Que suave es tu aroma
y me codicias la noche,
aunque nunca me la has quitado
y presentas una declaración.

Fachada de sentimiento
unanime claridad vertebrada
y siniestra perfidia humana,
escudriña mi lealtad pura.

¿Y has visto tus sueños?
No los recuerdas sin amor,
contribuyen a la caida
pues es una especie rara;
Siempre piensas en las pesadillas,
claramente despliegues de horror
y de amor enfermizo.

Ondean las banderas al ritmo
y el mar se contonea,
sucios menesteres que olvido
entre delicias humanas de mi señor.

Figurandome al obsoleto ser y
al completo criminal del orden.
¿Donde queda mi caos existencial,
tal y como lo recuerdo? Señora mia,
se ha esfumado en vino y alcoholes.

Pero consiente mi año
y cruza estos umbrales.
¡Salva, oh mujer, las creencias
que te despojaron!

Es la misión que te veo
encadenar al abismo, trofeo
podrido en mi mente y cuerpo
siendo una lucha de dominios
coloquiales al atardecer del alma...

Posiciona estas letras en mi pecho
purga las excentricidades
y al final tendras lo que buscas,
la totalidad de mi vacio...