| Después de que veas mi carne hecha cenizasY comprendas que el caos ha sido ordenado.
 Cuando pasen las milésimas de segundo
 Que son necesarias para que nadie esté aquí.
 
 Rastrearé a tu corazón ardiente
 Tomaré una rata de la cola
 Y me guiará hasta tu olor a muerte.
 Con la esperanza de que yo sea algo  más que polvo.
 
 Tomaré tu mano congelada.
 No le temo al frío…
 Al contrario, lo deseo
 Como la dulce expresión de mi muerte.
 
 Tú, como un cilindro transparente
 Me dejarás verte por todos tus lados.
 Con tus manos frías y tus labios amoratados
 Esperarás paciente que sepa cómo desenrollarte
 
 Al unísono sonarán los cascabeles,
 Anunciando el acuerdo silencioso
 Al que nos sometió el tiempo creado,
 Quemando al rojo vivo nuestras inhibidas pasiones.
 
 En un maullido, el más sencillo,
 Escucharemos violines como llagas.
 Y tu carne, como la mía,
 Quedará hecha cenizas.
 
 Y si más que un cilindro,
 ¿Fueras la esfera?
 ¿Dónde encontraría el comienzo para descubrirte?
 ¿Si no tienes punto medio, ni principio ni fin?
 
 ¿Qué podría yo, equiparable a un…
 A un simple cuadrado,
 Ante una esfera?
 ¿Cómo sobreponerme de tu perfección?
 
 ¿Sabes que mi piel ha empezado a ser más que cenizas?
 ¿Sabes que soy nuevamente una vieja?
 ¿Y que en mi traje de damisela,
 Se ha posado una paloma blanca?
 
 ¿Sabes que esa paloma blanca,
 Es mi infancia?
 Así de cruel, blanca como el algodón,
 La luz que ciega…
 
 Y viene y me devora un alcatraz carnívoro,
 Negro como mi sangre,
 Veloz y audaz.
 Como dos amantes primerizos.
 
 
 
 
 
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