a las calles desoladas de Moscú. Esto era peor que venir en invierno. Las calles ya tenían más gente transitando pero eso no hacía la diferencia. Las caras eran fantasmagóricas, como si no
estuvieran ahí, y si no más bien inmersos en un mundo de infinita tristeza. La canción de Cheaptrick definitivamente calzaba como soundtrack perfecto.
No lo entendía pero termino aceptándolo. Un partido de fútbol había arruinado sus tan ansiadas vacaciones.

Caminando, deprimido, hacia el hotel pensó que aunque sus vacaciones habían empezado de la peor manera, aún eran salvables. Corrió hacia el hotel, pagó, recogió sus petacas y corrió nuevamente hacia la agencia de viajes donde le habían escupido la triste realidad. Llegó jadeando y entró a tropezones.

- Excuse me, sir, I need a one way ticket to Rio de Janeiro. Yes, for today, the shorter way you can get, please. Money is no problem...

Así es el fútbol mi querido Guntherley, y eso es lo que causamos en ese mundial auspiciado por Coca-Cola, Patek Phillip y Nintendo...

Chanterley, el goleador de aquel torneo y gracias por hacerme famoso...

El estadio reventaba de gente, facilmente podrian apreciarse unas 60 mil almas en aquel recinto, coreando el nombre de esa dupla trajinadora, eficiente. Una dupla letal: LA MUNDIALMENTE FAMOSA DUPLA: CHANTERLEY-GUNTERLEY...

El equipo gracias a una pretemporada no tan planificada (pero mal que bien pretemporada), y gracias a los elixires y a algunos manjares exóticos, mas los ánimos, el empuje, el pundonor, la ya consabida garra, llego a la copa con una cierta cuota de favoritismo.

A pesar del optimismo que reinaba en el ambiente, despues del sorteo, se vio claramente que una mano negra intentaba boicotear toda aspiración de la dupla carioca por la presea dorada: el sorte (suerte) arrojo a la dupla al diván de la muerte, a la ya clásica serie de los grandes, definitivamente
iba a estar difícil.

De cualquier, manera después de partidos donde la dupla se lució, y partidos sufridos, llego aquel epópeyico día de la final contra Rusia , a estadio
lleno, donde la dupla demostró con creces, sus dotes de peloteros de vanguardia .

Aunque llegando con algunos jugadores lesionados (mermados, en el argot...), algunos amonestados y 2 expulsados, el gran equipo del dúo fantástico salió al campo de juego con el ánimo al tope, cual seco de redbull con su whisky más...

Y bueno, fue por eso que el resultado aun no se puede recordar con exactitud. Se habla de un 6-1, de un 5-1, la verdad, yo, Bob y los entendidos en el tema sabemos que es lo de menos, lo importante es ese momento histórico, en el "Patek Phillip Stadium", donde no solo se gano un partido, tambien se eternizo un sentimiento, se sello una alianza...

Gunterley, años después de hacerte famoso...

Texto agregado el 23-06-2003, y leído por 371 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
23-06-2003 Estupendo cuento. Varios aciertos, particularmente las líneas de diálogo y el ambiente moscovita. Un par de detalles adicionales al Kremlin podrían imprimir mayor gusto al cuento, el estadio de Karl Marx, algunas catedrales... Detecto problemas en la transición y en las líneas finales ya que cambia de voz a primera persona del singular y carece de líneas de diálogo o entrecomillados. Algunos errores ortográficos deberán ser eliminados. En síntesis: Excelente trabajo con detalles menores. Un abrazo. danielnavarro
 
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