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Espiración divina (o donde las dan las toman)

- ¡Orfeo!, ¡Orfeo!..... – llamó Clío displicentemente
- Si, madre, dime – contestó Orfeo
- A ver chato, cántate algo para animarnos un poco, el aburrimiento nos está matando. – dijo Clío provocando las sonrisas a su alrededor con su trivial comentario
- ¿Qué te gustaría que cantase madre?
- No sé, no sé, a ver....si, esa que te sale tan bien y gusta tanto, la de los argonautas.
- Tus deseos son ordenes madre.
– apostilló Orfeo blandiendo su cítara y aprestándose a interpretar para todos los presentes.

El espacio se llenó de una melodía estimulante y embriagadora, perfecta banda sonora a tan magna puesta en escena en el monte Helicón. Clío presumía de hijo mientras observaba la reacción de Euterpe. Disfrutaba de las reacciones de la musa de la música cuando Orfeo interpretaba sus melodías divinas, sabía que pensaba que lo suyo era competencia desleal. Sus miradas se cruzaron y a Clío se le escapo una sonrisa de malicia.....El rostro de Euterpe acusaba el golpe, aunque apenas era perceptible para quien no conociera su rivalidad.

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Lucas Sandoval era un escritor aficionado que escribía para vivir o a mal vivir según se mire, pequeñas cuñas o reseñas para programas de radio. La cadena “All Music” le compraba bloques semanales de 35 cuñas de 200 palabras cada una, con distintas temáticas de acuerdo a la programación semanal planificada. Esta semana tocaba jazz. Sus conocimientos sobre el jazz eran tan cortos como su presupuesto mensual y su creatividad llevaba casi toda una vida en crisis, por lo que la cosa pintaba muy mal.

Tras consultar por internet varios sitios web con diversas historias sobre la historia y evolución del jazz, llegó a la conclusión de que todo el material encontrado conformaba un gran tópico escrito por uno y replicado por todos. La cadena no tragaría con el collage de andar por casa, justamente por ese motivo lo habían contratado. La palabra “CRISIS” se instaló en su cabeza. Llevaba mas de cinco días con sus noches buscando una idea guía para abordar la cuestión y hasta ahora solo tenía cosas inconexas que apenas le habían permitido producir dos o tres cuñas mas o menos potables.

Lucas había desarrollado todo tipo de técnicas de concentración para provocar a sus musas dormidas, desde echarse la siesta para conectar con ellas hasta atiborrarse de Kit Kat intentando engañarlas tras la pausa que su anunciante proclama. Unos días funcionaba y otros días no, mas o menos como los pimientos de Padrón, que unos pican y otros non. La cosa ya era preocupante, le habían llamado de la cadena de radio para reclamarle las cuñas de la semana que comenzaba ¡mañana! .....y seguía completamente en blanco.

Tras algunos titubeos decidió echarse la siesta en el sofá de skay, método casi infalible en su imaginario creativo, y relajarse con un vaso hasta la bandera de Jack Daniel’s, hielo y agua.

Como paso previo y obligado a una situación crítica como esta, puso la cafetera a funcionar, la noche sería larga. Se puso el pelotazo y ajustó el despertador para dormir un máximo de dos horas.

Cuando todo estuvo a punto, puso el único CD que tenía de jazz llamado “Jazz Session vol I”, se acomodó en el sofá y se chutó su brebaje estimulante creativo bien fresquito. El primer sorbo le supo a gloria bendita en su paladar y a bomba incendiaria en su estómago, pasados unos segundos el efecto balsámico del alcohol se abrió paso. Primera fase superada. Todo iba encajando lentamente, el mecanismo se había puesto en marcha e irremediablemente no podía fallar.

La música empezó a sonar, y Stefan Grapelli entró en escena con “Jeaulosy”. Mientras bebía a pequeños sorbos, una secuencia deliciosa se instaló en su cabeza, era en la película “Esencia de Mujer” donde Al Pacino tras beberse su JD’s ejecutaba unos pasos de baile muy sensuales. Se tumbó en el sofá, se arropó con un edredón y se entregó a sus ensoñaciones al tiempo que Grapelli hacía hablar a su violín magistralmente. Antes de acabar su bebida, se concentró en Clío, su musa preferida, sería la primera con la que contactar una vez llegara al monte Helicón.

Grapelli dejó paso a una melodía subyugante que todo lo envolvía y penetraba, a la vez que generaba una ...zzzz......

- ¡Clío!, ¡Clío, aquí!, por favor ayúdame – se dirigió Lucas a la musa.
- A ver, Lucas, que quieres hoy. – le replicó Clío en tono condescendiente.
- Va de la historia del Jazz y como es historia había pensado en que me podías echar una mano. – Prosiguió Lucas intentando captar su complicidad.
- ¡Uff! Me parece que esto va a ser cosa de Euterpe, musa de la música, vete a saber a quien ha inspirado para desarrollar este género, yo sólo me se una parte, será mejor que la invoques a ella y...
- Disculpa Clío, pero es que voy muy mal de tiempo y me hace falta un poco mas de ayudita, ya sabes........ – le dijo Lucas sin dejar que completase la frase fatídica.
- Lo siento, pero estoy muy ocupada, prueba con Euterpe – concluyó Clío dando por terminada la conexión divina sin disimular su enfado.

Ahora era Ella Fitzgerald cantando Dream a litle dream of me la que inundaba el espacio. Sonaba como los mismísimos ángeles y transmitió a Lucas la sensación de encontrarse aún en las cercanías del cielo. Esto le impulsó a intentar una segunda conexión, aunque sabía que era muy difícil conseguirla, pero se concentró en Euterpe, la cosa era lo suficientemente grave para dejar de intentarlo. Se dio media vuelta en el sofá, se arropó un poco mas y se concentró en la musa de la música, no lo había hecho antes pero no era el momento de andar con miramientos.

“Lady Bell”, poco a poco y como cantándole a su oído cuando decía say ninety nine and kiss me, dejó paso nuevamente a la misma melodía subyugante que todo lo .....zzzz......

- Dime Lucas, ¿Qué necesitas? – le dijo Euterpe iniciando la conexión en un tono voluntarioso, poco frecuente entre las musas mas proclives a ser remisas.
- Pues mira, que necesito escribir sobre......
- Eso está hecho, yo misma inspiré el genero y su desarrollo. ¿cuántas palabras?
– Le interrumpió Euterpe al tiempo que sonreía maliciosamente - ¡Prepárate que te vas a poner morado a escribir! – concluyó la musa con un entusiasmo contagioso.

Sonó el despertador, se desperezó lentamente y ¡Zas....IDEA!. Lucas se puso un café a la carrera, encendió el ordenador e impacientemente esperó hasta que se abrió el fichero de las cuñas. Acto seguido, inmerso en un torbellino creativo, escribió y escribió y escribió, durante horas y horas y horas. La habitación desapareció de su horizonte consciente y solo veía pantalla, teclado, manos, pantalla, teclado, manos.....

Cuando el sol se asomaba tímidamente a la ciudad, la habitación se comenzó a iluminar progresivamente, devolviendo a Lucas a la realidad que le circundaba. Lentamente su ímpetu creativo fue dejando paso al cansancio, sus manos pesaban cada vez mas y sus dedos, ¡ay, sus dedos!, parecían todos pulgares ambidiestros después de haber aporreado el teclado durante horas interminables.

Una vez tomó conciencia de que la tarea había llegado a su fin, se puso a verificar el total de palabras escritas. Su primera sorpresa fue que había escrito de un tirón mas de 45.000 palabras, su segunda sorpresa fue que tenía mas de 200 cuñas que eran oro en paño. Lo nunca visto, finalmente había llegado su momento.

Se puso a revisar y corregir el texto y su cara se iluminaba de placer cada vez que completaba una cuña, los errores eran mínimos: una coma, un acento, un par de letras invertidas, .....poca cosa para tan magna obra.

Así fue recorriendo todo el texto hasta llegar al final, momento en el cual su cara se transfiguró,.......... ¡Quien firmaba el texto no era el!.

Superado el estupor inicial, marcó con el ratón el nombre que aparecía en el texto, intentando convencerse de que el cansancio le había jugado una mala pasada. Efectivamente borró el nombre y escribió el suyo: Lucas Sandoval. Dio al intro en el teclado y el nombre anterior volvió a aparecer. Repitió una y otra vez la operación y una y otra vez reapareció.

Dos tazas de café mas tarde, una extraña idea se instaló en su cabeza: ¿Por qué no usarlo como un seudónimo?. Problema solucionado a partir de ahora firmaría como Aristeo.

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La melodía de Orfeo se detuvo en seco, la tragedia y el dolor se dibujaban en su rostro, al tiempo que de su boca brotaba un grito desgarrador cargado de la impotencia propia de la pérdida de un ser amado. Clío, madre y protectora, observaba atónita a su hijo, a los pocos segundos creyó intuir lo que ocurría y no daba crédito ¿otra vez tendría que interceder antes Hades?.

Finalmente para comprobarlo se giró hacia Euterpe: La musa de la música no conseguía contener su risa.

Texto agregado el 25-02-2005, y leído por 340 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
05-04-2005 Muy bueno lo tuyo! peinpot
18-03-2005 Me ha parecido un relato muy conseguido. Magnífica prosa y una forma muy peculiar de llevarnos de la mano. Ah, fantástica el toque de jazz, siempre me ha parecido algo "divino" ***** entrelineas
04-03-2005 Bonito relato, tuve que repasar la mitología griega. Felicitaciones. jorval
02-03-2005 GENIAL!!! Me ha encantado este relato de venganzas del plano superior.Está muy bien escrito y me lo he leido de un tirón encantada ondina
26-02-2005 Estupendo tu relato, buen cóctel... barrasus
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