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NO ME IMPORTA TU PLAN

Si dios existe, es un hijo de puta. Es lo único que puedo pensar en este momento. La gente está mirando hacia mí con cara de lástima. Sé que sienten dolor por lo ocurrido, pero lamentablemente nadie puede ponerse en mi lugar.
La lluvia torrencial que apareció hoy, forma parte de este perfecto cuadro de desolación, del cual sólo soy un personaje más, al que obviamente, le es imposible arrancar.
Hace menos de seis meses que mis padres habían muerto en un trágico accidente aéreo. Volando desde Milán hacia Santiago, con escala en Sao Paulo, el motor del Air France 767 estalló en mil pedazos por causas que aún se investigan. La prensa ha especulado con la posibilidad de que haya sido un pájaro que entró a las turbinas o algo así. Después del accidente, recibimos un llamado y dos pasajes para volar a Brasil a reconocer los restos de nuestros padres. Volamos con mi hermano Miguel, sin saber bien que era lo que habían encontrado tras el impacto en medio del Atlántico.
Reconocimos a mi padre, o lo que nos mostraron, por un trozo de su camisa favorita, le daba buena suerte según decía. Eso bastó para borrarlo de la lista de desaparecidos. Un triunfo de los peritos brasileros, que estaban hartos de dar explicaciones. A mi madre fue más difícil hallarla. Sólo encontraron una mano con un anillo de matrimonio, en el que estaban inscritas las iniciales de mi padre, lo reconocí de inmediato, sin embargo cuando pregunté por el resto de los anillos, y en especial por el de brillantes que no se sacaba ni siquiera para dormir, me dijeron que mejor callara y agradeciera el haber podido identificar a mis dos padres. El trámite para repatriar los cuerpos fue realizado por la embajada chilena y el embajador en persona nos fue a visitar al hotel. Yo seguía sin entender mucho. Dijo que no nos preocupemos por los gastos, que todo lo cubriría la línea aérea y el consulado. Dicho esto, se despidió con un abrazo, como si fuéramos amigos, y cerró la puerta. De inmediato pedimos una botella de Wisky y un plato de mariscos frescos. La mejor solución para varios problemas es emborracharse. Quien diga lo contrario nunca se ha emborrachado o bien nunca ha tenido problemas.
La vuelta a Chile, después del funeral, estuvo plagada de trámites, que aún no terminan. Seguros de vida, cuentas por pagar, cuentas por cobrar. Me he convertido en un experto en lo que se refiere a pensiones y aseguradoras. La única conclusión que saco, es que todos quieren robar lo más que puedan. Una especie de hienas modernas. Hienas con corbatas.
Lentamente fuimos reordenándonos con mi hermano. A él le quedaban dos años de Universidad y yo estaba terminando mi carrera. Hasta que sucedió lo del domingo.
Hemos jugado toda la vida en el mismo club de fútbol. Desde tercera infantil, que es cuando uno entra a divertirse, hasta llegar a primera división en donde las cosas ya no son tan agradables. El del domingo era un partido más, intrascendente, contra uno de los cuadros más débiles de la competencia local. Es por eso que preferí quedarme en casa viendo fútbol por la televisión. Mi hermano sin embargo, se fue temprano para ver el preliminar.
A las siete y treinta de la tarde me llamaron por teléfono. Era Pedro Cárdenas, el presidente del club. Pensé que se comunicaba para reprochar mi ausencia en la cancha, pero su voz seria, como si estuviera dando un discurso, me hizo sospechar inmediatamente. Vente de inmediato al hospital- me dijo.
Cuando llegué, vi a todo el equipo y a los carabineros tomando declaraciones. No pregunté nada.
Mi hermano había sido apuñalado por un hincha del equipo contrario, a quienes golearon por cuatro a cero. Una estocada certera le había quitado la vida en cuestión de minutos. Había llegado muerto al hospital, y los médicos no pudieron hacer nada. El presidente trató de hablar conmigo, pero yo no escuchaba. No podía llorar ni hablar.
Me fui a casa, que se sentía más fría que nunca, y desconecté el teléfono. Compré una botella de Ron y repetí la rutina que aprendí en Brasil, tomar hasta no recordar por qué estaba bebiendo.
Al día siguiente sabía de antemano lo que me esperaba. Comprar el ataúd, llorar escondido y llamar al cementerio para organizar el entierro de Miguel. Quise evitar el velorio, pero tanta gente insistió que accedí a llevarlo a la misma iglesia donde estuvieron los restos de mis padres, la gente no tendría dificultades para llegar. Debo reconocer que la Ángela, su ex novia, se portó muy bien. Ordenó las flores, habló con el sacerdote para realizar la misa del día siguiente, me excusó por no querer hablar con él, y me ayudó a recibir a todos los que se acercaron.
Era un momento denso, del que costaría evadirse, pero mi mente estaba centrada en dos cosas. Por una parte, mi remordimiento por no haber ido al estadio, como pensando que podría haber evitado lo sucedido. Y segundo, asegurarme que el tipo que lo apulañó, a quien tengo ganas de matar sin ningún tipo de culpa, entre a la cárcel.
El cura dijo unas palabras acerca de la vida eterna, del encuentro de mi hermano con sus padres, de la voluntad divina, de toda esa palabrería que no sirve de nada cuando alguien no cree en esas patrañas.
Mientras la gente espera que pronuncie algunas palabras, yo ansío que la lluvia aumente, que comience a granizar, con rayos y todo. Quiero que la gente se vaya, que me dejen sólo, que no me digan más que debo ser fuerte. Quiero decirles que no merezco esto, que tengo ganas de matar al tipo que me quitó a Miguel, y a toda su familia. Quemar su casa, y golpear al cura. Irme de esta ciudad, donde me mirarán por siempre con lástima, empezar de nuevo, alejado de todos, nadie me puede exigir lo contrario. Ni siquiera el hijo de puta que planeó todo esto.

Texto agregado el 28-01-2005, y leído por 106 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
29-01-2005 Muy bueno, pero la fatalidad será siempre un misterio que nos supera, que echamos las culpa ya sea a Dios o al Destino o Karma... la culpable es la vida misma, que es capaz de lo mejor y peor. netlobox
28-01-2005 un cuento pesimista de principio hasta final. Si bien todos los seres queridos murieron..fue porque tenía que pasar, el retorno del karma, wenu adios. BRUNET
28-01-2005 mi mas sentido pesame..un abrazo...te dire que lo experimentado te hara mas fuerte.. un saludo..y pido perdon en cuanto me toca de ser un humano... kasiquenoquiero
 
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