Sentimientos en la voz

Locutor: ¿Qué tal amigos? Bienvenidos a la hora del miocardio, a la única emisión del cuadrante que le habla al corazón, a su programa favorito Sentimientos en la voz. Yo soy su amigo Roberto Rivas y estoy aquí para escuchar su alma, para reconfortarla, para hacerla sentir bonito. Así que llámeme, ya conoce los teléfonos que pueden hacer que sus penas sean un poco más ligeras.

Me parece que ya tenemos la primera llamada de la noche, ¿qué tal? ¿Cómo estás? ¿Tienes algo que contarme?

Radioescucha: Eh, sí, hola, tengo un problema y quisiera ver si tú puedes ayudarme.

Locutor: Adelante, dime lo que te pasa que para eso estoy yo aquí, para hacer más feliz tu alma. Pero antes dime ¿vives en la Ciudad de México?

Radioescucha: Sí, así es.

Locutor: ¿Y cuántos años tienes?

Radioescucha: Treinta y cinco.

Locutor: Treinta y cinco, muy bien. Ahora sí, adelante, cuéntame tu problema.

Radioescucha: Gracias. Mire mi problema es que, la verdad me da mucha vergüenza admitirlo, pero creo que mi esposa me está siendo infiel.

Locutor: Mal, mal, muy mal. ¿En qué te basas para decir eso?

Radioescucha: Pues en muchas cosas, he ido recolectando pistas y el resultado no me tiene muy contento.

Locutor: Pero cuéntame, cuáles son esas pistas, tal vez estás exagerando, déjame decirte que suele ocurrir.

Radioescucha: No, no lo creo. Son signos tan evidentes, por ejemplo, hay noches en las que no llega a dormir a casa, entonces le llamo a su celular y ella me contesta muy molesta y me dice: “¿Qué quieres? Ya sabes que a veces me quedo hasta muy tarde a trabajar y prefiero quedarme en casa de una compañera”. Porque según sus historias esa compañera vive cerca de la oficina y entonces le conviene quedarse porque así no se arriesga a un asalto o a un accidente nocturno.

Locutor: Su explicación me parece bastante lógica, no veo el por qué de tu sospecha, ¿ no será que los celos te vuelven un poco irracional?

Radioescucha: No, no lo creo señor Rivas. Hay más, deje que le cuente. Ocurre que cuando le llamo en esas ocasiones en que no llega a casa, siempre escucho la voz de un hombre, créame, es claramente la voz de un hombre ¡No me puedo equivocar!

Locutor: ¿Está seguro? Recuerde que hay mujeres de voz gruesa, ¿conoce la voz de la amiga de su esposa, la ha escuchado alguna vez?

Radioescucha: Eh, no, la verdad es que no.

Locutor: Ahí tiene, tal vez sea una confusión, no haga juicios apresurados.

Radioescucha: ¡Pero es claramente la voz de un hombre! Una voz nítida, potente, como la de un locutor de radio. A veces lo escucho cantar o decir ya cuelga, ven aquí, cosas por el estilo.

Locutor: Ja, ja, ja. Por favor señor, me parece que está usted yendo demasiado lejos.

Radioescucha: ¿Usted cree?

Locutor: Claro que sí. Mire ocurre que a veces los celos y nuestras inseguridades nos hacen ver y escuchar cosas que en realidad no suceden. Yo le recomiendo que no dude tanto de su esposa porque eso a la larga deteriora la relación. Recuerde que la confianza es la base de un buen matrimonio así que no empiece a ser esclavo de las sospechas.

Radioescucha: Pero parece tan claro, ¿y la voz de hombre?

Locutor: Ya le dije que la amiga de su esposa puede tener una voz muy gruesa, pero también bien puede ser que ella esté casada y sea su esposo el que le hable. Amigo hágame caso, deje de inventar historias. Imagino que su esposa no está con usted esta noche y se ha quedado otra vez con su amiga.

Radioescucha: Sí, así es.

Locutor: Pues duerma tranquilo, que ella está en un lugar seguro y podrá llegar con bien a su lado en cuanto el trabajo se lo permita.

Radioescucha: Sí, sí, creo que tiene razón. Creo que voy a seguir su consejo. Muchas gracias.

Locutor: Estamos para servirle amigo de Sentimientos en la voz. Oiga y ¿no desea alguna canción en especial?

Radioescucha: Eh, sí, bueno, ¿puedo pedirle algo de jazz?

Locutor: Por supuesto que sí.

Radioescucha: ¿Tendrá Bésame mucho cantada por Diana Krall?

Locutor: Muy buena elección, te la ponemos enseguida.

Radioescucha: Gracias.
Locutor: Para servirte.

Radioescucha: (Cuelga el teléfono)

Locutor: Amigos, los dejamos con esta bella melodía, en un momento regresamos. (Le da la indicación al operador)

Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez...

Locutor: (Fuera del aire. Saca su teléfono celular. El tono un par de veces.)

Mujer: (Con tono sensual) ¿Bueno?

Locutor: Hola mi amor, ¿qué tal tu noche?

Mujer: Muy bien.

Locutor: ¿Ya estás lista?

Mujer: Sí, estoy esperándote.

Locutor: Voy en una hora, no te vayas a dormir.

Mujer: Claro que no.

Locutor: Ah y hoy ni siquiera pienses en inventar excusas para tu marido.

Mujer: ¿Por qué?

Locutor: Le aconsejé que no intentara llamarte.

Mujer: ¿Marcó a tu programa?

Locutor: Ja, ja, ja, sí. Reconocí su voz, los pretextos que usas, era él, no me queda duda.

Mujer: Ja, ja, ja. Que pequeño es el mundo.

Locutor: Espero que tan pequeño como la ropa que lleves puesta.

Mujer: No lo creo.

Locutor: ¿Por qué?

Mujer: Porque no traigo ropa.

Locutor: ¡Quédate así, por amor de dios, quédate así! Tengo que entrar al aire, pero en una hora estoy contigo caramelo.

Mujer: Te espero. (Cuelga el teléfono)

Bésame, bésame mucho, que tengo miedo a perderte, perderte después...

Locutor: (Entra de nuevo al aire) Estamos de vuelta, queridos amigos. Recuerden que estamos aquí para ayudarles en todo momento, no se dejen engañar que este es el único programa que hace sentir bonito al alma y que alegra al corazón. No duden en llamarnos, recuerden que esto es Sentimientos en la voz.