Mis letras están alborotadas, se niegan a asociarse como de costumbre para formar las palabras que deseo transcribir. Se agrupan, se arremolinan y levantan sus extremidades reclamando no sé que cosa. La A por ejemplo, me mira desafiante con sus manos en caderas, mientras la Ñ ondula su pañoleta a diestra y siniestra, reclamando acaso más protagonismo, la L se recuesta en un muro, por lo que de ángulo recto pasa a ser agudo, lo que le acarreará serios problemas a su columna vertebral. La O me contempla con su asombro consuetudinario y la U se transforma en una mecedora en la cual retozan la Z y la W que no tiene muchas velas en este entierro y a la cual las demás letras la llaman la gringa. Me tomo la cabeza a dos manos. Quiero escribir, es necesario que lo haga y sin embargo la R mueve su cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda en señal de negación y la N corre presurosa para colocarse al lado de la O para graficarme de manera elocuente que por ahora no tengo ninguna oportunidad. Le pregunto a la Q de que se trata todo esto y ella, que vive en un mundo de dudas, levanta sus hombros con gesto de despiste total. Al final, consigo que las consonantes me permitan dejar un mensaje a mis lectores pidiéndoles disculpas por no tenerles nada nuevo para leer. Las vocales se reúnen indignadas, acusan a las consonantes de krumiras, amarillas y un montón de barbaridades más. La E las amenaza con denunciarlas al sindicato y la I encara a la Y y le enrostra el hecho de andar inmiscuyéndose en espacios que por derecho propio le debieran corresponder a ella. La Y no se inmuta y se da media vuelta coqueta y desinhibida.
Bueno, el caso es que no pude escribir nada y lo único que pude esbozar fue esto:
Prdnnm pr hy, mñn ls prmt scrbr lg ntndbl. Grcs pr s cmprsn…