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Inicio / Cuenteros Locales / Saltimbanqui_Apatrida / LOS AMANTES DEL JEREZ.

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Personajes: Abelardo, Avelino, Tabernero.

La acción se desarrolla en una taberna típica, tras la barra está el tabernero, en una mesa sentado, ante varios platos de ricas viandas y una botella de buen vino, se encuentra Abelardo, por la puerta entra Avelino.

ABELARDO:

Ven, acércate Avelino,
y junto a mí toma asiento
que hoy muy contento me siento,
y bebe un vaso de vino.

Ven, degusta esta pitanza
que me sirve el tabernero.

TABERNERO:

Fue hecha con mimo y esmero.

ABELARDO:

Ven, comparte mi bonanza.

AVELINO:

Como te cuidas tunante,
butifarra catalana,
que veo devoras con gana
pues no paras ni un instante,

y estos tacos de jamón
y añejo queso manchego,
y esas, a las que no llego,
rodajitas de morcón,

y estos lomos embuchados,
y esos otros en manteca.

ABELARDO:

Ambos son para el que peca
alivio de sus pecados.

AVELINO:

Y tocino entreverado,
al que otros llaman panceta,
y una bandeja repleta
hay de cazón adobado,

y eso es, sí, morcilla negra
de sangre, arroz y cebolla,
y, ¿que es lo que hay en esa olla
que a mi vista tanto alegra?

no será por un casual
un cordero en caldereta.

TABERNERO:

Sí, y su receta es secreta
pues de ella no hay otra igual.

AVELINO:

Y esos chorizos picantes,
con todos sus condimentos.

TABERNERO:

Todos buenos alimentos,
como los hacían antes.

AVELINO:

Y este vino jerezano,
que está de bueno un buen rato,
tiene poco de barato
mi querido primo hermano.

ABELARDO:

De bodegas Palomino,
denominación Jerez,
afirman que la vejez,
al que bebe este buen fino,

retrasa y tensa la piel.
Oloroso, amontillado,
y el rico Palo Cortado
vuelven más dulce la hiel.

Manzanilla también tienen
hecha con antiguas artes,
a probar de todas partes
hasta sus bodegas vienen.

AVELINO:

Como soy buen parroquiano
acepto la invitación
que me haces con devoción,
tú, mi amado primo hermano.

ABELARDO:

Beber un buen vino es sano,
siendo con moderación,
y ayuda a la digestión
hacer del jamón serrano.

Avelino bebe que
hoy mi muy buena fortuna
contigo festejaré.

AVELINO:

Por mi no hay prisa ninguna,
de aquí no me moveré
hasta que salga la luna.

(Brindan chocando los vasos y beben)

AVELINO:

Que nueva celebración
es esta que festejamos,
a que santo agasajamos
en esta magna ocasión.

ABELARDO:

Ayer, día de San Ginés,
se me acercó un chiquillo
con la vista de través,
me entregó un sobrecillo
con una carta de Inés.

AVELINO:

Y que en ella te decía.

ABELARDO:

Que a lo que ella me pedía
presto le diera respuesta
detrás de la celosía
que hay en su ventana puesta.

Que acuda raudo mañana,
no antes de que den las diez,
que ya tiene mucha gana
de hacer por primera vez
lo que yo hice con su hermana.

AVELINO:

Y que es eso, algo que requiere acaso
para su ejecución de un gran esfuerzo.

ABELARDO

Algo que del buen gusto me retuerzo,
algo que cuando lo hago me abraso,

algo que ejecutó pasito a paso,
algo para lo que cuando me tuerzo
echo para que sirva de refuerzo,
algo que llevó con algún retraso.

Algo en lo que yo pongo el corazón,
algo de lo que tengo una gran gama,
algo que hago con una gran pasión

y al probarlo que bueno ella proclama,
algo que le trastoca la razón
pero que si no sale bien escama.

AVELINO:

En plena forma te veo,
que es lo que a ellas les das
que al probarlo piden más
y se les desata el deseo,
sabes que es lo que yo creo,
que cumples con tu deber,
eso, eso deberá ser,
ya que se te ve muy fuerte.
Ahora por tu buena suerte,
brindaremos y a beber.

ABELARDO:

Perplejo quedo al mirarte,
apesadumbrado al oírte,
por ello quiero decirte
que errado de parte a parte
estás, ven, voy a preguntarte:
en que te has basado
para pensar, desdichado,
que el amante de ellas soy,
yo, el confitero, les doy
los dulces que aun no han probado.

AVELINO:

Ambiguo has sido un poco
al decir que trastoca la razón,
que le pones pasión,
y si no me equivoco
que cuando finalizas tú de hacerlo
mucho deleite sientes,
por eso afiladísimos los dientes,
del tiempo que ya llevo sin olerlo,
a mí se me han puesto,
todo ha sido por esto.

ABELARDO:

Mira que eres mal bicho,
olvidemos lo dicho.

(Abelardo un poco enfadado se levanta y va al servicio. Avelino en todo este tiempo no ha parado de beber y comer a dos carrillos).

ABELARDO: (Entre dientes)

De beber y comer rico jamón,
sin respiro, no para este Avelino,
la butifarra, el queso, y hasta el tocino
engulle sin ninguna compasión.

La morcilla, el chorizo y el cazón,
todo el lomo embuchado, todo el fino,
todo ha devorado este cretino,
todo, hasta la etiqueta del morcón.

TABERNERO: (Dirigiéndose a Avelino)

Como devoras tú, quien lo diría,
pareces un antiguo y pobre bardo
de los que no comían ningún día.

Para o acabarás cual magro lardo,
para ansioso glotón y, madre mía,
deja algo para tu primo Abelardo.

AVELINO: (Rebañando los platos)

Calla mi buen tabernero
y trae raudo otra botella,
que buena cuenta de ella
yo prometo dar ligero.

Tráela de manzanilla,
sí, de esa que, de tan vieja,
está puniéndose añeja.
Tráemela muy fresquilla,

que es la manera mejor
en la que por la boca entra,
poco a poco ella se adentra
y en el cuerpo da calor.

ABELARDO: (A la vuelta del servicio)

Has devorado mi vianda,
te has bebido todo el vino,
te pareces a un cochino
que sólo, a la vez que anda,

piensa en llenarse la panza
con todo lo que remueva
sin saber que esto le lleva
presto para la matanza.

AVELINO: (Se acerca al Tabernero y en voz baja le dice)

Ponte otra botella tabernero
no vaya a pensar él que soy un gorrón,
¡ah!, pero esta que sea de garrafón
que hoy, como ayer, estoy falto de dinero.

(Dirigiéndose a Abelardo)

Tu sabes primo cuanto a ti te quiero,
acéptame esta copa de peleón
y acabe de una vez este follón
por vez quien de los dos paga primero.

ABELARDO:

Tú, ya que yo no pago ni un ochavo,
tú, porque sin piedad comiste todo
y no has dejado ni siquiera un nabo.

AVELINO:

Como yo, tú también, codo con codo,
la pechuga has probado de este pavo,
así que de pagar, de ningún modo.

TABERNERO:

No discutáis por ver
cual de los dos paga hoy
que muy, muy contento estoy.
Sentémonos a beber,

que en este agridulce ripio,
aunque sea muy poquito,
en el también participio
y por eso yo os invito.

ABELARDO Y AVELINO:

Aceptamos tu amable invitación
y contigo brindamos como hermanos,
tira de ese cordel con las dos manos
que esta obra acabó y que baje el telón.

(Brindan los tres)

(Cae el telón)

FIN

Texto agregado el 27-03-2005, y leído por 95 visitantes. (0 votos)


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