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Inicio / Cuenteros Locales / cholandaluza / El origen de la chola andaluza

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Como si de una leyenda se tratase, su origen es incierto. Ni siquiera nadie sabe si realmente, existió o no, esta joven que se hace llamar la chola andaluza. Así me lo contaron y así os lo cuento.

Dicen que, hace no demasiado tiempo, voló al Perú una joven andaluza, 22 añitos y muchas ganas de conocer mundo. Unos días en Madrid previos al gran viaje y una escala en Atlanta, hizo que pareciera que nunca llegaría al reino de los incas. Ya en el avión comenzó la aventura. Avión casi privado, 3 asientos para ella solita y tan nerviosa que no podía dormirse. Analizó la situación, gringos por acá y allá pero ¡aja! Este va a ser, piel tostada, pelo y ojos negros y un aire que ya le resultaba simpático sin haber mediado ni palabra. Se armó de valor y dijo:
- Eres peruano, ¿verdad?
- Sí- respondió el, sin duda sorprendido ante el desparpajo de aquella desconocida.
- Estoy aburrida y no consigo dormir, ¿te gustaría charlar un rato?
- Sería un placer- y se marcó una hermosa sonrisa.
-¿Cómo lo hacemos? ¿Vienes tu para acá o voy yo para allá?- Hablar con dos filas de asientos y un gringo por medio no resultaba nada cómodo y ella, de vez en cuando, era una mujer práctica.

Así comenzó una conversación que hizo que 4 horas pasaran volando, nunca mejor dicho. Ella aprovechó para pedirle información de Lima, deseosa de conocer datos, lugares…Una vez aterrizados y recogidos los equipajes, una sorpresa: una multitud esperaba a la salida. La chola, que aún no lo era, estaba divertida por ese cálido recibimiento y miraba entre los recién llegados a ver si alguno tenía pinta de estrella de cine. También buscaba entre tanta gente rostros conocidos que se suponía que irían a buscarla pero no los halló. Decidió ser paciente contra su naturaleza y se apartó a esperar un poquito, por si acaso venían con un poco de retraso. A esto su compañero de vuelo pasó, se ofreció a acercarla si no habían llegado sus amigos, unos amigos y su novia habían ido a buscarle. Él había bromeado, ¿que pasaría si no hubiera nadie en el aeropuerto esperando?. Ahora lo que ella había considerado una posibilidad remota se había convertido en realidad. Ya ella había decidido irse con ellos, pero mientras iban a por el carro, les dejó el equipaje un momento para echar un último vistazo.

¡Vaya sorpresa! De pronto, entre los pocos que quedaban, descubre un hombre con cara de preocupación y un cartel con su nombre. Impresionada, le dijo que era ella señalando el cartel y él se alegró realmente de encontrarla. La segunda sonrisa que recibía de un peruano, esa gente prometía. Todo era fantástico e increíble, el señor era un taxista que había contratado la universidad donde ella estaría dos meses con una beca. Tras dar las gracias y despedirse del compañero de avión, se fue con el señor del cartel, divertida y alucinando con todo. El paseo fue largo, ellos platicaban mientras en el asiento de atrás ella miraba con ojitos curiosos lo poco que se veía de la ciudad de noche. Él miraba por el espejo y comentaba:
-Señorita será feliz en el Perú, se le nota llena de vida. Ojalá disfrute de su estancia, sé que será difícil que no lo haga.

Desconozco si tenía poderes adivinatorios o no pero no se equivocó. Esa fue la primera vez que ella puso los pies en tierra limeña y muchos fueron los pasos que dio por aquella ciudad y por aquel país. Disfrutó, bailó y hasta se enamoró. Cruzó los Andes más de una vez, visitó Ayacucho, Huaraz, Puno, Arequipa y por supuesto Cuzco y Machu Picchu. Otros muchos lugares cuyo nombre ni siquiera ella ya recuerda la acogieron amablemente y permitieron su inspección curiosa, escucharon su risa y hasta sus reniegos. Hubo de todo pero sobre todo felicidad.

Y ya va llegando el final de esta historia, al menos por hoy. Una noche, tras haber chupado medio Barranco, ella se autoproclamó la chola andaluza y así se le conoce hasta hoy.

De sus andanzas aún hay quien se acuerda. Alguien me contó que sigue viva y que aún lleva algo de Perú en su alma, lee a Bryce y a Julio Ramón Ribeyro, y sobre todo comparte palabras y amistad con algunos peruanos, patas del alma con los que sueña compartir muchas chelas y cebiches ya sea a este o al otro lado del charco.

Ya no está en Perú pero volverá algún día, sea como sea, aún le queda mucho mundo por recorrer. Mientras puede y no, viaja con la imaginación, las palabras y el sentimiento.

Texto agregado el 27-12-2004, y leído por 445 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
01-12-2005 y si pudieras darte una vueltita por Bolivia..eres bienvenida...especialmente por el sur Tarija,la Andalucía boliviana...***** Nocturno
28-04-2005 Texto nervioso y con la piel desnuda tocada por el cielo peruano. Creo que mereces tu nombre. La cholificacion es un proceso que toma su tiempo. Tu lo conseguiste en medio de un cebiche y unas chelas en Barranco. Ademas tu pluma te acredita ya como una escritora peruana-española... aukisa
20-03-2005 Pero volvera a Perú, seguro y a muchos otros sitios que ni imagina :) muy entrenido el texto, muy muy ameno pokara
24-02-2005 La "H" de ha sido un buen viaje... se me quedó en tierra, pero la mando con otro vuelo. De nuevo un saludo de SOL-O-LUNA
24-02-2005 A sido un agradable viaje el que he sentido leyendo este texto. Un saludo de SOL-O-LUNA
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