(Y Nina sigue contando, porque le gusta mucho la historia)

Hernán Cortés fue el que conquistó Méjico.
Cuando recién llegó, los indios no sabían hablar castellano, no había charros, ni mariachis, ni tampoco bailaban la raspa como ahora. Las señoritas mejicanas no andaban con vestidos escotados, ni se escondían detrás de los visillos, como cuando los mariachis les cantan serenatas. Todo eso lo introdujeron los españoles.
Antes de que Cortés llegara a Méjico, los indios habían construído pirámides y se entretenían haciendo sacrificios humanos. Tenían también un rey indio mejicano que se llamaba Moctezuma.
De vez en cuando al rey Moctezuma se le ocurría que tenía ganas de beber sangre y mandaba a buscar a alguien para sacrificarlo.
Enyonces llegó Cortés y fue a verlo para decirle : « Lo que haces es muy malo, no se debe sacrificar a su prójimo »
Pero el rey se burló de Cortés y mandó a quemar todos los barcos de los españoles, para que así no pudieran escaparse, y empezaron a guerrear.
Los españoles eran muy pocos, pero tenían escopetas y cañones, mientras que los indios sólo tenían flechas y lanzas de oro. Y poquito a poco, los españoles mataron a los indios a escopetazos y a cañonazos.
Después de matarlos a todos, se ampararon de las lanzas y de las flechas, y cuando penetraron en el palacio del rey Moctezuma, que también se había muerto de un cañonazo, , se dieron cuenta que allí todo era de oro : las paredes, las puertas, las ventanas, la vajilla, los muebles, enfín, todo. Hasta el trono, la capa de armiño y la corona del rey Moctezuma eran de oro puro.
Entonces Cortés se sentó en el trono, se puso la capa de armiño y la corona. Ordenó que le dieran de beber. Mandó a buscar a los mariachis para que le tocaran una serenata, y así pudo festejar la conquista.