Inicio / Cuenteros Locales / puzzle / Caballitos de madera.
	
		| Aparecimos en Veere por azar, dejándonos llevar por las indicaciones y escapando del frío y del viento (con el recuerdo fijo en el  planeta cierzo y en los copos de nieve de hace dos días). A ti te parece que es un sitio más, pero enseguida se te dibuja una sonrisa al doblar la esquina del viejo museo y ver aquella escena tan peculiar de boda con apenas cuatro invitados; los novios y los dos mejores amigos que hacen las veces de fotógrafo y de chofer. Devolvemos las sonrisas y les deseamos suerte, aunque para entonces ya me llevas de la mano directo a una tienda de regalos que tiene caballitos de madera apostados en la calle. No recuerdo cuántas fotos me pides que te haga sentada junto a unas escobas de bruja (al menos eso dices ) y de una bicicleta verde con un carrito y flores. Buscamos refugio por las esquinas mientras el tiempo se detiene sin que nos demos cuenta, nos calamos de lluvia y te emocionas ante un banquito con dos niños de cartón piedra. Me invento una historia acerca de Violeta y Nicolás (la idea de los nombres es tuya) que van juntos a la escuela , que se quieren tanto y son tan vergonzosos que no se atreven a decirse que se gustan. Cada mañana (incluso cuando no tienen escuela) se sientan horas y horas en ese banco sin decir media palabra ,  volviéndose la cara para no ponerse colorados. Así resulta que de tanto esperar día tras otro a que algo pase, el tiempo se detiene también para ellos y se quedan como adoquines esperando su primer beso. Dices que no, pero te encanta. Me apuestas la cena a que seguro que los hermanos Grimm inventaron el pueblecito  con el molino a la entrada y dos pequeños hoteles para la gente que viene de lejos (Veere se visita en apenas una tarde y recibe más de diez mil visitas diarias en verano), con un café regentado por un tipo encantador y el mejor strudel de manzana que hayas probado nunca. Decido perder la apuesta y la vergüenza , no necesariamente en ese orden, y resolvemos hacer noche en la única habitación ocupada de aquel dos estrellas frente al canal. 
 A la mañana siguiente me cuentas un sueño que habla de ti saliendo en mitad de la noche en busca del banquito. Colocas bien cerca a Violeta y a Nicolás para que de esa manera , puedan besarse por primera vez antes de que amanezca . Como nunca he sabido decirte que no , damos el último paseo hasta el Blieck para tomar un capuccino y comprar unas postales. No estaría de más aclarar que a la vuelta tomamos dirección Middelburg con el maletero lleno de caballitos de madera y con una última foto del banquito vacío .
 
 
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Texto agregado el 23-01-2005, y leído por 333 
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					| ![]() | Lectores Opinan | ![]() |  |  | ![]() |  | ![]() |  
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					| ![]() | 23-01-2005 | ![]() | Muy bueno pero más que los hermanos Grimm. yo creo que lo firmaría Wilde, si se escapara de su siglo.***** larsencito | ![]() |  | ![]() |  | ![]() |  | ![]() |  
					| ![]() | 23-01-2005 | ![]() | Me parece un buen cuento. La narración tan fluida te lleva de la mano por la historia y parece que la estás viendo. Felicidades. tobegio | ![]() |  | ![]() |  | ![]() |  |  | ![]() |  |  |  | ![]() |  | ![]() |  |  |  
   
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