No me puede temblar el pulso. Tengo entre las manos la cabeza de éste pobre tipo. Los milímetros acá son cosa-literalmente- de vida o muerte.
Y no, carajo. No tengo lo suficiente ahorrado para cambiar el auto ahora. Qué se piensa esa mujer? Vacaciones? Y de dónde saco?
Corto un poquito más, sólo un poco... ya, listo. No veo bien, está cayéndome sudor sobre la frente y parece que nadie se diera cuenta. Claro, están todos mirando el monitor...
Estoy seguro que tiene un amante. Si se maquilla que parece un payaso. Y esa ropa interior nueva, para quién la compró? Nunca la usó conmigo. Pero la pagué yo, eso sí! Hablando de pagar... pagué el seguro? No, creo que no. Con la suerte que tengo últimamente salgo de aquí y reviento alguno. Carajo. Carajo.
Ahora tengo que aspirar. Parece que el tumor sale todo. A ver, a ver...
Me pica el ojo. Me pica el ojo! Será posible que siempre te pique algo cuando no te podés rascar? Ey! Me pica el ojo!
Sí, salió todo. Bien. Ahora limpio un poquito, sólo para estar seguro. Primera sutura...
Si la puta esa tiene uno o mil amantes, me importa un comino. Que se pudra. Yo no la tengo a Sandra? Veinte años menos que ella tiene! Y es una hembra de padre y señor nuestro. Que se pudra, que se pudra.

-Terminen de suturar, por favor.
-Sí, Doctor, enseguida.


-Qué cirujano! Un maestro!
-Verdaderamente. Llega a niveles de concentración impensables.