El tomó su cobre cuerpo de azucenas aroma y con armoniosos y sutiles movimientos él la arrebató. Sus senos azules tan solo con melódicos movimientos debían ser recorridos, y él así, lleno de pasión y deseo lo hizo. Sus manos seguras abrazaron el cabello negro y largo de ella, y adonizado por los delicados ojos que eran más negros que la misma noche de ella, la besó. Ella en sus sueños un roce de los labios de él aclamaban.
El de rodillas implorando pasión. Ella desnuda, perfilando su cobre tostada piel a los toques de él. El aire opacado por sus negros noche ojos, él delineó su pequeño cuerpo con sus labios ávidos de sexualidad, y ella desnuda. Su falda azul plegada, en la silla reposaba, con la camisa blanca de él adornando la silueta de cada plegó.
El le removió la sombra de agua de sus negros ojos con un mimo. En ese segundo, el aroma que arrullaba la habitación café amoral se convirtió en un perfume de dos. El, en su seis sentidos con la piel cobriza de ella entre sus manos famélicas. Un rayo tenue de luz de día brotaba por la puerta y se mezclaba con las sombras de amor que danzaba en un bello bailo negro con la oscuridad de las persianas cerradas. Ruido de vecinos y risas del espacio se asociaban con la música de la habitación color café amoral creando un mundo en el cual ellos solo se sentían entre miradas al ser compartidas entre azucenas de rojas pieles, caricias de ardor y sonidos de amor.
Ambos perdidos, los ojos de ella y besos de él fundidos en amor y ansiedad, entre carnales placeres y amores internos, una danza de siglos llenos de efímeros besos. Con caricias de palabras y cada palabra llena de pasiones, ambos perdidos, unidos, ambos-uno. Ella un pedestal en las puntas de sus femeninos pies pensaba en labios sabor canela de él y esperaba un beso de sangre, un roce de amor, un sabor a él, ansiosa por una parte de él. El recorriendo su piel hasta sus noches ojos, viajando su piel, rozando sus caderas y acariciando su abdominal riqueza. Ella buscando los labios de él.
El la tomó del alma al cuerpo con sus brazos alrededor de su cintura bella. La tomó y la elevó en el musical aire lleno de azucenas y ambos de la habitación amoral. La arrancó de su pedestal manera y a la cama de ellos la trasladó, cama de un sueño de ambos, cama de ellos.
Los pies de ella más pequeños y dulces que los de él, esos pies con venas recias tocaban el final de las sabanas buscando los pies de ella. Era una búsqueda indestructible que solamente los enamorados saben. Las sabanas rubias de la cama de ellos le daban a la piel terrosa de ella un tono más violento, un tono de adobe color. Los rubios colores y el café amoral le daban a ella un sabor más dulce a los labios de él, y una melodía única a los ecos de amor. El tratando de encontrar los suaves pies de ella al final de ese mundo de ambos, besando sus senos azules con labios impregnados de canela sabor el buscaba sus oscuros ojos para no perder de vista un instante de esa pasión carnal, para poder ver su primera sonrisa. Inquiriendo sus ojos para consumir el deseo de ella. El besaba la mariposa sensual de ella y con ello extraía el sabor de su tierna alma y el ritmo lunático de sus ojos negros. Sus manos sudorosas de deseo, tocaban las piernas largas y llenas de ella, y las pequeñas y suaves manos de ella intentaban encontrar la cintura de él para compartirse ambos. Ella con sus muslos siniestros, cual ave en vuelo tocando el cielo, brindaba una invitación al cosmos de ella.
En un relámpago de derroche compartido, la música disminuyó a un tono donde palabras son exigidas, los rayos del sol que penetraban la habitación se convirtieron en una sombra mas, se transformaron en un beso de ella; en la amorosa búsqueda él se convirtió en ella. Ella y él, uno, protegidos por el aroma a azucenas, las sombras de ambos y besos de amor. Las silenciosas exhalaciones ya no eran de ella ó de él, eran ambos. Envueltos con palabras de los dos y ambos, amorosas frases llenas de fineza y adoración de uno por el otro. Unidos, se besaban en el mismo sitio por siglos, y el silencio fue convertido en un segundo de ambos cuando todo se volvió menos y ellos se hicieron ambos. Todo lo que fue se volvió, únicamente ella y el, ambos.
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