Imagina, pues, que Dios ha tenido la muy peregrina idea de colocar, en un solo territorio, a una diosa de tabla surf y a una voz que encanta encantadoras. También, para contrastar, un muy bonito grupo de idiotas preparados en nada y con ganas de gobernar. Imagina a más de veintisiete millones de almitas esperando que los salven. Esperando, claro sólo esperando. Ese es mi país, el Perú, acertaste.