Son las seis de la tarde, el trancón es detestable y el calor lo es aún más...la lluvia (leve pero lluvia aún así) levantaba el bochorno del sol matutino, que se habia acumulado en el asfalto.
Lamentablemente para mi, montada en ese bus urbano, con las ventanas cerradas y el calor hasta el limite, no aguantaba un segundo mas de espera.
Nadie podía imaginar que tan terrible suceso fuera el centro de atención de los transeúntes, miraba cada uno con desconcierto ante tal desfachatez, insólita yo, por la falta de oficio de la gente...nada podía hacer, el conductor del bus que me "llevaba" a mi destino era uno de los principales interesados en averiguar este hecho tan inesperado!
Imaginense el morbo de la gente! Era terrible, habia toda clase de espectadores, desde los reservados (si es que a esos se les puede llamar de esa manera) hasta los mas escandalosos...
Yo, sobrecogida por mi asombro ante tal acumulo de chismosos, sobre la carrera 33 totalmente congestionada, me preguntaba: ¿Que harán ahora?
¿Será que se pondrán a llorar las penas ajenas en la mitad de la calle?
Nadie podia hacer nada, menos el conductor que faltaba poco para que se saliera de la ventana por la que estaba asomado.
Había un leve olor, extraño por cierto. No sabía que era, pero no me iba a sumar a la mano de desocupados que me retenían de llegar hacia el lugar que me dirigía o por lo menos que planeaba dirigirme antes de esto, pero era algo casi imposible.
Ver la cara de asombro de la gente me daba risa, se puede ver cómo cada persona sale del montón con una expresión totalmente diferente a la que llevan al momento de entrar.
Era casi indescriptible el sonido ensordecedor del gentío, me preparaba para bajarme de ese bus cuando, de un momento para otro hubo silencio... un silencio increible, ¿qué pasaba?
¿Era mi imaginación acaso? No entendía lo que pasaba.
Cuando abrí mis ojos me encontraba sentada en el piso, en medio de un cuarto frío y oscuro, con mis manos atadas a cadenas de hierro, la piel bajo los grilletes, podrida y en su mayor parte casi inexistente...el olor a humedad y a sangre se mezclaba para dar como resultado algo repugnante...ese era el olor extraño que percibía...las cicatrices mostraban los intentos fallidos de escape, en mis pies descalzos no se podía distinguir la piel del piso, la suciedad los cubría totalmente. La paz era inaccesible, el silencio era insoportable...de pronto la muerte...pero no quiero pensar en eso, es inevitable sin embargo. Hago lo posible por respirar pero no puedo, el hedor llena completamente la habitacion, si es que a eso se le puede llamar habitacion...
En el lugar mas oscuro se encontraba alguien observandome, me atemorizaba con su mirada, sentía cada respiración suya en mi cuello, los latidos de su corazón casi reventaban mis oidos, era inevitable pensar en mi futuro...¿que iba a hacer?
JVS |