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Inicio / Cuenteros Locales / Keiji / 68) Perdóname.

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Si el decir “lo siento” no basta, y no sé realmente que viene todo esto, pedir perdón tanto menos ha de remediar y sin embargo lo tienes. Perdóname después de todo, tanto y tan poco, perdóname por ser tan distinto a ti y a los demás, pero sobre todo por seguirte queriendo.

Perdóname un poco al menos, por querer demostrarte que no todos somos iguales, y no te pensamos igual. Perdóname estos días de ignominia en que mis ilusiones fueron destrozadas por tu indiferencia y mis intentos vanos por otras compañías, en que la inconciencia te bastó para ignorarme, aún de modo involuntario pero eficiente.

Perdóname por seguirte pensando aún. Por no creerte y pensar que me necesitabas de modo alguno, por darte tanto cuando no pedí nada, perdón. Perdóname por quererte y tratar de darte todo lo que ahora sé no necesitas todavía, y por ser tan aburrido, tan formal, por quererte ayudar a nada y absolutamente todo.

Perdóname por no divertirte ni seguirte el juego, por no tocarte y besarte, perdón por no querer aceptar que no estás sola, y estas como lo has decidido, no lo pude entender y mira ahora que me tuve que marchar. Perdón por no dejarte esperando, porque la fortaleza de mi causa no pudo tanto como tu empeño por alejarme de tu lado y lo has conseguido rotundamente ahora haciéndome tu, ley de vida; todo sin tener que decir una palabra distinta de “no sé”.

Perdón por no tener una sonrisa cautivadora, o un cuerpo al cual desearas aferrarte y estrechar, hacerle el amor, pero sobre todo perdón por querer ser yo mismo y en el proceso tratar de ver tu verdadero rostro, pretendiendo fuese tan frecuente como la mañana de cada día a tu lado.

Perdóname por aceptarte como eres sin que me importara lo que dijeran los demás mientras me quisieras tu, perdón por quererte tratar como a una reina cuando todos te tienen por paje. Perdóname por quedarme tanto tiempo a tu lado, cuando quizá debí dejarte sola como quieres y tal vez debas estar si así finalmente lo requieres, un poco de disposición era suficiente.

Perdón por no entender las señales de tu juego, pero me cansé de tratar darle al balón, que no sabía yo era o sigo siendo a tus pies, perdóname por no captar tu atención y tu deseo, creyendo valía la pena. Perdóname por intentar dar a tu vida un buen momento, ignoraba cuan bueno es el estar como lo estas, haciendo cuanto haces. Perdóname por ser como soy, y no como quieres que sea, aunque tal vez no sea suficiente, como esas pequeñas que quise compartir contigo.

Espero puedas entender mi sentimiento, porque yo aun no acabo de entenderlo del todo y aunque sé que el llorar no remedia más nada, me he sentido mejor después de ver mis manos limpiándome los ojos de la tristeza que me produjo tu aburrimiento; nunca pido dos veces las cosas lo digo siempre, y todas las disculpas solícitas se reúnen en una sola, que jamás saldrá nuevamente ni de mis ojos o mi boca, tanto menos de mis manos o sentido corazón.

Disfruta de cuanto(s) tienes ahora, que el futuro nos alcanza y después de esto nada será lo mismo, no me he marchado aún ni a dos meses, pero me reservo el derecho de recibir desplantes y sentirme destrozado, me he repostado de tu invierno esperando la primavera que venga a buscarme cuando el tiempo indique tu llegada y con ella a mi, la ocasión de emprender la senda sin el desconocimiento de la causa que me mantiene a la expectativa de tu encuentro, más nunca de tu búsqueda de nuevo.

Si esto se posterga en demasía no seré el culpable de que ya no, todavía ande buscando otros sueños formar, queriendo secar el llanto que me deje la espera prolongada e infructuosa, pediré un último perdón por tener fallida fe en que creí deseabas esto valiera la pena. Vale, juega el pollo y salud, espero que quien toque tu busto, encuentre tu corazón de recompensa, porque besando tus labios pueda cambiar tu llanto por sonrisas, la pasión por el gozo y el amor desenfrenado, el tocar por el sentir y el andar por el vivir, que mejor si ese soy yo, no lo deseo ahora.

Lo prometido es deuda y como siempre sabes bien donde estoy y en quien pienso todavía, a donde miro y que es lo que espero, nunca fue más cierto lo que te dije un día, y es la hora de demostrarlo, no demores demasiado o se irá una parte mía; todo está en tus manos o lo recibes y envuelves, o lo ignoras nuevamente y lo dejas caer, que se vuelva una tacita.

Texto agregado el 06-04-2005, y leído por 752 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
29-05-2006 Que manera de expresar, y parece que lo escribi yo, ahora entiendes por qué te pedí perdon el viernes? andyengel
13-04-2005 me encanto este cuento, me senti identificada!! paulatabbia
 
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