El Dr Torcuato D Marzabal nació el 28 de Diciembre 1968 en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, arrabal marginal de país emergente. Abogado, Escribano,Master en Dirección de Empresas, Periodista, Músico, Escritor, y Fotógrafo, supo llevar una vida signada por extraños contrastes.

Llegó a este mundo como consecuencia de un acto simple, su padre – mas conocido como Félix el químico- en una noche de lluvia en las polvorientas calles de Tortuguitas, se quedó sin pilas en su vieja radio Kingstone y, tal vez por aburrimiento, y en silencioso trámite, decidió reeditar viejas prácticas amatorias con su santa e incondicional gran mujer. Sin intenciones, un escuálido espermatozoide batió el record de vuelta y tras nueve alegres meses, le dió fisonomía a nuestra figura del caso. Hubo amor al menos, relatan las desgastadas crónicas de la época.

Prácticamente hijo de sus abuelos, termino su escuela primaria y secundaria sin estudiar absolutamente nada pero con un alto promedio. Creció naturalmente en la calle, sucio, solitario, soñador, fantasioso, casi sin mínimos cuidados.Le inculcaron 4 o 5 valores firmes y fuertes y el resto lo hizo la mezcla del tiempo, la tierra y el viento.

De aquellas gloriosas épocas posee solo algunas fotos sepia de la memoria, el viejo Galicho rengo y borracho esquivando autos o sentado sonriente en la esquinita de la curva, el buzón de la calle Zapiola, el olvidado club Don Bosco, el viejo estadio de Quilmes, el rostro redondeado y los rizos perfectamente dorados de su primer gran amor, los partidos de fútbol interminables en las canchitas de la Bernalesa con sus amigos de la Villa Los Eucaliptos -de donde con tiempo y barro surgiera el gran Kun Aguero- el abrazo de la señorita Marta y otras pocas simples vulgaridades.

Fue alumno de Profesores mediocres que iban a tomar el té con criollitas mientras los niños pasaban toda la tarde haciendo una A con papel picado dorado y bordó. Se vinculó durante su juventud con hombres de baja estofa, y probada mala reputación. Al negro Jaime a quien consideró su maestro, le dedicó junto al Francés un artículo biográfico titulado: “Viejas técnicas y nuevos problemas“ en el vigésimo quinto golpe contra el suelo en su iniciación como fracasado corredor de motos enduro.

Seguramente sintió el mismo amor que su padre por los caballos y el casino, vicios que finalmente abandonó para abrazarse a las drogas simples. Se inscribió en la carrera de Derecho de la Universidad estatal para luego pasarse a la mas Sacra y Pontificia Universidad, donde luego de largas y bucólicas temporadas, y en desubicada presencia obtuvo su título de Abogado.

Tras recorrer innumerables suburbios olvidados, estaciones de tren maltrechas, y circuitos enteros de colectivos roñosos, logró ubicar infinidad de cartuchos Scheffer, estilográficas trabajadas en fina baquelita, sobre engomados y demás genialidades de la tecnología, para sobrevivir con escasa dignidad.
Avezado en el arte de las ventas ofreció en el mercado todo tipo de porquerías, muebles descolados, publicidades truchas en radios quinieleras, electrodomésticos de dudosas marcas, servicios de ambulancia, planes de ahorro para televisores y heladeras, caramelos y preservativos en el turno noche de un legendario y olvidado kiosco de estación café y alimentos robados, etc, etc; sus clientes, tan o mas acabados que él, lo insultaron amargamente en reiteradas oportunidades a lo que respondió siempre con huidiza sonrisa.

A pesar de su imagen desarreglada, de cabellos largos, barba revolucionaria, delgadez extrema, emulando casi a un cristo anónimo, logró ocupar un cargo en la Facultad de Derecho, como Ayudante de Cátedra de la Asignatura Derecho Político. También actuó como auxiliar en los Juzgados Criminales de la ciudad de Quilmes donde confirmó su vocación por el No Derecho, fue repositor de supermercado, armador de stands, acarreador de fideos, limpiador de góndolas,conspiró inocentemente contra el pueblo Argentino participando de los procesos inflacionarios mediante manuales cambios de precios en cada frasquito de café. Como Auditor de una importante empresa automotriz multinacional, recorrió el territorio argentino y mas tarde varios paises de Latinoamérica en su calidad de miembro del Comité Ejecutivo y Director. Fué figura y figurita, tan eficiente entres sus pares como relativamente poco reconocido.

Continuó sus estudios graduándose como Escribano Público Nacional, título que jamás utilizó sino como ornamento de su despeluzado egocentrismo.

Obtuvo también su Maestría en Dirección de Empresas en una de las mas sofisticadas y ortodoxas escuelas de negocios obteniendo uno de los mejores promedios de su promoción.

Su calidez humana se dejó entrever en las líneas que él mismo describió, en su actitud de permanente pendenciero y en la dedicación de sus obras a amigos fracasados que aún siguen en su encierro.

Fundó en 1995 la Logia de los burgueses tristes, Sociedad Argentina con fines de lucro parcial, la que presidió en dos períodos y editó su Boletín. La Sociedad, en sus palabras “nació como el resultado lógico del pujante desarrollo de sus miserias terrenales y también del deseo de sus cultores de poseer un organismo de carácter privado que sirviera de vínculo de unión entre tan deleznables seres, fue coetáneo y co actuante con las figuras más relevantes de esta rama de la ciencia.
Sus investigaciones no sólo trascendieron en el ámbito de la Sociedad de Fomento Bernal Sud, sino mas allá, incluso en los pestilentes bares del Río en Berazategui, donde sus seguidores supieron leerlo con melancolía a la par de empinarse unos tintos en caja.

Como todo gran amante, su hombría de barrio se vio definitivamente aplastada ante su pobre y precoz primera vez, la que fue corrigiendo a lo largo de múltiples relaciones y sesiones profesionales, transformándose finalmente en un novio amado por varias y deseado por muchas y bellas mujeres, amorios a los que autocalificó de verdaderos y fabulosos robos.

Se enamoró infinidad de veces hasta darse cuenta de que solo lo había hecho una vez, contrajo felices nupcias a los treintilargos en una lujosa y distinguida iglesia de la ciudad de Buenos Aires lo que coronó con glamorosa fiesta en un importante Club Hípico para más de 200 personas.

Estudió Literatura Argentina, Bandoneón, Inglés, practicó boxeo, automovilismo y aviación, fue periodista, viajero, fotógrafo, escritor, político, y dirigente social.

Recibió numerosos reconocimientos durante su vida, tanto localmente como en el exterior pero su distinción mas importante fue sin dudas el ser elegido mejor compañero todas y cada una de las veces que se disputó dicho concurso, feliz resultado obtenido a pesar de sus exentricidades y complejos y su carácter retraído.
Según las crónicas de la época era un generoso lider natural, su alma inmaculada permanecia intacta a pesar de toda tristeza.

En su museo de cajas de zapatos lustrosas, aún se conservan las medallas y distinciones las que incluyen una lujosa versión del Martín Fierro que tantas veces recitó de memoria.

Limitado en sus habilidades deportivas, en el ocaso de su carrera como futbolista, se alzó con el único trofeo de su vida, la Copa Buenos Aires de Fútbol en la máxima categoria A siendo además la valla menos vencida. (Claro que el lo soñaba como 9 y lo logró como arquero, pero aún recuerda los aplausos de esa noche con emoción y perplejidad al caer sin aire en el medio del área en el último minuto, tras despejar heroicamente chocando con el gigante delantero del equipo de Parque Chacabuco, salvando a su equipo)

Sus colegas lo han homenajeado nominando una cantidad de tablones del viejo estadio de Quilmes con su nombre. Se dice que falleció en día incierto de un año indeterminado a avanzada edad aunque algunos refutadoras dudan que alguna vez haya existido.

Ha dejado un sendero de prestigio, ejemplo humano y de prolífico investigador, sabio, raramente emulado.

Como último deseo sus cenizas fueron esparcidas en la calle 9 de Julio de la ya independizada Ciudad de Bernal y en la vereda de la Escuela Nro 6 donde soñó, rió y lloró, tantas veces...