| Sobre el código moral. Indicios. Por favor abstenerse al robo, a la matanza, a la mentira, a la intoxicación y a la trasgresión sexual. 
 Me persigue a paso rápido, casi corriendo, pero está molesto, no me puede alcanzar.
 Porque sus pies calzan zapatos viejos que cada vez yo estoy más y más lejos
 y correr al shopping por un par de zapatos nuevos no hará más que perder tiempo.
 Lo que él no sabe es que sobre el halo del código moral estoy caminando y que de allí más temprano o más tarde, indudablemente caigo. Inintencionadamente naturalizado, mentiroso personificado, soy y no sabe
 y tampoco sabe que yo también estoy molesto, balanceándome en el halo.
 
 Me persigue y se persigue, pero él tampoco sabe , no piensa, no sabe.
 El valor de su mirada brilla más que cualquier mediocridad que signifique mi vida
 pues jamás en mí quiso ver la mierda de persona que en verdad soy, y jamás lo verá.
 Yo, victorioso sin premio - derrotado simulado, acurrucado entre mis brazos.
 En el campo de batalla la desgracia ha sembrado lo que mi toque ha cosechado
 y por consideración a los dos, en un mentiroso intento trataré de vencer
 hasta que sujeto a lo forzado mi armadura caiga en una pila a mis pies.
 
 Lo que sabe son simplemente indicios cuando arriesga en su conciencia
 y no piensa en que perderá absolutamente todo, excepto la vergüenza.
 E insiste y me persigue, interesado, bien intencionado, aún creyendo que puede
 pero nunca tocará las cosas que sostengo, la piel de mis emociones yace bajo mí mismo.
 Y la fiebre me quema tan profundamente más que alguna otra vez
 y se degradaría al sentir el calor de esta alma
 por lo que por favor abstenerse al robo, a la matanza, a la mentira, a la intoxicación y a la trasgresión sexual.
 
 Y si realmente entendiera lo que nunca entenderé, él me hubiera alcanzado.
 Y si existiera un atajo él lo hubiera encontrado. Pero lo hecho, hecho está, y ya no puedo mirar hacia atrás.
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