Estoy viendo desde esta costanera sobre el mar montoncitos de velas encendidas sobre una gran carpeta azul oscuro. Sabe señor, usted que me enseñó a tener amor por los cuentos que visten príncipes, cuentos donde las hadas tienen sus cortes y los sueños dicen que existe. Las luces de las barcas de noche titilan, parece que se esconden cuando las miro. Usted que le escribe melodías a la luna, que enamora con música mis oídos, dígame por qué esas luces se averguenzan de mí y se apagan hasta que dejo de mirarlas. Por qué esas pequeñas barcas que en los cuentos que usted escribe acarician mis ojos, hoy están celosas de mi mirada. Con sólo dar vuelta mi cabeza, llega hasta mí la luz de un faro que según dice usted, enamora a las barcas sobre el caracolero. Me gustaría saber si alguna vez pueda pudiera ser yo una de esas barcas y dejarme iluminar por el faro. Barca que se mece entre las olas del mar. Barca que encienda alguna noche una simple luz que llegue desde mis ojos para iluminar suavemente ese alma suya con aroma de mar, mucho cariño y sabor a sal.