-Le recomiendo que deje de fumar.

-No, no le acepto esa recomendación.

-Por qué?

-Porque usted fuma.

-Pero eso no me quita el derecho de recomendarle que deje de fumar.

-Sí, le quita todo derecho porque Usted lo hace.

-Lo hago porque estoy enviciado y no puedo dejar de fumar.

-Por esa misma razón, no tiene ningún derecho de recomendarme nada.

-Se equivoca. El hecho de que fume no me impide recomendarle cualquier cosa.

-Yo no le he dicho que no puede recomedarme cualquier cosa. Le dije que no me puede recomendar dejar de fumar porque Usted lo hace.

-No. Usted se equivoca. Usted me ha dicho que no le puedo hacer ningún tipo de recomendación sobre nada porque fumo y eso me hace sentir discriminado.

-Yo no lo he discriminado a Usted. Es Usted quien trata de discriminarme a mí al recomendarme que deje de fumar siendo que Usted lo hace compulsivamente y es un vicioso.

-Al decirme vicioso es Usted quien me discrimina. Yo sólo le doy un consejo para que no le pase lo que me ocurre.

-No señor. Acá hay un malentendido. Es Usted quien discrimina ya que Usted inició este diálogo recomendándome qué hacer con mi vida.

-No señor. Yo a Usted ahora no le he recomendado nada sobre qué hacer con su vida. Solo le sugerí dejar de fumar.

-Creo que no nos estamos entendiendo y esta conversación debe llegar a un final.

-Creo que por fin estamos de acuerdo en algo. Lo espero el martes a las ocho de la tarde para la próxima sesión.

-Por supuesto que estaré el martes a las ocho. No tiene para que recalcar algo que ya se. Nunca falto a mi sicoterapia.

-Creo que hay otro malentendido. Yo se que Usted vendrá a la sicoterapia. Solo repetía la hora para que no nos olvidásemos.

-Usted se equivoca. Nunca me olvido de nada.

-No señor. Usted se equivoca. Todo el mundo se olvida a veces de algo.

-No. Eso no es cierto. Jamás me olvido de algo. Cite un ejemplo y le daré la razón.

-Bueno, ya que lo pide, olvidó cancelarme la cita de la semana pasada.

-No. Se equivoca Usted. No lo olvidé. Simplemente no quiero pagarle más por esta sicoterapia.

-Entonces el equivocado es Usted, porque si quiere seguir teniendo tratamiento de sicoterapia, tiene que pagar por las consultas. Yo no atiendo gratis.

-Creo que nuevamente hay un malentendido. Usted es un psiquiatra. Es médico. Hizo un juramento para velar por la salud de sus pacientes. Eso está por sobre el dinero. Por lo tanto tengo pleno derecho de venir a la psicoterapia aunque no le pague más.

-Creo que por fín llegamos a un acuerdo tras todos estos años de tratamiento. Yo tengo el deber de velar por su salud y por lo tanto puedo aconsejarle que deje de fumar.