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Inicio / Cuenteros Locales / Iselsi_Axel / Colmillos de Guerra (Parte 2)

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En el hermoso y tétrico castillo de Sitherran, nombre del Reino, de la Ciudad principal y del mismo castillo, una asamblea se había formado. Los lideres de cada una de las facciones (Clanes en realidad, pero no paremos en diminutas objeciones) se habían reunido, como cada cinco meses desde que su Linaje se formó hace tantos milenios para platicar de trivialidades, tonterías, vaya, cosas inmundas de las que solo los lideres suelen (Y pueden) hablar entre ellos… Sentados en una gran mesa cuadrada, negra como sus corazones y bordada con lineamientos dorados y rojizos, bellamente adornados en las esquinas mientras las bebidas de alcohol y la carne de cerdo se alzaban encima de tan bella escultura. Alrededor de ellos se habían encendido doce contadas velas que tan solo y si alumbraban los rostros de los invitados, dejando un poco a la imaginación la decoración del resto del cóncavo y enorme salón. Tan solo unas telas desgarradas eran visibles en los grandes ventanales plateados y arcaicos, mientras las puertas de madera negra se distinguían por los relieves tan pronunciados que denotaban. Los cinco líderes platicaban alegremente, si esa puede ser la palabra mejor utilizada, dejando ver claramente su tranquilidad ante los continuos ataques que ellos perpetraban o de los que eran victimas… Al fin y al cabo así era la vida y no había manera de cambiarla…

En el extremo izquierdo, cerca del anfitrión se encontraba la hermosa dama y reina Aerith Sarla, tan bella e inteligente como mortal y celosa de su persona. Llevaba con un vestido largo morado y una bella playera verde condecorada con varias flechas y símbolos raros, colores y objetos característicos de su clan. Tomaba delicadamente de su copa para refrescar su garganta; Rara vez alguien podía evitar ver su hermosa figura divina, pues su cuerpo era tan perfecto y delicado que muchos pensaban, con cierta verdad, que las mujeres del clan D´Sarla fueron hechas como parte de un plan endemoniado, y ni qué decir de su rostro, tan blanco, tan bello, sin imperfecciones, era un cuadro precioso… Dejaba su copa a un lado mientras platicaba con Tirion Espada-Negra, señor y Amo de las Espadas de Zetigenea (lo que significa que poseía una habilidad increíble con esas armas); Envuelto en una gran armadura oscura de pecho y brazos y tan solo unos simples pantalones de piel de caballo gris ¿Pues para que necesitaba más un guerrero tan orgulloso como lo podía ser un Zetigeneo? Sus grandes brazos negros y sus facciones bien podían definirlo como una roca inanimada, pero sus grandes y expresivos ojos blancos contrastaban dándole una cierta serenidad. Ambos clamaban de sus victorias por encima de sus enemigos, Aerith por encima de la Serpiente Emplumada y Tirion por sobre los Zenobianos…

Enfrente de ellos, del otro lado de la mesa, se encontraban William Folles y Snake Rickshaw, el primero Bardo de la muerte y Señor de los Lobos de Montaña mientras que el segundo era conocido solamente como la Cuchilla de la Luna y líder del clan Rickshaw. William y Snake eran idénticos en el fondo, pero diferentes por el exterior (Como lo eran todos los clanes entre sí) pues el primero tenia sus clásicas marcas del clan, como su largo y frondoso pelaje lobuno, así como un rostro alargado con largos colmillos y ojos aterradores, mientras que su gran cuerpo, cubierto solo por un peto azulado y unos brazaletes del mismo color, tenia la estética típica de un lobo-hombre, pues sus piernas eran bastante alargadas para tener la rapidez que debiera poseer, mientras sus brazos eran fuertes como para hacer honor a su titulo de líder. Snake por su parte poseía una mirada viperina y enigmática, mientras su rostro humano se veía reformado por sus colmillos tan agudos que parecían cristales saliendo de sus labios. Su complexión, delgada y hasta un punto frágil, claramente lo etiquetaban dentro de los estándares comunes de su clan… Aunque debajo de su capa plateada y de su chaleco café se ocultaba algo más… Ambos escuchaban atentamente el constante sonido que se creaba en el exterior debido a los constantes golpes del viento con las ramas, o por los búhos y dandellos (Una especie de animal parecido al gato, pero con tintes de rata) de la naturaleza exterior… El anfitrión, Raizack Demonae, se tomaba lentamente su bebida servida en una copa dorada, diseñada con la cara de un Gran Fuego Negro (Los dragones con forma de reptil que nosotros conocemos). Raizack tan solo veía a sus invitados comer, beber y hablar… Como solían hacerlo siempre que estaban de visita; Pero ese día debía de ser diferente, y ya Snake y William sabían el nuevo motivo que los atraería a tan magnificente lugar…

-Dama y caballeros- Dijo el guerrero de la Cruz Negra mientras se levantaba de su asiento.- ¿Hace cuanto tiempo que nos conocemos todos nosotros? Dioses… Los he visto a todos desde que éramos niños pequeños y jugábamos en las fuentes de la ciudad de Kradul, construida por las manos de los antepasados de tu gente Snake… ¿Y que ha pasado? Desde entonces hemos sido amigos, hermanos en realidad, pero yo dudo realmente de nuestra amistad…

¿Y que hay del Linaje de Sitherran? Comentó Aerith al escuchar eso. Para ella el dudar de la alianza que los clanes tenían era un insulto, más para su persona pues era ella y su gente quienes aportaban más poderes a las líneas mágicas del Linaje… -No me lo tomes a mal, querida Aerith… ¡Pero la verdad es dura y debemos de aceptarla todos y cada uno de nosotros!-

Alzó sus manos desnudas, mientras continuaba hablando… De todas formas, dijo, somos todos miembros de un antiguo pacto donde juramos ayuda mutua entre clan y clan, pero hasta ahora me doy cuenta que aquel pacto (Que supuestamente dio inició al Linaje) no es más que una mentira disfrazada para que podamos usurpar los bienes de los territorios de los demás… Hizo que William recordara como su gente había tomado parte en un robo de armas y armaduras que la Cruz Negra había de llevar a Sitherran, o cuando Tirion y los suyos clamaban comida en altas dosis a la gente de D´Sarla. Eso, sino es que más, adjudicándolo al pacto que todos debían de respetar. ¿Y en verdad en eso estaba basada aquella unión? No… Ello obedecía a lo que Raizack tenía planeado desde mucho tiempo atrás…

-William ¿Hace cuanto tiempo que los Lobos de Montaña pelean en contra de los Lobos Blancos? Siquiera… ¿Sabes porque lo hacen? Se suponía que eran clanes hermanos, así como Zetigenea y Zenobia… Sea cuanto tiempo sea, los clanes solo pelean como individuos, nunca como las Alianzas que se supone honramos cada cinco meses que ustedes vienen a mi humilde morada. Pero yo no deseo eso más, ya no deseo que la alianza exista como un pretexto más para comer gratis…

¿Aquello significaba la disolución de miles de años de hermandad? Al menos ese fue el primer pensamiento que cruzó la mente de los cuatro líderes invitados… En realidad Tirion y Aerith eran los más sorprendidos ante todo lo que su jefe les decía… Por supuesto, Raizack era el líder del Linaje así como Vozk de Baram de la Cruz Dorada era el rey del imperio de Baramekia. Continuando en la linea de nuestra historia…

Aquella propuesta imaginaria que ambos señores ya maquinaban en sus mentes les parecia un ultraje, y fue Tirion quien lo demostró al levantarse y proclamar la cobardia con que Raizack actuaba al querer destruir al Linaje… Aerith estaba a punto de hacerle acompañamiento en aquella declaración, pero Snake se levantó y posó un cuchillo verde y hermoso encima de la mesa. –Señores, todos en esta mesa a excepción de ustedes dos, sabemos realmente que es lo que planea Raizack… Por favor, sigan sentados y sigan escuchando, que deben de saber realmente cual es el propósito de todo este ultimo testamento…-

¿Ultimo testamento? Ahora eso sonaba peor que antes, pero la voz viperina de Snake los calmaba… Más que nada porque todos sabian la clase de líder que él representaba, pues su inteligencia y templanza eran legendarias incluso en los clanes de Baramekia… -Muy bien Raizack… Queremos escuchar que es lo que deseas… Y espero que sea bueno, porque realmente estas poniendo en duda la lealtad de mi espada hacia ti…- Raizack, habiendo escuchado eso se sentó y tomó nuevamente de su copa dorada antes de proseguir…

Texto agregado el 25-03-2005, y leído por 120 visitantes. (0 votos)


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