Es inevitable no pensar,y felizmente me doy cuenta de ello, pues no olvido ni mi oficio de filósofo, ni mi ejercicio de humano. Es inevitable no darse cuenta, ni obviar, o hacernos los amnésicos. He llegado a una etapa de mi vida que , necesito de vínculos sólidos y claros. De saberme un poco, domesticado. De saber también que todos buscamos y que cuando encontramos, queremos instalarnos y no cambiar, ni mover lo hayado. Pero a veces me percato, que quizá sea difícil hechar raíces en una amistad cuando ya has vivido una mejor amistad que aquella. De esta forma, siempre estaremos comparando para reafirmar. ¿Es acaso difícil poner en el corazón a más de una amiga, sabiendo que la otra también puede tener el mismo lugar? Ahora, no creo que sea justo, que la nueva amiga, también especial, deba saber que hay otra amiga más especial que ella. Odio las comparaciones, siempre nos hacen sentir menos, porque hay ventajas que no todos tenemos, ni vivencias que aun no se han alcanzado. Cuando tenía 4 años menos de los que tengo, aquello no se me hacía problema. Pensaba que la amistad venía y se iva, que se quedaba o se desinstalaba. Que se colocaba, y que no había exclusividad alguna. Que con seguridad volvía, y que nuevamente se iva. Todos y todas eran amigos. Pero la vida me enseñó que los dedos sobran para cuantificar a los amigos. Que siempre son pocos, y con ello, algunos más especiales que otros. Que hace falta, escoger, cultivar y cuidar de quienes queremos y bien. Hace un año, me di cuenta, que tras la continuidad y exclusividad, sembré tiempo y pensamientos, ilusiones, y quereres en función a ese Alguien que se predestinaba a un TU. Que el día a día, era una oportunidad más a fortalecer esos lazos. Que si uno no hace lo que quiere demostrar, nadie lo hará por tí. De hecho, uno mismo tiene una manera de ser y una particular manera de hacerse en la vida.Quizá las cosas no salen como planeamos, y quizá también, otros ya vivieron lo que cuento, pero no por ello, me callo. A ellos, seguro que ya sembraron, y se quedaron. Y sí. Seleccionaron, colocaron nombres, espacios, y hasta sellaron vínculo alguno con anterioridad. Y qué gusto por ellos. Pero qué sucede cuando encontramos otro Alguien igual que ese especial ? Pienso también que nadie es igual a nadie, y todos somos diferentes siendo iguales. En ese momento, no queda más que una opción generosa, y los de corazón entiendes que siempre hay cabida a una amistad buena. De hecho sólo tenemos un corazón para amar, y no sugiero segmentarlo porque entonces estaríamos usando diferente saco para cada ocación. En esos casos, es muy fácil darse cuenta, que en una amistad buena, ambos se riegan y se cuidan, hay exclusividad mutua, pero pienso que uno no puede demuestrar ser exclusivo con el Otro al frente de ese Alguien, que es también importante. Hay cosas que efectivamente surgen de a dos, y nacen de a dos, y se quedan en dos. Pero a ese Alguien que es importante también, hay que darle su espacio, su lugar, su importancia, su nombre y jamás enfrentarle por comparaciones, que no se los dirigimos a él. Yo en estos casos, prefiero optar por la exclusividad con ese Alguien, cuando estamos a solas. Y esto por una simple razón. Que si hay una mejor posición y reconocimiento de Otro que no es ese Alguien que estamos presenciando como un buen amigo, entonces, quién sería ese Alguien, si no es más que reconocido entre los tantos.... Yo encontré detrás de tí, a ese Alguien que rápidamente se convirtió en un TU. Sólido, que a veces se aleja, y luego regresa, pero que está siempre ahí, en mi corazón, con lugar propio, nombre y espacio instalado y exclusivo, cada vez más poseído por el signo más y nunca por el menos.