EL HIJO
¡Y llegaste! Por fin estás aquí, vienes a completar otra familia para el júbilo de mi madre y que tu llamarás abuela. Con la Negra te esperamos tanto, es mentira eso de los nueve meses, eso es una falacia que inventan los médicos y las matronas. Para mí tu espera fue sin tiempo porque no podía dejar de contar los días sin pensar que ya venías de a poco, formándote cada vez que el control en la clínica lo sugería. ¡Y llegaste! Como si nada, bruscamente soy parte de una agrupación que sólo tú me haces miembro vitalicio. Estuve nervioso por mucho tiempo, preparándome para este día en que volvería a pensar más en otra persona que en mi mismo.
Pero no creas que sólo estoy preparado para esta fácil llegada tuya, ahora que ya estás aquí todo se siente fácil. He pensado mucho en lo que vendrá, en esas situaciones en que tus lloriqueos me tendrán a un paso de declararme en quiebra de insomnio. En todo caso eso viene después, ahora hay que celebrar que llegaste, hay que celebrar mi inscripción en el registro de padres y tu propia inscripción en el registro de hijos. Hay que gritar que llegaste, porque es eso, simplemente, entre tanta espera, ya llegaste.