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"Locura cotidiana -Version 2.0"


Era solo un hombre de ojos tristes, que ha sabido dejarse influenciar por la caída del cielo sobre sus sienes, y corrió, a donde uno corre cuando llega a descubrir, como el cielo se entrelaza con las ramas de los álamos. Y allí, darse cuenta de que no todo esta perdido...
Con su ordenada costumbre, se sienta el banquito gris plomo, gris cemento y gris plaza que aprieta por las manos.
Hurga en su bolsito y saca un libro, como quien saca sonrisas a los muertos. Lo toma entre sus manos y se permite perderse en la primera página, como uno, que alguna vez se ha perdido en un laberinto, o en un locutorio extraño. Parpadea con delicadeza, recuesta la cabeza sobre su espalda, y mira nubes.
Deja entrever su locura cotidiana, y se ríe de si mismo, se retuerce el bigote con los dedos, se peina la barba con desaire. Revolea los ojos por el pasto, y se encuentra seducido, como si una fuerza extraña lo llamase a compartir la picazón por los brazos y la espalda, pero recapacita y se vuelve hombre y razón.
Hombre y razón, que cosas mas estúpida eso de ser hombre y de ser razón, de no dejarse llevar por lo que se nos cruza, de patear el perrito que lleva la señora, de cagar en la maceta del balcón, de arrancar de cuajo una baldosa, y de todas esas cosas que a veces se piensa, y así como se piensa, se guarda. Para que no declaren que uno esta loco… Pero si, en cierto modo, a todos les raya la locura cotidiana, y de vez en cuando nos dibujamos en la mente un elefante amarillo.
Pero hoy no estamos para hablar de todo eso. Hoy hablamos de este ser iracundo, que se inhibe ante el pasto, y se rasca la yema del dedo gordo contra la suela del zapato para calmar las ansias...
Hacedor de sueños, se remonta incurable por su herida, y se piensa perdido en alguna escalera caracol que vio en una película, y lo medita, lo juzga minuciosamente viéndose perdido y con ganas de expirar...

Cuanta locura junta la de este hombre de ojos vivos... que se levanta, y se arremanga el pantalón para no pisarlo (nota mental: llegar a casa y coserle el ruedo) para echarse a caminar, a un paso normal, para nadie lo note, y hacer pasar inadvertida a su locura.
Y de paso, pintarse de tren vía, y sacar boleto, como todo hombre moderado (como le jode eso). Se sienta, solo, en un lugar para cuatro, pero solo.
Y las estaciones pasan, como pasa la marea, como pasan los años... la pucha que me pongo viejo, y me palmea feo el reuma por la rodilla.
Que ganas de volverme mandarina, y enterrarme entre los durmientes, y hacer de mi cuerpo un árbol, un mandarino en medio de las vías. Un enorme árbol que frenara trenes con sus frutos, y que de las ramas entone abrazos a los rieles, pero no, no soy mandarina ni semilla…
-"gaseosa!!!! fría... a un peso" - Remolinos en el bolsillo buscando una moneda, para avivarse de que solo le queda lo justo para el boleto de vuelta, setenta centavos, nada mas... ¿y ahora?, como calmar esta sed que le corrompe el alma...
Falta cada vez menos, y la vista se le nubla entre las paresitas de las estaciones que se ondean. Ultima estación, pica boleto y pica espalda, y pican ganas de frotarse contra una pared sin revoque.
Sale y toma aire, aire de claveles y de rosas, y se siente cementerio, se siente chacarita.
Cruza el umbral de lo intangible y se pierde entre las cruces y los nichos... y se aburre de leer nombres desconocidos, “margarita Velásquez, Juan Carlos Rodríguez, Mario Feidelman, etc.” Saca un clavel y se lo clava en el ojal, y recuerda que el cielo también existe, levanta la vista, y nota que no es el mismo sol de casa, que este es diferente, lleno de humo, de aviones y panteras, y le entran ganas de volverse…
Pero antes quiere ahogarse un rato por el subte, "ochenta" sale ochenta, y faltan diez... y el reuma ya no palmea, da de puntin el la rodilla mientras la escalera mecánica lo entierra al subterráneo, y el ehhgggnnn que cierra puertas, lo invita a la desgracia de perderse. El próximo llega en diez minutos, ¿y como sacar boleto?... Se sienta, vuelve a contar las monedas con esperanza, se desalienta, setenta!!! y la puta que te parió...
comienza a vibrar el piso, indicio de que el subte se aproxima, se pone intranquilo, se hace de arena, toma carrera y salta el molinete, el guardia lo descubre y lo persigue, se desespera y ya no hay tiempo, el subte viene llegado... Hasta que llegue, pare, abra las puertas y despegue, ya lo agarraron, y ¿como le va explicar todo esto, que dejo de ser hombre y razón?, ¿como va a explicar, que hoy lunes, le rayo la locura cotidiana?... se nubla en si, y salta, como de palomita para el corner, y se abraza a los durmientes... y besa los cascotes, y el hierro lo escurre entre las piedras hecho sangre y alma muerta...

Texto agregado el 06-12-2004, y leído por 217 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
07-07-2005 Me encantó. Muy bueno. fabiangs
07-12-2004 Muy bueno, Santi. Me encantó. Pensar que diez centavos pudieron hacer la diferencia, no? Cositas de nada a veces nos pueden llegar a cambiar la vida. La locura? No, por suerte esa es de todos los días, y los puentes pueden esperar al siguiente, así como el subterráneo. Un besote!!! torovoc
06-12-2004 que sorpresa, gran texto, muy bueno, la razon condicionante de los sueños mundanos, a la mierda esa! vivamos del institno mas primitivo!, oye saludos y felictiaicones, date una vuelta por los mios, creo que te pueden gustar. t-bonnes
 
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