de vez en cuando la nieve podría bloquear la puerta y nadie podría entrar ni salir, pero no importaba, no iban a usar la puerta de todos modos.

harían café y chocolate y encenderían la chimenea.
se sentarían en un sofá de terciopelo verde y se quedarían así por un rato.
el teléfono ya no funcionaba y no había televisión; sólo un par de libros que ya ambos habían leído y una vieja máquina de escribir sin hojas.

la nieve podría haber bloqueado la puerta, pero aún podrían mirar por la ventana. afuera se veía un árbol sin hojas pero con un pájaro azul que de vez en cuando cantaba y de vez en cuando desaparecía.
a veces desde esa ventana verían el amanecer, o el atardecer, o a una pareja de viejitos que pasaban a lo lejos, por el camino que quedaba a poco menos de un kilómetro, que llevaba hacia el pueblo más cercano.

cuando la noche era demasiado silenciosa él tocaría el violín y ella cantaría mientras se acariciaba el pelo.
él fumaría y ella se haría la dormida.
él la taparía y la besaría y se quedaría dormidos los dos antes de que se apague el fuego de la chimenea, y el pájaro azul los vería desde su árbol.

mientras duermen él sonreiría y ella sonreiría, pero mientras tanto tenía que decidir si iban a comprar esa casa de c