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Marcel nació el 29 de Junio de 1964 a las cuatro de la madrugada, treinta y tres minutos y 27 segundos, en el tren “Le Temp”. Los recién nacidos estaban destinados a pasar sus primeros 60 meses en él ultimo vagón, de donde apenas veían el paisaje (no sabría decir si no lo hacían por desinterés o porque no alcanzaban las ventanas, pero en el fin no importa) y Marcel no fue la excepción. Después de este tiempo los niños estarían listos para moverse dentro del tren, para dejar de solo ser llevados y de empezar a reclamar “derechos”. Pero aún con el porte necesario nunca se daban el tiempo para mirar a través de las ventanas, aunque si debo admitir que buscaban puertas, puertas que los llevarían a sitios desconocidos y que en el fondo no les brindarían ningún interés. Marcel era algo distinto, era quizás el único de su edad que miraba el paisaje, y deseaba a veces poder parar el tren y bajarse para eternizar algún momento allá afuera. Pero el tren seguía y en el fondo todos sabían que nunca pararía y que jamás podrían bajar. La velocidad del tren era ciertamente constante, nunca aceleraba ni tampoco disminuía su velocidad, Marcel sabía esto, lo sabía quizás por instinto, pero aún así cuando disfrutaba demasiado de un paisaje la velocidad parecía aumentar, parecía que de alguna forma era inversamente proporcional a sus sentimientos y mientras el tiempo avanzaba Marcel odiaba cada vez más a aquel tren.

Una noche cualquiera Marcel decidió escabullirse entre la muchedumbre para llegar a la cabina de control del Le Temp. Esta fue la aventura más larga y peligrosa en la vida de Marcel, y sin duda la más excitante. Marcel pasaba la mayor parte de su tiempo pensando en como sería aquel conductor, aquel del cual siempre hablaban, sobre todo los más viejos, los cuales realmente parecían creer que aquel guía del Le Temp era un personaje único, un genio, un ser que lo sabía todo y que los conducía hacia el paraíso, a pesar de que aquel tren llevaba siglos en movimiento y que ya cientos de generaciones habían caído antes de llegar a aquel paraíso. El miedo más grande de Marcel era ser parte de aquellas generaciones desdichadas, y por eso ansiaba llegar a aquella cabina. El viaje sería lento e inhóspito, ya que debía pasar por los vagones de los más viejos antes de llegar al lugar ansiado. Tres horas le llevo a Marcel llegar hasta aquel lugar y no sin primero tener un par de problemas con algunos huéspedes que parecían tener insomnio aquella oscura noche. Marcel estuvo quieto ante la última puerta al menos veinte minutos, había un cierto placer en no saber la verdad, en dejar oculto aquel secreto que tanto ansiaba conocer, pero de pronto un impulso le llevo a abrir la puerta de forma violenta y antes de poder ver cualquier cosa Marcel cerró sus ojos por instinto y dio un paso adelante, cerrando la puerta detrás de él. Después de unos cuantos minutos Marcel abrió por fin sus ojos para encontrarse en una pequeña pieza ausente de cualquier signo de vida, pero no fue la ausencia del chofer lo que más le asombro en aquel momento sino que fue el paisaje lo que realmente le robo el aliento. Dos grandes ventanas se situaban en el frontis de aquella habitación y ambas enseñaban un panorama nuevo y devastador, sobre el camino por el cual el tren transitaba yacía una capa de ceniza de al menos un metro de altura, las cenizas parecían caer del cielo apoderándose de todo el paisaje. De pronto aquellas dos ventanas parecieron abrirse y el silencio se apoderó del ambiente, Marcel tenia la boca totalmente abierta y estaba completamente estático cuando de pronto sintió un golpe en la cabeza que lo llevo directo al piso. Marcel abrió los ojos con espanto, como despertando de una gran pesadilla, miró a su alrededor y se dio cuenta que no había sido más que eso, una desesperanzadora pesadilla. Se encontraba de vuelta en su cabina correspondiente y agradecía al cielo por su suerte mientras escupía las cenizas que aún yacían dentro de su boca...

Texto agregado el 22-11-2004, y leído por 137 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
02-06-2005 ¿porque dejar en pesadilla lo que pudo ser un esperanzador destino? parece que lo tuyo es estar en sueños... fefi
29-12-2004 La primera mitad es fascinante. El resto no estuvo a la altura de la primera promesa, creo yo. =P En todo caso está bkn, y la idea es muy buena. zim
24-12-2004 que extraña mezcla mágica. Ese juego surrealista desituaciones. es que cada vez me sorprenden más tus textos. Tienes un talento enorme, uan creatividad absoluta. Auqneu debo reconocer que el final no me gustó, es sólo unaopinión que no logra empañar el desarrollo de tu maravilloso texto. Es que es impresionante. tiamatvampire
 
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