En una flor marina vi un corazón blindado
por el dolor, de una triste historia de amor...

Aquella flor me hablo, me contó
del miedo que le tiene a las almas rotas
por la insensatez de la tragedia de un universo
que aparentemente no nos llora...

Y mi respuesta es que el dolor como la tarde...
llega y después se va... te lo dice una alma que
vaga hecha de fuerza aparente... y que a volado sobre
la sangre, el sudor y las lagrimas.

Los seres de corazón cojo, lo han forjado a golpes
y fuego, y serán estos los que acogeremos
como nuestros mentores en este largo caminar...

Son aquellos quienes han amado una y otra vez, y de igual forma
han perdido una y otra vez... pero el esfuerzo de la lucha en el circo romano,
hará que brillen sus corazas y levanten sus espadas y se enfrenten
nuevamente una y otra vez, hasta que algún día vean en el
horizonte una llanura despejada... y escuchen un desgarrador grito...
silenciado por el horror...

Nunca hay vencedores ni vencidos, solo se vive...

Así pues mi mar que observa a INA... es solo una visita al mundo del sufrimiento...
aquel que es de excéntrica importancia para encontrar la balanza de la vida...

René