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Definitivamente era un lugar sereno y apacible. Vivir en un pueblo alejado de la urbe, daba tranquilidad a la vida. Vivía allí desde hace casi siete años, y nunca había tenido ningún inconveniente que desconcertara su tranquila existencia. Sus vecinos no lo molestaban en nada, y él tampoco daba razones para que lo hicieran.
Habitaba en una casa amplia, no muy ostentosa, pero tampoco era una simpleza, en pocas palabras: un cálido hogar. Tenía todas las comodidades necesarias, el barrio era bueno, y la extensión del jardín era la suficiente, para calzar con los requerimientos de una familia joven, y ese era su caso. Llevaba unos tres años casado, y desde un comienzo trasladó a su esposa a dicho sitio. Era su nido de amor, en el cual se concibió su primogénito, que ya tenía 2 años, y el cual llenaba sus vidas. Sin parientes vivos, el había podido lograr una total estabilidad emocional, al armar esta nueva familia.
Así los días transcurrían tranquilamente, sin perturbaciones de ningún tipo, hasta que un incidente vino a trastornar la existencia de esta familia. Cierta noche de sábado en Diciembre, estando tranquilos viendo el televisor en el living, comenzaron a sentir un extraño ruido en el patio de la casa, ante lo cual él decidió salir afuera a ver que ocurría. Tamaña fue su sorpresa al observar que, desde la parte trasera de su patio, brotaba el agua a raudales, y aquello era el causante de aquel rumor. El motivo de tal suceso era por cierto muy lógica: un canal de regadío de la zona, corría justo por la parte trasera de su casa, y a pesar de haber hecho la canalización debida de éste, los sedimentos y la erosión constante del agua lo taparon, ocasionando el desborde imprevisto de éste.
El patio en pocos minutos se convirtió en una verdadera piscina, siendo inundado por todos lados por aquel torrente que no se detenía, y que incluso comenzaba a infiltrar con sus aguas las casas colindantes. La situación aún cuando podría ser dramática, era más bien molesta, porque el agua no permitía estar en tranquilidad en el propio hogar, y la idea no era salir en bote desde la misma casa. Ante tal hecho, la solución más rápida que encontraron, fue llamar al jefe de los canalistas, y pedir que por esa noche cortaran el suministro de dicho canal. Hecho esto, la situación se detuvo por aquella jornada, pero en el transcurso de pocos días, esta volvió a repetirse varias veces, por lo cual tuvieron que tomar medidas terminantes y drásticas.
Llegado un nuevo día sábado, pero de Enero, lograron contactar a gente de la municipalidad, y hacer las gestiones para que fueran a limpiar dicha canalización, y así poder acabar con el problema definitivamente. Ellos llegaron, y comenzaron de inmediato con el proceso de limpieza, ante lo cual descubrieron que algo grande estaba atascado, y no permitía que el agua fluyera normalmente. Rápidamente debieron romper el piso del patio, para poder sacar lo que había ahí atrapado. Muchas eran las bromas que se hacían, intentando descifrar lo que había ahí. Pensaban desde simples ramas, pasando por ratones gigantes, perros muertos, pero finalmente grande fue el impacto, al descubrir que era un cuerpo humano lo que impedía el paso del torrente. Dicha situación no fue tan asombrosa, comparada con la cara del dueño de casa, al revelársele que el cuerpo que se encontraba atrapado en el canal, era él mismo.
¿Cuál era el misterio que guardaba tal hallazgo? La pregunta rondaba en todos los presentes del hecho, pero nadie podía aún comprender los alcances de tal situación. El rostro demacrado de él, se mezclaba con las muestras de asombro, pero aún así, ninguno se atrevía a aventurar una explicación.
El cuerpo fue levantado de las aguas, y llevado en un vehículo hacía el servicio médico legal, para que se le hicieran las pruebas necesarias, y así ver la data de muerte y la o las causas de esta. Mientras, en la casa él no abandonaba el silencio, a pesar de las preguntas constantes de ella, intentando lograr una vinculación entre el hecho macabro, y el impresionante parecido entre el cuerpo encontrado y su esposo. Y así transcurrió una semana de preguntas, que el evadía sin entregar contestaciones, respondiendo con silencio o gestos vacíos.
Su mente se torturaba repitiendo una y otra vez la escena, y su esposa se sentía contrariada ante tan extraño hecho. Pero la respuesta debía llegar pronto. Cumplidos exactos ocho días del hecho, vinieron a informar a él sobre los resultados de los exámenes y las pericias, pero él ya conocía la respuesta desde hace mucho. Los investigadores llegaron junto con la esposa a contarle de las consecuencias de los peritajes, pero no lo encontraron, y el no volvió a aparecer. Se había llevado el auto, sin dejar ninguna información de rastro alguno. Cuando pasadas las horas no llegaba, decidieron buscarlo en todos lados, y sobretodo por la zona.
Finalmente encontraron el vehículo junto al rio, con la puerta del conductor abierta, pero sin vestigio de él, sólo una carta, que al ser leída revelaría todo:

“Jamás pensé que todo volvería atrás, al comienzo, destruyendo todo a su paso. Muchas veces uno debe tomar decisiones, realizar acciones que cambian el curso de las vidas. Este no fue un acto de crueldad, sino de libertad, de esperanza, pero que al final fue revelado, y se convirtió en tragedia, devolviendo todo a un punto cero.
Todo comenzó al nacer. No estaba solo, venía acompañado por un alma “gemela”, mi hermano. Nuestra relación fue siempre caótica, pero a medida que pasaban los años, se fue convirtiendo en algo cada vez más horrible. Él, marcado por la muerte de nuestros padres cuando sólo éramos unos niños, al crecer se volvió en alguien muy cruel. Abusaba de mí, y no permitía que saliera a conocer el mundo. Se suponía que esa unión en la similitud, bastaría para conectarnos como personas, pero él estaba muerto de adentro, y yo ya no le importaba.
Con esa situación dándose y creciendo día a día, el germen del odio se desarrollaba en mí. Cierta noche, hace exactos ocho años atrás, él llego pasado de copas, y vi ahí la posibilidad de escapar de todo. Tomé una roca muy pesada del patio, y lo golpeé en la cabeza, lo que le causo un aturdimiento inmediato y total, ante lo cual yo decidí tomar el cuerpo y enterrarlo a orillas del canal, estando aún con vida, pero en la inconsciencia. Fue aquel acto atroz, mi liberación a todos los sufrimientos, pero finalmente siempre la muerte y la culpa nos atrapan. Jamás pensé que todo volvería atrás, que el torrente crecería, y que lo liberaría algún día de su tumba, justo en mi casa, y frente a mi familia.
A ti mi amor, nunca quise mentirte ni herirte, pero hay veces en que los secretos hay que llevarlos hasta el sepulcro, o que la vida los libere, antes que dañar a los que amas. Espero que este rio que ahora me acogerá, algún día me lleve de nuevo a la luz. Adiós por siempre, y cuida a mi hijo.”


Pasaron los días, los meses, los años, y el no fue hallado. Cierto día, se decidió que el rio fuera secado para construir una nueva carretera. Pero ciertos rumores trae el rio, y él finalmente pudo ver de nuevo la luz, emergiendo de entre la tierra y las agua.

Texto agregado el 13-03-2005, y leído por 114 visitantes. (0 votos)


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