“Como una flecha te has clavado en lo mas hondo de mi ser. Directo al corazón. Has entrado por la puerta grande. Has provocado una herida que manejas a tu antojo. Sabes como hacer que no sufra, sabes como hacer que sea mas dolorosa, podrías incluso quitarme la vida si quisieses. Y yo ya nada puedo hacer por solucionarlo. Si de mi te arranco, muero. Si te mantengo, en ocasiones sufro, en ocasiones vivo. ¿Qué hacer? No es tan bonito el amor como dicen las novelas y canciones, en esas en las que todo sale bien. Ojalá tengan esas canciones y esas novelas razón al final. Ese final del que siempre hablas, en el que todo se acaba, ya sea bonito o feo. La verdad, es que ni deseo conocer ese final porque para mi ya solo hay un final: el no estar contigo nunca más. El final en el que definitivamente salgas de mi vida con mi consiguiente muerte, sin posibilidad alguna de enmendar aquello que haya hecho o dicho, sin posibilidad alguna de poder volver a verte. Hoy es uno de esos días en que esta herida sin posibilidad de cicatrización, duele y se resiente. ¿Que he hecho para que a mi lado te canses de estar? Yo te doy todo lo que puedo en estas circunstancias: cobijo, calor y sobre todo, mi corazón aletargado. Ya sabes, ese que tu sabes como hacer que lata con mas o menos fuerza, que sabes, que pese a estar herido, puede ser mas fuerte que un dragón. Pero hoy, hoy no es mas que una presa fácil para esa que es socia del demonio, que siempre va acompañada por una guadaña, segando con esa macabra sonrisa y sin ninguna misericordia; alimentándose, en ocasiones, de almas en pena o débiles, aprovechando esos momentos de desanimo y de gran pesar. Pero de nuevo intentare ser fuerte. Solo pensar en ti ha hecho reaccionar de nuevo a ese ya conocido corazón. No late con todas sus fuerzas como antaño, pero si con las que le quedan, con la única intención de que vuelvas y hagas de él lo que quieras, confiando que como las mayoría de las veces, le hagas sentirse sano de nuevo”