Ríen a la mañana las gaviotas
a pie de puerto.
Mañanas en que el salitre
queda pegado a la piel.

Ríen sobre la arena y el muelle
y la bahía y los peces
y sobre la brisa blanca y también
ríen bajo las nubes.

Ríen cada mañana las gaviotas
y el pescador
curtido en el abrazo
de tantos años a la mar

llega de nuevo a casa
-y abandona su hogar-
con manos de madera y soga
y voz que suena a rebramar.

Llegan ya los pescadores
vuelven ya de faenar
traen verdel y bocartes
y mil historias que contar
de sus noches en vela
en la tempestad.

Ríen las gaviotas, ríen
bajo el fatigado sol de Abril
y lo que siempre me hicieron sentir
lo habré de saber cuando emigren.

Ríen cada las mañanas las gaviotas
a pie de puerto.
Mañanas en que el salitre
queda pegado a la piel.

Ríen sobre la arena y el muelle
y la bahía y los peces
y sobre la brisa blanca y también
ríen bajo las nubes.