Ahora que me ves rendida sin más fuerzas para seguir ¿eres feliz?... sin duda estarás sonriendo cuando mi familia llore, cuando escuches gimiendo de dolor un recuerdo que se niega a morir, cuando veas mi cuerpo ensangrentado, sin aliento, hundido en la profunda desesperación de un sueño que no termina.
Tú clavaste un puñal en mi alma, que cinceló cada sueño, guiando mi mente a un precipicio de dolor y angustia, cruel letargo insinuado por tu presencia que llevó mi vida a su fin.
Y yo, mientras me desangro lentamente, puedo sentir un nudo en la garganta... son aquellas palabras no pronunciadas que guardé para no hacerte daño y ahora envenenan mi cuerpo contaminando lo único vivo de mi ser.
La oscuridad está llegando a mis ojos y siento un inmenso frío invadiendo mi corazón sin latidos, yo no tengo fuerzas para levantarme una vez más... tu ganaste y mi historia llega a su final.