Nada más deseado que el sueño fecundo
Nada más querido que la libertad eterna
Nada,
nada más odiado que el retorno al mundo real…


Caminaba por la primera luz y se daba cuenta de que no había nada mejor que permanecer ahí. Sin embargo, no se podía contener, quería salir de ahí y no podía. Todo era igual, las luces secuestraban el manto de su inercia, el sol continuaba su existencia y el agua continuaba con su curso.
Ya no quería más, todos los días veía y sentía lo mismo: esa sensación de ir muriendo de a poco y no poder evitarla a tal punto que los huesos se comenzaran a derretir oníricamente.
Viajaba. Viajaba a jardines sin luz y horizontes sin pastos: no necesitaba del aire para poder vivir, tampoco tenia que amar... si, ese sentimiento tan llenador y devastador que es "esencial" en la vida del ser humano no lo necesitaba. Era el soberano del mundo creado por esa nieve nefasta, era magnífico, pero la vuelta a esa tierra trizada era devastadora.
Led Zeppelin acompañaba la escena, pero entre más nieve usaba para poder "comprar" la escalera mencionada entre guitarras, más lejos estaba del cielo. Llegó a ver a Hades*. El sueño llegó a su fin...

Sin embargo, esa muerte ha ganado…

*Hades: dios de las tinieblas