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| ValentinoHND,12.05.2023
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A pesar del ataque coordinado de X troll, que se esconde en múltiples clones –máscaras que ni aun así logran cubrir el rostro de una persona torturada por una vida sin sentido–, la Página de los Cuentos sigue y seguirá como si nada, en pie, sana y publicando. De seguro el troll persistirá en sus intentos, hasta que se canse e implosione sobre sí mismo, convirtiéndose así sus innobles acciones en su propio castigo. Eso me recuerda a la vieja y repetida historia de Sísifo, a quien Zeus condenó con cargar una roca hacia la cima de una montaña mientras un águila le comía los hígados, para la eternidad. Esta condena, si se le echa un buen ojo, acaba con Sísifo sentenciándose solo. Albert Camus escribió un ensayo que recomiendo leer por su vigencia.
El mito tiene un sinfín de interpretaciones, cada cual su propia circunstancia y por ello se convierte en universal. Para el caso presente, se interpreta en cuán duro es sentirse desaprovechado en la vida y lo injusta que es cuando es evidente que nuestros talentos son superiores y pasan ignorados. Todos, en algún momento, y dependiendo de la cuna en que se nace, nos hemos visto muy frustrados. Los ancianos se frustran fácilmente a veces por la precaria situación económica que surge cuando la vida útil laboral llega a su fin. Los jóvenes también se frustran sobre todo por tonterías de llegar a la grandeza. Los escritores cuando los califican mal. El crítico de arte cuando es desdeñado. Hay hombres, y mujeres, que se frustran por un mal amor, al punto de quedar rematadamente locos (un amigo una vez me dijo, ´Oye, ¿en dónde tienes los ojos? Esa mujer es feísima. Y, sin embargo, yo sufría amargamente por ella). Los profesionales también se frustran cuando no ven su ascenso en la línea de mando. Los hermanos de en medio por pasar desapercibidos y por no tener la atención de sus padres. Etcétera, etcétera. En fin, que, para frustrarse, hay muchas oportunidades de hacerlo.
Esto me lleva a Sísifo, el más grande troll de la Antigüedad. Sísifo era inteligente, tanto que se hizo rey. Era un comerciante y terrateniente poderoso. Su reino era inabarcable y hoy le llaman Corinto. No solo tenía los medios físicos e intelectuales sino el poder político y de las leyes. Entonces, con una vida resuelta desde la cuna, ¿por qué buscarse problemas tan ilimitados? Alguien enseguida dirá que hay que ser tonto para echar a perder tu suerte. Pero Sísifo no era tonto, sino estúpido. Hay una diferencia. El tonto normalmente tiene una discapacidad física que le impide pensar bien (muchas veces no tiene conciencia de su proceder), mientras que el estúpido no tiene ninguna y se hace el tonto para dejar atrás el juicio o sentido común. Es decir, el estúpido no cambiará jamás, porque lo es por su cuenta y forja su propia condena.
El problema de Sísifo fue el querer pasarse siempre de listo. Quería más. Quería ser protagonista de la manera más errónea, sin el sacrificio del trabajo aplicado que brinda el conocimiento de la técnica adecuada. Sísifo usaba la astucia, la imposición de su voluntad, el chisme, el escándalo y la falta de respeto hacia los demás para lograr sus propósitos. Mataba a los viajeros que llegaban a su reino para quedarse con sus riquezas. Engañó a la muerte. Denunció a Zeus. Delató a su esposa ante los dioses. Era pues a todas luces un enfant terrible pero no en el sentido de su brillantez o transgresión sino en la de su vulgaridad.
Lo mismo sucede con la persona del Clon Múltiple. Él es como Sísifo. Cuando acomete con cada uno de sus ataques, con cada uno de sus spams, el Clon Múltiple tiene que esforzarse, física y mentalmente, porque debe utilizar todos sus recursos. Y los escritores del sitio lo saben y hacen que se esfuerce más, convirtiéndolo así es un villano absurdo, tanto por sus pasiones como por su tormento. Está obligado a cargar con una piedra inmensa como es La Página de los Cuentos. Lo trágico de todo esto es que Clon Múltiple está consciente de este hecho, de que su lucha no tiene fin, de que por mucho que cargue con la Página no hay consuelo, porque la Página volverá a su lugar inicial y él tendrá que volver a cargarla. El Clon Múltiple sabe que su condición es miserable.
Camus lo desnudó magistralmente: “No hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.”
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| viento_sur,13.05.2023
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hay que seguir publicando
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