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[C:963]


I

- Alguna vez en un lejano lugar se vio brillar una oscura estrella destinada a apagar a todas las cercanas. De sus actos nacía su oscuro brillo, y aquellos a los que intentaba dar candor quedaban siempre oscurecidos con sufrimiento. Cada estrella que se le acercó y cada persona que la miró quedó condenada a apagarse o morir con amargura. Enloquecida por las consecuencias de sus hechos, la estrella desapareció una noche sin más. Hace siglos que nadie la ve. En algún lugar, Ulés se pregunta dónde brilla ahora... ¿Qué piensas tú?


II

Situación:
Lejos, más allá de donde él es capaz de concebir, una llamada se deja sentir por el alma grisácea del joven Luis. Está cansado. Apoyado contra el poste de una vieja canasta de baloncesto, observa el partido con los ojos entrecerrados en un gesto de desinterés y vago cansancio. Frente a él, sus compañeros corren, gritan y sudan divertidos por la pista de cemento deslucido, haciendo una pausa en la importancia de su devenir...

III

Parábola de Ulés a sus discípulos inexistentes:

En medio de la clase de matemáticas, abrumado, asediado por una matriz de cinco componentes, el estudiante de literatura sufre un momento de súbita comprensión, siente eso que de vez en cuando le sorprende hallar en sí mismo al mirar la Luna llena y que, no encontrando mejor término al efecto, ha dado en llamar unas veces inspiración y otras soplo de Thalía.
Sabe bien que no ha tiempo a perder, pues el momento es fugaz y debe aprovecharse. Abandona la resolución del ejercicio, arriesgándose a recibir una estentórea reprimenda por parte de su profesora y, allí mismo, bajo el enunciado de la matriz, garabatea febrilmente con su pluma negra, regalo de una madre alentadora, como versos:
8+35=8x
8+35=64
8+8=16
8+8+8+8=32
8+8+8+8+8+8=48
8+8+8+8+8+8+8+8=64
8·8=64
8x=64
x= 8
x+7x=8x
Sorprendido ante un hallazgo hórrido, suelta un momento la pluma, se pasa la mano por el cabello, respira profundamente, recupera la pluma y escribe:
“Las matemáticas son literatura. Las novelas, ecuaciones con todas las variables ya substituidas. Mas si volvemos a la forma original y resolvemos la matriz de toda la literatura universal, veremos que hay tan sólo una incógnita común a toda ella, que es el punto donde confluyen todas las ecuaciones literarias, a la vez elemento absorbente y límite en el infinito de cualquiera de ellas: que si prolongamos indefinidamente el desarrollo de una obra literaria, el resultado es la muerte de sus personajes, autores, ideas y de su concepto mismo. La x universal es la muerte, la muerte y el olvido, constante en toda obra literaria, matemática y filosófica. x+7x=8x.”
Al día siguiente, hallan al estudiante en los lavabos del instituto, carente de vida y sin causa aparente de muerte.
En los meses que siguen, lo poco que se había atrevido el estudiante a escribir corre por el instituto de mano en mano y es leído incluso por los estudiantes que se consideran de ciencias. Pronto el estudiante de literatura constituye una leyenda en la ciudad.
Un día, mientras en la sala de profesores se comenta la leyenda, abierta la carpeta del difunto sobre la mesa por la página de su última clase de matemáticas y mirada por todos con respeto, admiración y confusión entremezclados, la profesora de matemáticas sufre un momento de súbita comprensión:
- ¡De letras había de ser! No todas las ecuaciones tienen por qué ser rectas tan sencillas, ni cortarse entre sí en un solo punto común, ni toda la literatura son novelas. Murió el pobre diablo de ignorancia. Se convenció de que estaba ya muerto. Y luego dicen los de humanidades que no quieren matemáticas...

Ningún saber, señores, es desdeñable. Ni todos los jóvenes se sienten desgraciados ni la juventud es tampoco la edad de la esperanza.


IV

Encontraron una vez a un loco gritando estas cosas a una estatua de mármol en un parque ciudadano, tras lo cual prorrumpió en llanto:
- ¡Qué ansias tiene la tinta de correr cuando la pluma se halla en manos del que no ha de escribir nada! ¡Cómo ansía el necio ser Fénix de los Ingenios! ¡Pobre de mí, que pienso y aun así existo, condenado a errar con el pensamiento en esta falsa vida! ¿qué hacer ahora? ¿por qué esperar que el papel me solucione la vida? ¿por qué pereza de pensar y empezar a existir de verdad? ¿por qué pereza de solucionar los problemas inexistentes con que me atormento? ¿por qué doy importancia a parpadeos? ¿por qué escribo, si nadie soy? ¿por qué no llegaré a ser alguien?
Ríe, tú. Piensa que soy loco o cosa así. Ignoras a qué me refiero. No eres yo, mas tampoco yo sé nada. Y sin embargo, de lo que yo me quejo es de lo que tú no has tenido valor para quejarte...






V

Mensaje del enamorado que soñaste a la amada que soñarás:

Para algunos es la vida un camino sombrío que recorremos como fantasmas que persiguieran la parte que les falta para vivir, como si nos persiguiésemos a nosotros mismos.
Erramos así como espíritus hambrientos del hálito de la vida, rastreándolo con avidez. Buscamos nuestra identidad en cada experiencia, en cada relación.
A menudo encontramos algo nuevo que despierta en nosotros nuevas reacciones y creemos hallarnos un paso más cerca de nosotros mismos, nuestra presa.
A menudo tras la niebla de la novedad hallamos que esa cercanía era tan sólo la proyección de nuestras ansias en la niebla; a menudo continuamos perdidos, caminando cabizbajos entre las sombras de la decepción y la confusión de la ignorancia.
Con cada persona que conocemos aprendemos algo, mas con todos somos diferentes. ¿Cómo sabemos que ese algo atañe a nuestra verdadera identidad?
Erramos pues en un mundo oscuro de vulnerabilidad en el que cada punto de luz, cada conocimiento, nos confunde y nos abruma con nubes de preguntas y nos revela ante nosotros mismos como una persona nueva cada vez. ¿Cómo hallarnos?
Empiezo a temer que mi personalidad nace de las decepciones, de las muertes continuadas de mis caracteres antiguos, y que va conmigo. Temo que mi yo real sea no sino esta sombra que corre sin descanso tras la pista falsa de una vida por la que está pasando sin apercibirse, creyendo que la busca. Temo que la vida sea no sino esa búsqueda continua. Si es así, el destino inevitable de la muerte se hace temible: ¿Es el fin de la búsqueda o estamos invariablemente abocados al fracaso? Y si es el fin, ¿Puede disfrutarse del hallazgo de la vida verdadera?
Ahora sólo sé que cada Luna llena me ilumina como una persona nueva y que yo mismo no puedo apreciar los cambios, no por pequeños sino por demasiado numerosos.
Hoy te hallé como un punto nuevo de luz en el camino. No sé si será éste real o nebuloso, mas igualmente desconcierta sea lo que sea. Lo que sí sé es que sólo puedo seguir corriendo hacia él y atravesarlo o quedarme si es ya el fin de mi camino, mi respuesta. Aunque una voz pesada y grave que ensordece los latidos, sintiéndose en el pecho, y que es la mía, me dice: “Demasiado pronto”.

VI

Manifiesto para una vida:
Entiéndase vida como el estado inevitable del lector si éste lee la presente y sígase el paradigma del término hasta verbalizarlo. Vívase, dejando de lado las proclamas de anuncios tendenciosos de casas de lotería.



VII

Al genio dormido en una noche de verano:
La mano quieta,// la pluma muda,// la tinta seca.// Duerme la mente,// el cuerpo suda// y el genio bebe// las lágrimas que el// corazón muda// por los del ánima// sentimientos de// pasión desnuda// que tuvo ayer,// mas sin saciarse// del agua ruda.// Sin ordenar que// mano se mueva,// cante la pluma,// sea tinta nueva.// Si estás conmigo// muestra la ruta// del arte vivo:// que mano mueva,// que cante pluma,// que tinta lea.
VIII

Si, parado en medio de la fuente donde luce Ajax orgulloso sus pertrechos, el oficinista serio y formal sonríe sin importarle el agua hasta sus rodillas ni la posibilidad de electrocutarse en la fuente moderna mientras los transeúntes sorprendidos intercambian miradas de gozo sádico disfrazado de embarazo y de rubor que dicen “otro que cae” al creerse sonreídos ignorando que el oficinista serio y formal sonríe a los baustros que circulan por la calle, mucho más agradecidos a quien vive en alegría; si, tras estudiar veinte años y practicar el oficio, se consigue nuestro puesto ideal y el jefe llega tarde el primer día, y el jefe resulta ser ese mocito de apenas veinte años, pelo largo, camiseta y desaliñe general que hemos intentado efusivamente echar de la oficina por indeseable al verlo llegar en motocicleta de gran cilindrada, y perdemos el empleo; si, tras estudiar veinte minutos practicando, el examen de química no tiene el diez esperado y nos perdemos la tormenta fastuosa, replanteándonos por ello la corrección de optar por lo que por correcto se conviene; si, acabada con brillantez la carrera, culminados dieciocho años de proyecto y de trabajo, el destino inevitable pizzería y piso compartido; si paseando por la calle nos cruzamos desafortunadamente con Tanathos con guadaña y fervoroso golpe casi nos toca pero no, tras lo que éste sonríe y con gesto burlón mas sin palabras indica “hoy no” y nos sentimos aliviados, pero al llegar a casa hay sirenas en la puerta...; si la amas más que a nada en el mundo y ella está contigo, pero no eres capaz de darle la felicidad que a ti la unió ni las palabras y cada intento resulta en su dolor o en su enfado, no reflejan sus ojos ese brillo y sentimiento, frustración, culpa y celos se apoderan de tu ser; si los osos; si, vestido casi de etiqueta para los tiempos que corren, insiste en aullar a una Luna que no ha salido hoy y que los demás se fastidien; si los tigres; si debemos escribir por necesidad de corazón de desahogo y las Gracias caprichosas, perezosas, rubensianas, se niegan a soplar siquiera un poco en nuestra mano; si Julio, Abril, Septiembre y Mayo; si los más sabios del mundo son aquellos que de amor o de terror enmudecen por ser éstos lo mismo y sólo habla quien de ellos nada sabe o sabe de oídos; si las gentes; si los ecologistas; si el mundo enloquece o está loco, ¿qué le vamos a hacer? Y ahora ven que se equivocan los transeúntes y tiene razón el oficinista serio y formal. Y Ajax suelta sus pertrechos y los baustros nos quitamos el sombrero y el reloj ante quien, pese a todo, se permite sonreír.





IX

Que sé yo... :
Que no hay palabras para decir lo que es vivir cuando estás vivo y que vivir es algo tan cambiante como sólo algo indefinido e indefinible puede serlo.

X

Por qué lo sé... :
Ayer fue la tarde aburrida pero por arte de magia el mundo sin saber cómo vióse encerrado en una simple habitación. Ayer tuvo lágrimas de tristeza y de felicidad y palabras tan rotundas como pinceladas de un paisaje realista tan bueno que alcanza a aspirar a alcanzar a representar la realidad.
Fui ayer niño, animal y persona joven; amigo malo y bueno de quien no se lo merece; y de quien sí y, sorprendido, sólo aspira a poder respirar como yo polvo de estrellas o entender qué magia hay en la palma de mi mano que pueda haber también en una palma de palmera. Que sé que no sé, que creo, y al creer creo el mundo que yo veo, y al crear veo que amar es ver, vivir, creer: crear, y no tan sólo vida.
Porque lo que sé lo sé y no hay dioses de por medio. En el caos de mirar alrededor están todas las respuestas que son una: me he perdido.
Orientaré a poniente mis pasos y me comunicaré con Febo ardiente por no entrar en el Parnaso con un espíritu doliente dolido de felicidad.
Entiéndase como un caos la obra y se verá bien el orden de la vida. Y por eso escribo hoy el epitafio desde encima de la lápida bajo la que dormiré:
A la pregunta de “¿Qué es más incierto, tu pasado o tu futuro?”, que un Cronos Dionisíaco hizo al caminante al pasar delante de un hostal el primer día después de la vendimia contestó éste “Mi camino”, y hablaba de su presente.

XI

La advertencia de Cupido:
Cuando el grito del alma agonizante trasciende las barreras del mismo Dios verdadero; cuando no hay infierno ni tormento que supere la absoluta desesperación; cuando nada hay más allá de que renegar; cuando se ha ido más lejos del lugar donde ángeles sin alas y sin rostro y demonios sin imagen, cuerpo ni maldad conviven en Paz absoluta; más allá de las barreras de satán y del dios que lo creó; más allá del lugar donde el odio a toda la esencia se transmuta en mirar a la cara a los Padres de los Dioses de los verdaderos creyentes, Amor y Tiempo, y escupirles; cuando el alma, ya no alma ni retazos de ella, llega allí donde sólo encontrar y perder lo que le falta, verdadero amor, con su grito desgarrador; sólo entonces, lágrimas negras serán derramadas.


XII

Tirado sobre el suelo rugoso y húmedo, sin ver más que una confusión de movimiento, recibe los últimos golpes en el estómago, ya sin el dolor contrastando con la normalidad de los primeros sino con el cálido impacto en su cuerpo, ya hecho a los cuarenta minutos anteriores. Entre lágrimas y gemidos propios que no reconoce, entreoye la confusión de voces animosas y respiraciones jadeantes de las cinco figuras (parecían cinco cuando aun podía verlas) a su alrededor. Una dice algo en tono violentado pero conciliador. Se marchan.
Lenta y dolorosamente gira él sobre un costado hasta quedar de espaldas, consciente tan sólo de que no puede moverse. Tras cinco minutos dolientes, el primer pensamiento fluye por su mente cansada:
- ¡Ja! Parece que no soy el único que ha salido a divertirse este sábado... Me duelen las costillas... ¿Cómo he llegado yo aquí? Ya recuerdo, dejé a Marcos y Lisa en aquel bar donde me llevaron y empecé a volver a casa... sabía que el metro no estaba a la izquierda...
- ¡Ay!
- Vaya por dios... deberían poner mejores farolas y más estas dan una luz anaranjada que lo vuelve todo a la vez triste aburrido y siniestro y no debería yo haber corrido el riesgo de venir sólo a un barrio como éste no si mi madre ya me lo advertía...

- al menos no llegaré muy tarde porque me estaba durmiendo de lo lindo en ese bar y no me gusta nada esa música ruidosa de Marcos vale que el rock está bien y todo eso pero heavy metal... ¡pues menuda diversión he ido a encontrar!


- uf que cansancio hace buena noche y eso que dijeron en el telediario que hoy se nublaba después de todo no está tan mal eso de que haya tan pocas farolas puedes ver las estrellas... pasado mañana estará la Luna llena ¡y hay examen de matemáticas! No debía haber salido hoy total mira lo que he conseguido... me arde la cara estoy cansado y al respirar sueno como una cañería vieja...


- Un gato... miau... hola gato viene hacia aquí jo qué bonito es ¿será macho o hembra? Se parece al que había en la torre de Juanjo eh hola guapo tú si que sabes lo que es vivir... tú si que eres libre tienes que buscarte la comida pero nadie te dice lo que tienes que hacer estás en forma ¿eh?...
- ¡Au! No, no te subas a mí, me haces daño. No, no hace falta que te vayas... Adiós.


- se me habían cerrado los ojos... mira una nube qué aire tan fresco qué bien se está aquí descansaré un poco más y me iré a casa...

Abre los ojos y observa la sombra sobre él:

- es raro que alguien lleve capucha con este tiempo.

La alargada sombra tiene uno de esos aperos de labranza que cuelgan como adorno en las tascas de la zona y habla con una voz profunda que parece surgir de la tierra:
- Es tarde, Joaquín. Ven, te ayudaré a levantar...

La mano es huesuda y tiene un toque gélido y firme que inquieta un poco, pero sólo al principio... Luego aterroriza.


XIII

La vista desde aquí arriba es prodigiosa. Sentado en las escaleras, el visitante eventual abarca con un giro de la vista todo el valle hasta el Tibidabo. Se trata de un paisaje urbano y nocturno, sólo limitado por la frondosidad de los árboles de los jardines que jalonan la ascensión hasta el palacio y las estatuas de la balaustrada.
Uno puede fácilmente imaginar, casi ver, la mano del dios Cronos en su más ciclópea forma emerger de las nubes, rosadas por el juego de luces, para vaciar un saco de estrellas sobre el valle, que se desparraman llenando el descenso de monte a monte con una infinidad de puntos de luz y grupos de color. Incluso puede, si es atrevido, pensar que aquellos puntitos que se mueven más cerca, abajo, en la plaza, son aquellas que aun no se han detenido en su caída.
Y no deja de rondar furtivamente la cabeza del contemplador la idea de que cada uno de esos casi juzgados insignificantes puntos de luz se asocia, al menos, a una vida, a una persona inteligente que come, bebe, camina, piensa y sufre como uno mismo. Y es que cada punto es, en realidad, un faro, una farola o la ventana de una casa: una realidad humana.
Se piensa: “allí vive una familia, ¿quiénes serán? ¿cómo serán sus vidas? ¿serán felices?”. O bien: “seguro que en aquella farola, allá a lo lejos, se besaban ayer dos amantes en señal de despedida”.
Y también, más tarde, se cae en la cuenta de que todo lo incógnito y abrumador de cada luz, que ya nos hace sentir insignificantes, se suma, en los espacios oscuros, al terror: allí también viven personas.
Es una noche fría, desusada a finales de Noviembre por aquí y, allí donde la luz de las farolas llega sólo para herir por el contraste, en la oscuridad, en la calle, en el frío, el hambre y la miseria, allí también viven personas. Se pregunta uno cuántos viven y cómo son sus vidas; y cuántos mueren y cómo son sus muertes.
Para mí, forzoso observador del mundo, la belleza de la ciudad de Barcelona observada desde el palacio de Montjuich en una fría noche de finales de Noviembre es irónica y abrumadora. Lo es, porque es bella; porque implica cientos, miles de vidas individuales, algunas más dramáticas que la mía; lo es porque nada de eso alivia mis pesares.
El solitario entorno del palacio, con jardines y esculturas; los recios edificios de la feria de muestras; la gran, la magnífica fuente danzarina; la avenida de María Cristina; las torres gemelas a su entrada; el pebetero de la exposición universal; la iglesia del Sagrat Cor, allá en el Tibidabo; hasta la Luna amarilla que se abre paso entre las nubes; todos se muestran falsamente bellos para hacerme sentir que no participo de ellos. Y su belleza es falsa: las estatuas no tienen detalles; los jardines son lúgubres; las ventanas del palacio son sólo azulejos; los edificios están sucios y vacíos; la fuente no danza; la avenida y las torres están llenas de pintadas; el pebetero no arde; la Luna está menguante; la belleza de la vista sólo esconde las miserias de un mundo cruel y el Sagrat Cor es el hogar de un falso Dios.
Un gato negro, inusualmente atrevido, pasa por mi lado rozándome con la cabeza. Se deja acariciar y prosigue altivo su camino. Y yo estoy solo, y Cronos ríe...

XIV

Consejo de sabiduría:
Una verdad absoluta es la frase “Yo miento”, porque es cierta si es mentira y también si es verdad.

XV

Ritmo y rima:
Escribir, escribir poesía. Las agendas están llenas; los corazones, vacíos. Nada dicen los escritos, todo una mirada mía. Nada dicen los escritos de la soledad y el frío. Tú pides que se te escriba, la letra es sólo un reflejo. Si quieres ver, mira, mas no mires el espejo. Si quieres saber, pregunta, pregunta a un corazón viejo. Esperar es la respuesta, hemos de vencer al tiempo y mirar, desde los ojos, al corazón, al sentimiento.
Así que, cuando quieras que te escriba, no hables, no digas nada, camina hasta mí y mira.



Texto agregado el 30-11-2002, y leído por 750 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
02-12-2002 buenos y largos! fragmento Son tuyos de ti? obituari
 
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