Estaba admirando la danza de las llamas, acompañado con el sonido de la guitarra, el cocinero haciendo sonar esa viejas cuerdas, mi pana acompañando con una batería ficticia, los demás desperdigados por los pensamientos danzantes que provocan el alcohol y noche, ahí cerca del fogón estaban todos, un grupo de amigos intentando dejar atrás la semana gris, y como si fuera poco, estaba ella.
No me había notado, nunca me noto, siempre ha sido igual, yo no dejaba de pensar en ella.
No sé si fue el vino barato, qué ni Baco se animaría a beberlo, o el delirio por el cielo minado de estrellas, pero se me cruza la idea de que quizás hoy, hoy, por deseo de la danza de los círculos misteriosos, tenia una oportunidad.
Ella, subversiva antes de nacer, siempre con una causa en lucha, con un libro en la mano, El cumpleaños de Juan Angel de Mario Benedetti era el de ocasión, y como si eso no fuera suficiente es hermosa, de cabello largo y oscuro, como sus ojos, y una sonrisa que hacia latir el corazón mas abatido.
Pero no-tenia sentido, ella nunca me había notado ¿Cómo se supone que me iba a acercar a ella? Lo que me quedaba era beber mas de ese vino barato, hasta matar la zona del cerebelo que genera las imágenes, y así no pensar en ella más, estas en mi memoria, y ya no pueden vivir, mucho menos cerca de mí, así que decidí ir a pasear por los alrededores de donde estábamos acampando.
Después de caminar un largo rato por el bosque oscuro, la luna espectacular y las estrellas eran mi faro, llego a un lugar donde no se siente el ruido del camping, ningún ruido, solo el viento golpeando las ramas con fuerza y a lo lejos el paso del río Cebollatí.
Me acuesto al lado de varias mirtáceas, que ponían color rosa al muy verde bosque, y decidí darle un descanso al corazón y al alma.
Pude sacarme su imagen de la cabeza, sacarme toda imagen de mi cabeza, entre en sueño profundo, como si Morfeo hubiera pasado por ahí en ese instante.

Me despierto alarmado y con dolor de cabeza por los sonidos de unos o pasos que venían hacia donde me ubicaba, a lo lejos observo una silueta que se mueve lentamente.

Pasan unos segundos y la silueta se acerca, no doy crédito a lo que mis ojos ven;
Un ángel esta a pasos de mí, definitivamente era ella, y cuando estamos frente a frente, mi cuerpo se paraliza, ella me pregunta por que me habia ido; cuando por fin logro unir palabras, le pregunto con suma curiosidad, porque me estaba buscando,
Pasa un momento, noto su rostro sonrojado, y me comenta que justo me iba a pedir un libro, supongo que fue la excusa que primero penso y si eso no era suficiente, yo le sonreí, ella también, y sin mas nos estábamos besando, ella traía como poncho una frazada que sirvió de cama y abrigo a la vez, y de techo la noche estrellada, entre risas y sonrisas, murmurando cálidas confesiones, permitía que aquellos dos seres extraños comenzaran a sentirse confianza.

El cálido sol de la mañana llegaba a mi espalda, desperté, y ese hermoso sueño me devolvía una sonrisa, solo con soñar con ella me reconfortaba, pero fue un sueño en fin; la resaca se había ido, camino tambaleándome y caigo, cuando voy a levantarme me tropiezo con un libro de tapa gris, el libro era de don Mario.