Al verte nuevamente entre las calles
qué ganas de vomitar.

Tan tranquila como siempre
te movías, insoportablemente lúcida,
sin ser tú - ya no más-.

Lanzando tus mentiras
hacia el aire que cada vez se hacía
menos respirable.

Días que se alejan
saliendo por la puerta de atrás
qué ganas de vomitar.

Sigues siendo quien fuiste,
pero mis ojos no te vieron hasta
que era tarde ya.
(Y te veo, y me da por recordar)

Cuántas palabras sin decirte
cuántos días sin vivir
y todo porque me dejaste,
te dejé,
nos dejamos morir.

Cuántas palabras he callado,
y me causan cierta indigestión,
qué dolor de cosas no dichas
antes de morir los dos.

Palabras retengo conmigo,
sólo eso, y nada más...
pero al verte caminar por las calles
qué ganas de vomitar.