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juanromero,11.08.2006
Homenaje a los compañeros asesinados el 22 de agosto de 1972 por levantar las banderas de la democracia latinoamericana y sostenerlas, aún a costa de sus propias vidas. "El paco" Urondo, obligado a morir por la dictadura de Videla en 1976 en la provincia de Mendoza, es el autor de este reportaje.

bEntrevista a los sobrevivientes de Trelew/b

Autor: Francisco Paco Urondo.

La Patria Fusilada

María Antonia Berger, Alberto M. Camps y René Haidar, fueron los únicos sobrevivientes de la masacre del 22 de agosto de 1972 en Trelew, Argentina.

En la noche del 24 de mayo de 1973, los presos políticos de Villa Devoto ocuparon las plantas celulares, hicieron pintadas, confeccionaron banderas y se prepararon a salir en libertad. Desde las 9 de esa noche hasta las 4 de la madrugada del 25, en un clima de fiesta creciente -insomnio, canciones y consignas-, Francisco Urondo recogió estos testimonios en una celda del celular N° 2. Integran el libro La patria fusilada. Alberto Miguel Camps: Otra cosa que indudablemente estaba dentro del plan de la masacre en la Base de Trelew, era que los cuatro turnos de guardia que había, dividían el día en pedazos de 6 horas, pero el capitán Bravo se las arreglaba siempre de noche. La mayor parte de las guardias las cubría él, con su equipo, las nocturnas y las diurnas. Prácticamente yo diría que dormía un turno, seis horas, y después estaba todo el día.
Francisco Paco Urondo: żVos creés que tenían ya la orden de fusilamiento?
Alberto: Pienso que la fueron madurando ahí mismo.
Paco: ¿No les parece que fue determinación de afuera?
Alberto: Sí, porque la Junta de Comandantes se reúne la víspera.
Ricardo René Haidar: Ahí yo creo que hay varios elementos, aquí, en el marco general de estos bichos. Por un lado, la masacre es un acto premeditado pero no es inmediato a la fuga, sino que es algo que ellos lo elaboran después de analizar una serie de cosas entre las cuales se cuenta la actitud del gobierno de Chile, si daba o no asilo a los compańeros. Y por otro lado, y fundamental, las relaciones con el general Perón. En ese momento se estaba un poco definiendo el limite del plazo dentro del cual el general Perón, para ser candidato, tenía que regresar. Realmente ellos creían que la jugada de la cláusula del 25 de agosto era una jugada muy importante, un poco una clave dentro del proceso electoral. Para limitar de hecho y legalmente, para ellos legalmente, la candidatura de Perón en un acto eleccionario.
Así, mediante una masacre de ese estilo, o mediante un acto como el que luego hicieron, pueden haber pensado varias cosas: que si el General Perón tenía intenciones de regresar, con ese hecho podían intimidarlo; que eran capaces de asesinar para mantenerse en el poder y que tenían poder para asesinar, para hacer una cosa de ese estilo impunemente. Por supuesto, ya el General Perón había dejado en claro que él iba a volver cuando se le diera la gana y cuando estuvieran dadas las condiciones. Pero seguía especulándose, es decir, la perspectiva de que el General Perón volviera no había desaparecido; hasta el último día de ellos no tenían la certeza de nada.
María Antonia Berger: Yo lo completaría con algunos otros elementos. No los doy en orden, pero los voy a ir seńalando. Sabían quiénes eran, la calidad de los compańeros que estaban fugados y que eran realmente un grupo de rehenes que lo podían jugar muy bien. Eso, por un lado.
Paco: ¿Los que estaban adentro?
Maria: Sí. Habían tenido tiempo de estudiar quiénes eran los que estaban en su poder. Por otro lado, siguiendo con tu análisis, te voy a dar otro elemento: creo que uno de los objetivos del GAN consiste también en aislar a Perón de la guerrilla y a la guerrilla del pueblo. Un poco cuando hablamos de ese trípode que lo constituyen Perón, el pueblo y las organizaciones armadas, con un golpe así a la guerrilla, y unido a eso, creo que el poder militar quería mostrar lo que evaluaba como incapacidad de respuesta en ese momento, tanto de las organizaciones como del pueblo. Pensaban que esa acción punitoria contra la guerrilla iba a alejar a la guerrilla del pueblo, un poco porque la guerrilla, digo, no estaba en condiciones de responder inmediatamente. Eso se demostró en los hechos, nos golpearon y no pudimos en ese momento mostrar una capacidad de respuesta inmediata. También estaba la incapacidad que se tenía en ese momento de generar movilizaciones para denunciar un hecho así. Pienso que era una de las cosas que el poder militar evaluó con la guerrilla. Es cierto que se estaba en un momento bastante crucial, que no se sabía lo del 25 de agosto, un momento de desconcierto.
Paco: Vos lo que decís es que ellos evaluaron que las posibilidades de reacción inmediata eran prácticamente imposibles, que en alguna medida era cierto, pero creyeron que la no reacción inmediata suponía una neutralización.
Maria: Claro, y el hecho de que nos podían golpear así, iba a ser un desprestigio que lo podían superar rápidamente. Y sobretodo pienso que era separarnos a nosotros de Perón y del pueblo.
Paco: Considerando la posibilidad de miedo por parte del pueblo y la posibilidad de romper el proceso electoral.
Maria: Aparte que lo obligaban a Perón a definirse de alguna manera. Pienso que son todos los elementos que se juegan a nivel de decisión y que lo deben haber estudiado.
Paco: Con el aporte de las ideas que se iban madurando en la Base seguramente. Digo, como conjetura. Un análisis político, por un lado, y por otro lado, el aporte de estos seńores que tenían la relación directa con ustedes.
Maria: Yo creo que esto lo vinieron madurando desde bastante antes.
Alberto: Conversando con compańeros que habían sido detenidos en Trelew después de la masacre, y que estuvieron acá en Villa Devoto, se rumoreaba que la orden que ellos habían recibido, que había partido de la Junta, era arrasar con el Aeropuerto, que un poco fue uno de los elementos que hizo que la entrega fuera inmediata. Se evaluaba que era necesario hacer una entrega antes de que llegaran las órdenes de la Junta. Un poco el hecho de que ese grupo de la Marina, a la mańana, ya estuviera avanzando sobre el aeropuerto, o sea que la idea de exterminio estaba jugando antes de la masacre. Aparte, es lógico por toda una serie de hechos anteriores: se ve que dentro del GAN una de las piezas importantes es, si bien no terminar con la guerrilla, darle golpes lo más demoledores posible; por eso muchos compańeros, al ser arrestados e identificados, eran asesinados. Directamente, o rematados.
Paco: La aplicación de la pena de muerte, el remate de compańeros heridos en operaciones.
Ricardo: Desde mucho antes esto viene pasando.
Alberto: Pienso que es parte de una política, que alcanza en Trelew su más alto grado. O sea que esos elementos jugaban indudablemente, no es un hecho totalmente aislado, una represión específica a la guerrilla.
Maria: Yo diría no solamente una represión específica a la guerrilla, sino a todo un sector de pueblo, o que surge del pueblo, tratando de expresar su descontento, porque no solamente es contra la guerrilla sino también con las movilizaciones sindicales.
Paco: Como cae Jáuregui, por ejemplo, o como caen los compañeros anónimos, todos los días, en las villas miseria. Es decir, que todo interés defendido por alguien, que pertenezca a una clase popular, recibe ese tratamiento. Digamos que la masacre que se va a producir está encuadrada dentro de una política de exterminio concreto y de intimidación a través del asesinato, que produce el régimen tranquilamente, desde muchos ańos atrás. Del 16 de junio del 55 en adelante.
Maria: Es toda la violencia en su forma más descarada.
Ricardo: Forma parte de una política. Al saber ellos la gente que tienen en la Base, piensan le damos un fuerte golpe a la guerrilla . Una política de desarmar a los grupos embriones de vanguardia. Porque sabían el peligro que implican. Yo creo que eso constituyó un ejemplo claro de lo que fue el GAN. El GAN no fue lo que declaró últimamente Lanusse, en los meses de abril y mayo, después del triunfo del pueblo. El GAN fue una serie de maniobras maquiavélicas, montadas con todo cinismo y con el claro fin de engańar nuevamente al pueblo; de la mejor manera posible, eso sí. De la forma más sabia, tratando de lograr así el desplazamiento de Perón y la integración del peronismo al sistema. Eso está clarito porque ahí se conjugan dos cosas: la represión violentísima, el asesino impune, por un lado, en la represión a la guerrilla, y la represión al pueblo, porque la guerrilla no es sino la expresión política del pueblo en condiciones de represión y opresión extremas. Por otro lado, la maniobra política, el tan mentado juego limpio en el cual se proscribe al general Perón de una manera - legal .
Paco: La proscripción aparece como elemento que reemplaza a la posibilidad de complicidad de Perón con la traición al pueblo. No te olvides que la política del GAN se desencadena con el primer viaje de Paladino a Madrid, donde la misión que tiene, según se dice, es pedirle a Perón la desautorización de las formaciones especiales, cosa que Paladino no trae.
Maria: Yo creo que todos los elementos que acá estamos seńalando muestran la faz represiva del GAN: a parte de ser una instancia que corresponde a un poder que representa determinados intereses, yo creo que con respecto a lo que fue Trelew, es una maniobra muy vinculada a un política.
Paco: No es un acto de histeria, digamos.
Maria: Pienso que ahí si corresponde eso de que nosotros no evaluábamos bien de qué manera esa medida del GAN, era la medida de un enemigo ya en retirada en aquel momento; como lo vemos ahora con mucha más claridad. Trató así de separarnos de Perón, impidiendo toda posibilidad de encuentro, que es lo que se dio en los meses posteriores; la unidad entre el pueblo, las organizaciones armadas y Perón. Creo que tienden directamente a eso.
Paco: Ahora, también hay ahí un problema que es el tiempo récord en que las formas de lucha, el grado de violencia como el que expresa la guerrilla, son aceptados popularmente. Creo que los militares nunca supusieron que el pueblo lo iba a aceptar, porque ellos creían que esto no era producto de un proceso que el mismo pueblo venía haciendo, sino algo que venía de afuera. Por el hecho de que la extracción se clase de mayor parte de los compańeros de la guerrilla no pertenecía al pueblo, pensaron que el pueblo iba a rechazarlos, porque parecería que hay ignorancia en el problema ese de la diferencia que hay entre extracción de clase y pertenencia de clase. Entonces creyeron que era algo de afuera y que el pueblo no lo iba a aceptar. Y en tiempo récord lo aceptó. ¿Por qué? No porque la guerrilla sea fabulosa, no porque el pueblo sea fabuloso. No, sino porque el pueblo mismo tenía experiencia de violencia y de lucha que venía haciendo por sí solo.
Alberto: Eso estaba fuera de los cálculos de estos señores.
Maria: Eso creo que fue el gran error de ellos, o uno de los errores, y también pensar que Perón se vendía por una presidencia, una cosa así, que lo estimaban muy cortamente a Perón y a todo lo que significaba el movimiento peronista. Ese creo que es uno de los errores, no ver qué tipo de contendiente tienen en Perón.
Paco: Precisamente, siempre en sus análisis, en sus proyectos políticos, aún en los más sagaces como fue el GAN, subestimaron la envergadura política de Perón y la presencia del pueblo con toda su experiencia. Esto es bastante claro.
Maria: Sí, creo que subestimaron claramente el grado de incidencia que tenía la guerrilla en el pueblo. Creo que lo demuestra la reacción, que fue unánime, de repudio a la masacre.
Paco: Además, en la campańa es una de las consignas principales de la lucha electoral que reúne a seis millones de votantes, es decir, a más del cincuenta por ciento de los electores argentinos: Ya van a ver, ya van a ver, cuando venguemos a los muertos de Trelew es una de las constantes de una campaña que se caracteriza no por sus discursos sino por las consignas, y ésa fue una de las principales, en una campaña que se apoyó en consignas y no en discursos. Bueno, volvamos a esos días. Creo que queda claro el sentido político; creo que está completa la explicación política de la masacre.
Maria: Creo que lo tendríamos que ver con un poco más de profundidad porque nunca lo hemos analizado así a fondo, yo creo que es la primera vez.
Ricardo: Se ha dicho que la masacre de Trelew fue una decisión de la marina, que Lanusse tuvo que asumirlo o tragárselo en contra de su voluntad o sus deseos de hacerlo. A mi me parece que, en ese sentido, no es cierto; la decisión fue una decisión conjunta, con total acuerdo. No fue un acto de delirio de Mayorga no de ningún descolgado de la Marina, sino que fue un hecho de conjunto.
Paco: Es decir que adoptaron una política como decían ustedes recién.
Maria: Ahora, lo que sí, les costó mucho instrumentarlo. Yo, lo que no sé, es si ya lo tenían pensado desde un principio o no.
Paco: Creo que es un poco anecdótico conjeturar si lo tenían pensado desde un principio o no. A lo mejor se les ocurrió de entrada o no; lo que sí, fueron consecuentes con su política.
Alberto: Supongo que uno de los elementos que es necesario rescatar -indica la mala evaluación que hacían de esta guerrilla-, es la reacción popular frente a la masacre; y que yo pienso que ya empieza a marcar esa retirada. Porque, a partir de entonces, se empiezan a dar una serie de hechos que articulan las movilizaciones y el accionar de la guerrilla, la táctica de Perón que culmina con el 11 de marzo. Habría que empezar a analizar toda otra etapa, lo que ahí comienza.
Paco: Algunos compararon Trelew con Moncada. El Moncada nuestro.
Alberto: Indudablemente, el régimen comete un error basado en caracterizaciones incorrectas.
Ricardo: Es decir, es una síntesis. Más que valoraciones incorrectas, pasa que ellos no están en condiciones de producir otra cosa. Recurren a los elementos que tienen como clase. Tienen una visión totalmente errónea de lo que es el pueblo. Recurren a la utilización de la fuerza, de una violencia indiscriminada, que es su forma de mantenerse en el poder; no tienen una práctica de convicción, de persuasión, sino todo lo contrario: su experiencia de poder es una experiencia de fuerza, no es otra. En otro aspecto tienen necesariamente que fracasar, en el aspecto del análisis, del conocimiento del pueblo, el conocimiento del mismo Perón, es imposible que lleguen a comprender cuál es el manejo del General Perón. Es totalmente imposible. En ese sentido están totalmente en desventaja, qué diablos van a comprender ellos.
Paco: Si entendieran algo, producirían otro tipo de política y dejarían de responder a un interés de clase automáticamente.
Maria: Pero vos fijate que nosotros, en un principio, cuando analizamos el GAN, decíamos qué inteligente, sobreestimábamos su capacidad. Creo que así como los sobreestimábamos a ellos, subestimábamos al movimiento. Porque nosotros teníamos también un desconocimiento de lo que era el movimiento y del grado de desarrollo de su conciencia.
Paco: Más que subestimación entonces, sería un desconocimiento.
Maria: Sí, pero ese desconocimiento te lleva implícitamente a un acto de subestimación.
Ricardo: Yo pienso que en análisis que hacíamos nosotros del Gran Acuerdo Nacional, decíamos qué inteligente o qué sutil, como habías dicho vos, la maniobra, porque aparecía montada y había elementos dentro del peronismo incluso, que estaban, en fin, que se prestaban para esa política. Y nosotros sabíamos que debíamos combatir a esos elemento; y en el enfrentamiento, se fueron derrotando. Fuimos derrotando a la represión, pero quiero dar a entender que se fue saliendo al paso al plan del enemigo, y así como en aquel entonces nosotros no visualizábamos las elecciones, o mejor dicho, las visualizábamos como tramposas -porque había sido la salida que eligió el enemigo, con las características que el enemigo quería darle-, era lógico nuestro alerta sobre el problema y estábamos dispuestos a darle batalle. Pero pienso que si bien el enemigo hizo evaluaciones incorrectas, por ejemplo la caracterización de Perón (ellos pensaron que se iba a vender por el uso del uniforme y los sueldos atrasados), había otro elemento, como sectores traidores del movimiento dispuestos a servir de base a esa política, a los que había que combatir, ¿no?, y habrá que seguir combatiendo mientras existan. Incluso nuestra visualización del GAN en aquel momento respondía a que ese juego de cosas todavía no se había puesto en movimiento totalmente. Insisto, a partir de agosto por utilizar como mojón la masacre, se dan una serie de hechos que tienen una importancia terrible para esta batalla, como es por ejemplo, el 17 de noviembre.
Paco: Sí, la graficación de eso es que ustedes a menos de un ańo, a nueve meses de la masacre, de sobrevivientes casi accidentales de la masacre, hoy en Villa Devoto, en las vísperas de que asuma el gobierno popular, están esperando que venga todo el pueblo concretamente a sacarlos.
Maria: Cosa que no concebíamos ni en los cálculos más optimistas.
Ricardo: La vez pasada, leyendo los titulares de un diario había uno que decía: El juego pendular de Lanusse . Yo pensaba, cómo son Perón y Lanusse las dos contrapartes; si uno jugaba en una forma pendular en lo político, el otro tenía que hacer lo mismo, necesariamente. Lo que pasa es que el general Perón tiene mucha más antigüedad que Lanusse en el juego pendular.
Maria: Lo que pasa es que el juego pendular de Lanusse es una cosita ...
Paco: Este no es un problema de simetría sino un problema de dialéctica.
Ricardo: Me inclino a pensar que el que llevaba la manija era el general Perón.
Maria: ¡No tenemos líder, eh!
Paco: Volvamos a Trelew.
Alberto: Durante esos días, aparte de la figura del capitán Bravo, que se destaca, como te decía, inmediatamente, hay algunos hechos que de alguna manera preanuncian, que pueden servir de elementos para juzgar que el plan estaba diseńado ya un par de días antes. Era lo que vos contabas los otros días, el día en que apagan las luces del pasillo.
Maria: Es una noche en que nos sacan los colchones a la una de la mańana, apagan las luces del pasillo y se oyen movimientos raros de armas, risas. Decían -bueno, vamos ahora, -no, no y cosas así. Era una situación no común, aparte de que había gente extrańa que circulaba por los pasillos. Antes, cuando había habido luz, habíamos vistos tipos, caras nuevas.
Paco: ¿Uniformados?
Maria: No, no. Es decir, van a ser los que nos interrogan, porque esto culmina con un interrogatorio, que para ellos es el primer interrogatorio y para nosotros el segundo.
Nosotros le preguntamos a un suboficial qué pasaba y él nos hacía la seńa con el dedo como que van a tirar. Como que la cosa viene pesada. Entonces nosotros lo que supusimos era que iba a haber un simulacro de fusilamiento, lo charlábamos entre nosotras, yo estaba con la Sayo Santucho y con la Susana Lesgart y ya dijimos bueno, ahora en cualquier momento estemos pensando que van a tirar tiros , incluso decíamos cualquier cosa, nos ponemos cuerpo a tierra y no nos asustemos .
Estábamos un poco, no digo que, asustadas, pero sí bastante tensas con la situación. Y en un momento vos sabés que incluso sacan los candados, hacen un movimiento con los candados.
Lo que yo evalúo es que nos abrieron los candados, pensando que por ahí nosotros intentábamos salir, porque hicieron mucho juego con los candados. Y vuelve a pasar ese mismo suboficial y le volvemos a preguntar qué pasa y nos sigue haciendo esa seńa, y se oye que cargan y descargan las armas, y después no pasa nada.
Después nos interrogan. Yo pienso que, en aquel momento, también ya se les ocurría eso, pudo haber sido un intento de que nos rebeláramos, porque aquella noche, no sé si se acuerdan, nos verduguearon como locos, nos tuvieron toda la noche apoyados contra la pared y sin dejarnos dormir.
Paco: ¿Afuera, en los pasillos?
Maria: No, no, adentro. Nos provocaron mucho, mucho. Me acuerdo que se ponían en el pasillo con un pito y nos ordenaban que nos pusiéramos contra la pared, que nos paráramos, nos sentáramos, nos paráramos, nos sentáramos, así toda la noche.
Ricardo: Y vos decís que ellos ya tenían alguna decisión sobre...
Maria: Mirá, yo creo que nos estaban provocando.
Ricardo: ¿A qué hora fue eso?
Maria Antonia Berger: Eso fue cuando el primer interrogatorio, unos dos o tres días antes. Después, a eso de las cuatro de la mańana, nos empiezan a sacar y a interrogar de a uno.
Francisco Paco Urondo: ¿Vos no estabas allí?
Ricardo Rene Haidar: Sí.
Alberto Miguel Camps: Lo que pasa es que Haidar y yo estábamos en las últimas celdas. Realmente había diferencias entre la visión que vos tenías de los marinos que nos custodiaban; generalmente, al fondo llegaba poco de todo esto. Yo, por ejemplo, esa noche, me acuerdo que pensaba puta, el jueguito que se inventó este Bravo para jodernos , porque nos poníamos a cabecear con Delfino cuando hacían silencio, y de pronto aparecía el suboficial tocando pito adentro de la celda, a través de la ventana. Es decir, cosa de joderte, dejarte entrar en sueńo y despertarte.
 
maravillas,11.08.2006
Bueno, Juan, perdona que te rectifique en el término "banderas de la democracia", ila democracia no existe, Estados Unidos e Israel se la han cargado a base de cometer crímenes en su nombre./i La bandera que levantaron esos hombres y mujeres argentinos es la misma bandera que estamos ahora izando todos los hombres y mujeres que creemos en la organización Socialista de los Pueblos de la tierra: bLA BANDERA DE LOS DERECHOS HUMANOS, LA BANDERA DEL DERECHO INTERNACIONAL, LA BANDERA DEL RESPETO A LOS PUEBLOS Y A SUS RECURSOS NATURALES, LA BANDERA DEL PENSAMIENTO HUMANO Y LIBRE/b

¡La Bandera del Respeto y la Bandera de la Justicia!

El neoliberalismo ha muerto, está pudriéndose entre los gusanos de su propia ambición.
 
juanromero,11.08.2006
Democracia: Régimen político en el que el poder pertenece y es ejercido por el pueblo, directamente o por sus representantes, y se basa en los postulados de libertad e igualdad.

Socialismo: De cada cual con sus capacidades a cada cual con su trabajo.

Comunismo: De cada cual con sus capacidades a cada cual con sus necesidades.

Que no se ejerza en el mundo () y que para algunos resulte un término utópico, es verdad y me he cansado de repetirlo, pero no podemos negar la etimología de su construcción. Que en su nombre se hallan cometido los peores crímenes de la historia de la humanidad, no nos inhibe a intentar alcanzarla de la única manera posible, con la revolución a escala mundial de la clase trabajadora.

Democracia es sinónimo de socialismo y en su fase superior, comunismo.

Coincido en parte con tus últimas palabras.

"El neoliberalismo ha muerto, está pudriéndose entre los gusanos de su propia ambición"

Pero aún no se está pudriendo, esa tarea queda a cargo nuestro.
 
juanromero,11.08.2006
Hayan en lugar de hallan. Disculpen.
 
OrlandoTeran,12.08.2006
Muy interesante. Pero que se recuerde también qué ocurrió cuando la expedición "punitiva" militar se las agarró con un pueblo que nada tenía que ver. Que al fin y al cabo, Trelew, para muchos argentinos es el EXILIO.
Un trelewense habla.
Saludos.
 
juanromero,12.08.2006
Te invito a reflexionar sobre ese tema Sebastián. Trelew, y como bien decís, para muchos argentinos es el exilio. He recorrido el país con dos mangos en el bolsillo y sé de lo que hablo.
El sector patagónico de nuestro país se encuentra lejos del alcance del bolsillo promedio argentino, si no es con una carpa o con las ofertas de hospedaje de los amigos, jamás hubiese conocido esa hermosa zona.
Para evitar la caída en una progresión infinita de hechos acontecidos en el sur argentino, vamos a situarnos en la provincia de Chubut, en dónde Trelew sigue siendo un pequeño poblado. La Base Almirante Aeronaval Zar, escenario de la masacre, se levanta a 17 kilómetros del Penal de Máxima Seguridad de Rawson. Los pobladores aún se niegan a hablar sobre lo ocurrido ese 22 de agosto de 1972, pero con paciencia y buena leche, el compañero Sebastián va a compartir con nosotros la información con la que cuenta.
 
OrlandoTeran,18.08.2006
Quisiera demarcar mi postura, que poco tiene que ver con los acontecimientos políticos que intentan plantearse aquí. O mucho, depende cómo se interprete.
Lo ocurrido en el Aeropuerto en Agosto de 1972, fue el asesinato a sangre fría de muchas personas o como dicen aquí, masacre. De eso no me cabe duda y no abundaré en detalles.

Lo preocupante como ciudadano, es el olvido deliberado de los sucesos que ocurrieron después en la población, pues el gobierno de Lanusse decidió enviar un escarmiento a la población rebelde. Se tomó la libertad de allanar los domicilios de muchos vecinos de Trelew, y como si no fuera suficiente, también "detuvo" o para decir más exactamente secuestró a varios de sus pobladores.
Por empezar, los militares cometieron la torpeza de confundir las ciudades: La U-6 está en Rawson, y no en Trelew, así que arremetieron contra el pueblo equivocado. Confundir un lugar con otro, en nuestro país no es raro, por la ignorancia supina que caracteriza a dirigentes y habitantes en general, de las particularidades geográficas de nuestro país fuera de la zona metropolitana...
Pero aún si esto fuese discutible y hubiera tenido derecho el gobierno de facto a tomar medidas represivas (Cosa que no considero), no contó con la indignación de los habitantes, que se autoconvocaron en asamblea permanente.
Exigieron la devolución de los vecinos injustamente arrebatados.
Se han hecho lecturas políticas de diverso signo de esta situación, dependiendo del lado del espectro político del que estuviera el analista.
Lo único que a mí me queda claro, es que el trelewense promedio está poco interesado en la política, y en esa época esto era más evidente, viendo la apatía que es típica en nosotros, y lo politizado que estaba el resto del país. Resultó intolerable que una y otra facción (los milicos y los otros, aspirantes a milicos. Unos de derecha, los otros de izquierda, unos más soñadores, otros conservadores, TODOS, ASESINOS, de acto o de discurso.) utilizaran a la población como una especie de depositario de culpas.

Creo que muchos de los trelewenses de mi generación mamamos de nuestros padres que cada vez que aparecen facciones violentas, el único rehén, la única víctima inocente es el pueblo no militante, paradójicamente aquél al que van destinadas todas las consignas que proclaman los deseos de bienestar por parte de las partes en pugna.
 
OrlandoTeran,18.08.2006
Ah, Juan, no me llames compañero: Soy antiperonista.
 
OrlandoTeran,18.08.2006
(No es un rasgo muy racional de mi parte, ya lo sé. Ser "anti" cualquier cosa, es malo.)
 
juanromero,18.08.2006
Sebastián, yo no soy peronista y mi postura dista mucho de esa ideología que promulga la convivencia de clases sociales ¿Cómo le apetecería que lo llame?
El apotegma peronista fue uno de los principales problemas para los verdaderos revolucionarios de la década del setenta.
No me cabe duda de que los militares invadieron su pueblo y comenzaron una verdadera caza de brujas entre sus pobladores, fue lo que hicieron a escala nacional e internacional.
El plan cóndor se diagramó durante cinco años en las oficinas de la SIDE, frente a la casa rosada, con el asesoramiento de agentes de la “inteligencia” francesa y la CIA norteamericana.
Me olvidaba, la SIDE cuenta actualmente con 2.500 “empleados”.
Por otra parte aprovecho para dejar en claro que quienes se rebelan contra la opresión que impide la evolución del individuo, o contra un régimen de facto, o contra la miseria institucionalizada que aún tiene absoluta vigencia en la Argentina, no pueden considerarse asesinos bajo ningún punto de vista.
¡Héroes de la patria!
Confundidos o no, estos seres humanos entregaron sus vidas en pos de una causa que intentó borrarse de la faz del planeta sin suerte, la causa de la justicia social y la equidad en el reparto de beneficios económicos.
Mi más sentido homenaje para estos valientes seres humanos.
 
juanromero,22.08.2006
Mi sentido homenaje a los compañeros caídos en la trágica jornada del 22 de agosto de 1972, en Trelew, provincia de Chubut. Pertenecientes a diferentes partidos políticos, pero unidos para una sola causa, la de acabar con el yugo capitalista.

Clarisa Lea Place
Susana Lesgart
María Angélica Sabelli
Ana María Villarreal de Santucho
Carlos Astudillo
Pedro Bonnet
Eduardo Capello
Alberto del Rey
Mario Emilio Delfino
Alfredo Khon
José Ricardo Mena
Miguel Angel Polti
Mariano Pujadas
Humberto Suárez
Humberto Toschi
Alejandro Ulla

¡Presentes!

¡Hasta la victoria siempre, compañeros!


 
hojalata_sin_nombre,01.09.2006
Bueno me encanta el tributo, pero porque mejor no vas a barrer el aeropuerto ese que esta todo hecho mierda y abandonado. Me imagino que ese seria un buen museo del horror ya que esta en un estado de demagogia de vivos para muertos. Los compañeros que lograron escapar siquiera se les ocurrió mirar para atrás. Es más ese avión estaba lleno de civiles que no tenían nada que ver en el asunto.
 
juanromero,01.09.2006
No contesto a fantasmas.
 
mariaclaudina,01.09.2006
Mi sentido homenaje a cada ser vivo que haya caído a manos de otro. Punto.
 
OrlandoTeran,02.09.2006
Bueno, avísenle a hojalata que en el aeropuerto de Trelew no se dieron cuenta de que está roto y abandonado: Siguen saliendo aviones todos los días...
 
juanromero,09.05.2008
Cuando la justicia Argentina intenta sacarse la venda de los ojos, bien vale la pena recordar estas palabras de Juan Gelman, escritas en aquel momento.

"Horas se podría estar contando esta historia y otras
parejamente tristes
sin calentar un solo gramo del país sin calentarle
ningún pie
¿Acaso no está corriendo la sangre de los 16 fusilados
en Trelew?
Por las calles de Trelew y demás calles del país
¿No está corriendo la sangre?
¿Hay algún sitio del país donde esa sangre no está
corriendo ahora?"

 
ornitorrinco,09.05.2008

Para cuàndo la venta de remeras con fotos de la masacre?
 
madrobyo,09.05.2008
Tengo dos fotos épicas.

dignas.

hermosas.

cadaverricas.

¿las querés?

http://cadaveresm...
 
juanromero,10.05.2008
A 36 años de la masacre de Trelew: Cómo fueron los hechos

Al entererarse de su traslado a Rawson, Santucho converso con Agustín Tosco la posibilidad de la fuga de Rawson.

-Che, gringo, ¿Cuántos kilómetros hay del penal de Rawson al aeropuerto mas próximo? Dijo Santucho

-Ni se te ocurra, negro. Es imposible fugarse de allí, ni con un submarino ruso, respondió Tosco.

A principios de junio de 1972, Santucho ya había aceitado suficientemente los contactos con el exterior como para poner en marcha el operativo de la fuga. Las noticias que le llegaban sobre la coyuntura política lo convencían de que no habría elecciones limpias: Lanusse había congelado los fondos sindicales y suspendido la personería gremial de la CGT por el respaldo de ésta a Perón; además, había establecido el 25 de agosto como fecha tope para que los candidatos de la futuras elecciones fijaran residencia en el país. La intención obvia era dejar fuera de carrera a Perón. Santucho también descartaba la posibilidad de un golpe de Estado que frenara el proceso electoral. En cuanto a la necesidad de que la guerrilla abandonara las armas decía que "al no darse posibilidad alguna de una elección verdaderamente limpia y al no encabezar a las masas en este terreno ninguna corriente antiimperialista (el Partido Justicialista, el radicalismo y la burocracia sindical no lo son el desarrollo del proceso electoral no obliga a la tregua, y hace posible y necesario el entrelazamiento de la lucha armada con la lucha democrática ( ... )". Sin embargo, insistía en la idea de preparar una fórmula con candidatos obreros en caso de participar en las elecciones.") Ello era, en realidad, una respuesta a Montoneros, quienes ya habían anticipado su posición favorable a una tregua ante el inminente retorno de Perón.

Santucho seguía creyendo que una organización que se denominaba revolucionaria no debía someterse a "una dirección burguesa". Jamás dejaría de presionar a Montoneros para que se radicalizara hacia la izquierda. Ese momento llegará, pero por la combinación de tres circunstancias: las propias concepciones de Montoneros; la presencia del ERP, disputándole el terreno político de la izquierda armada; y la futura relación traumática con Perón.

El hecho de que Lanusse estuviera realizando los últimos movimientos en el tablero para condicionar la salida electoral y la arremetida contra las organizaciones sindicales - también había sido intervenida la CGT de Córdoba y apresados u obligados a la clandestinidad sus dirigentes, proporcionaba a Santucho el principal argumento para insistir en la fuga y no confiar, como Montoneros, en que el nuevo gobierno, si lo había, dejaría en libertad a los presos políticos, y mucho menos si éstos eran guerrilleros. Las FAR coincidían con Montoneros en la necesidad de una tregua pero pensaban que había que asegurar la libertad de los presos, sin apostar todas las cartas a la bondad de un gobierno peronista. Por eso cuando el ERP decidió la fuga del penal, sólo contó con el apoyo decidido de las FAR y cierta complicidad de Montoneros.'

La idea de Santucho parecía, al principio, descabellada. Pretendía organizar la evasión de cerca de ciento diez militantes políticos de las tres fuerzas guerrilleras más importantes del país, romper una inexpugnable fortaleza del régimen ubicada en una zona semidesértica, y enfrentarse con éxito a un contingente de 70 soldados, 1000 infantes de marina, 200 gendarmes y unos cien policías, que eran la custodia del lugar.

Lo que sucedió después fue documentado en numerosas entrevistas y libros, pero hubo una historia íntima de la fuga y de los hechos de Trelew que es posible narrar tres décadas después de acuerdo a los testimonios de varios de sus protagonistas.

LA FUGA

El ERP había estado discutiendo varios planes de fuga. Uno, que Santucho consideró como alocado, incluía un rescate en un avión alquilado que aterrizara en el campo de la cárcel. Había sido diseñado por el comité militar de Buenos Aires. El otro, que finalmente se llevó a cabo, fue diseñado por Santucho, Gorriarán Merlo y Osatinsky, pero había sido resistido por el comité militar bonaerense del ERP, lo que Santucho considerará como una de las causas de las dificultades posteriores a la fuga.

La evasión debía comenzar con una señal enviada por los contingentes guerrilleros desde afuera del penal. Recibida la señal, Santucho --que ya era sin duda el jefe indiscutido de todos los grupos armados dijo: "Ahora---, y se quitó su pullover, como contraseña. Mientras, Marcos Osatinsky se dirigía hacia la puerta enfundado en un gabán de bolsillos anchos y grandes, cargado con una pistola con silenciador entrada pacientemente por las visitas en latas de dulce de batata. La sospecha de que el abogado radical Mario Amaya había colaborado en ello le costará la vida en 1976. Los guerrilleros tenían pocas armas, algunas púas, cuchillos y palos. A su vez, Roberto Quieto marchaba hacia una cita con el director del penal.

Eran, exactamente, las 18 del martes 15 de agosto de 1972.

Cuando comenzó la fuga, Osatinsky disparó sobre el guardiacárcel Juan Gregorio Valenzuela, que intentó impedir el escape, matándolo. Los guerrilleros lograron copar el penal. Los sindicalistas presos habían decidido no participar en la fuga. Los primeros en alcanzar la puerta fueron Santucho, Menna, Osatinsky, Vaca Narvaja, Gorriarán Merlo y Quieto. Los guerrilleros estaban numerados para el orden de fuga del 1 al 110. Cuando ya estaban afuera de la cárcel, Santucho y los demás no encontraron los camiones que debían estar esperándolos para llevarlos al aeropuerto de Trelew; los tiros adentro de la cárcel los habían dispersado. El primer contingente de los seis máximos jefes guerrilleros tomó el único coche que había permanecido, con el estudiante de Agronomía y Veterinaria Carlos Goldenberg (FAR) al volante. Los 19 guerrilleros restantes, que habían logrado salir, llamaron desde la guardia del penal a taxis y remises. Llegarían al aeropuerto de Trelew con un retardo fatal.

Santucho y el primer grupo entraron al aeropuerto cuando el avión de Austral -un BAC 111 con 96 personas a bordo- estaba carreteando. Santucho cruzó la pista corriendo junto a Vaca Narvaja que, disfrazado de mayor del Ejército, hizo señas al avión para que parara. De la torre de control no entendían lo que estaba sucediendo. El avión se detuvo en ese momento porque los guerrilleros que habían subido antes en Trelew -el estudiante de Medicina Alejandro Ferreyra Beltrán (ERP); la maestra Ana Wiesen (FAR) y Víctor José Fernández Palmeiro (ERP)-- ocuparon la cabina y amenazaron al comandante de a bordo. Los primeros seis guerrilleros subieron, y ordenaron esperar unos minutos. Desde la torre de control del aeropuerto ya se había avisado a un avión de Aerolíneas Argentinas próximo a llegar, que no aterrizara. El piloto del BAC 111 intentó resistirse. Dijo: "No hay combustiblepara llegar a Puerto Montt". Encañonándolo, Santucho respondió: "Pues habrá que llegar igual".

LA SEMANA DE VIGILIA

* A las once y cuarto de la noche, el 15 de agosto de 1972, los diecinueve combatientes que no habían podido evadirse de Trelew entregaron las armas en la rotonda del aeropuerto y fueron llevados en ómnibus a la base Almirante Zar. El capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, jefe de las tropas de represión, les explicó que la medida era provisional y se tomaba porque la zona había sido declarada en estado de emergencia.

* Una hora antes había aterrizado en el aeropuerto de Pudahuel, Santiago, el avión de Austral capturado en Trelew. Las carreteras de acceso a la capital chilena estaban cerradas por los carabineros y los periodistas eran mantenidos a distancia, para evitar todo contacto con los guerrilleros fugitivos. Caía una lluvia intensa. A las once y media (hora de Buenos Aires), Santucho, Osatinsky y dos jefes policiales comenzaron a parlamentar en un salón central del aeropuerto de Santiago. La conversación duró seis horas y cinco minutos.

* En Trelew, el ómnibus militar llegó a la base poco antes de medianoche. El juez Alejandro Godoy, el director del diario Jornada, el subdirector del diario El Chubut y el abogado Mario Abel Amaya no pudieron franquear el portón de entrada y fueron invitados a marcharse.

* A las dos de la madrugada, el 16 de agosto, el comandante de la brigada de infantería, general Eduardo Ignacio Betti, llegó a Rawson desde Comodoro Rivadavia y tomó el mando de la zona de emergencia. A las cinco se reunió con el comandante del V cuerpo de ejército, general Manuel Angel Ceretti, quien acababa de viajar desde Bahía Blanca. Se movilizaron dos millares de efectivos para rastrillar el área. Se reforzó la vigilancia en la frontera entre las provincias de Chubut y Río Negro. Fueron alertados todos los puestos policiales para evitar que los guerrilleros -en cuyo poder estaba el penal todavía- y sus eventuales auxiliares externos ensayaran otra fuga. Ambos generales decidieron la suspensión de todas las ceremonias de homenaje a José de San Martín que se preparaban para el día siguiente en la zona de emergencia, por falta de garantías". Al amanecer, el alerta militar se extendió desde la cordillera a la costa en las provincias de Chubut, Neuquén y Río Negro, norte de Santa Cruz y sur de Buenos Aires.

* A las 5.20, hora de Buenos Aires, Santucho y Osatinsky informaron a sus compañeros -aún refugiados en el avión de Austral- sobre las negociaciones en el aeropuerto, parlamentaron otra vez con los jefes policiales y regresaron al BAC III. A las 5.45, los seis fugitivos del penal y sus cuatro ayudantes -Wiessen, Goldenberg, Ferreyra, Fernández Palmeiro- bajaron a tierra. Siete minutos más tarde, los pasajeros varones retenidos a bordo se reunieron en el vestíbulo con sus esposas e hijos, liberados cinco horas antes. El avión emprendió el regreso y llegó al aeroparque de Buenos Aires a las 7.32 de la mañana, bajo una lluvia implacable.

* Las autoridades militares detuvieron a siete de los pasajeros, acusándolos de conversar con los combatientes sin ocultar su simpatía.

* A las 8.08, los detenidos que mantenían bajo control el penal de Rawson se rindieron incondicionalmente a las tropas del general Betti. La prohibición de acercarse al penal era absoluta. A las 11, el periodista Horacio Augusto Finoli, de la agencia Associated Press, fue herido por un soldado cuando intentaba tomar fotografías.

* Hacia el mediodía, los abogados González Garland, Matarollo, Ortega Peña, Duhalde y Galín, defensores de algunos de los guerrilleros, trataron de llegar a Trelew en automóviles de remise. Tropezaron con un cerco militar que les impidió acercarse a la ciudad. A la misma hora, los abogados Amaya e Hipólito Solari Yrigoyen, quienes no se habían movido de Rawson, trataron de visitar a los presos. Las autoridades militares les informaron que "ese día no era posible, y que ya no lo sería nunca".

*.A las 18, el grupo completo de abogados entrevistó a Jorge V Quiroga, juez de la cámara federal especial, quien estaba a cargo del sumario que se inició después de la fuga.' Quiroga declaró que él no había decidido incomunicar a los reclusos del penal, "de modo que los abogados pueden visitar a sus defendidos normalmente.

* Esa cámara, conocida como "carnarón" en la jerga de la época, fue uno de los tribunales especiales creados por el gobierno militar violando la Constitución.

". Pero la prohibición siguió en pie sin que nadie diera explicaciones. A las 20, Amaya fue detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo. No saldría de la cárcel sino después de cien días.

* A las 22, el mismo 16 de agosto, los abogados Ortega Peña, Duhalde y González Garland procuraron arrancar al juez Quiroga una orden que permitiera la asistencia de médicos y defensores cuando los diecinueve detenidos en la base aeronaval fueran interrogados. Quiroga desestimó la petición.

* En la mañana del 17 de agosto, el partido Justicialista envió un telegrama al ministro del interior, Arturo Mor Roig: "Reclamamos respeto derechos humanos presos políticos unidad carcelaria Rawson responsabilizándolo por su integridad física amenazada por medidas de represión".

* El ministro, que siempre había negado la existencia de presos políticos en la Argentina y que descreía de las torturas a pesar de las evidencias, envió esta respuesta: "Requiero se sirvan precisar a qué medidas concretas de represión se hace referencia y cuáles son las amenazas a la integridad física y derechos humanos con relación a los responsables de los sucesos de la víspera en Rawson y Trelew. El poder ejecutivo nacional no acepta que mediante acción psicológica se pretenda presentar a los protagonistas del luctuoso suceso como víctimas. Firmado: Arturo Mor Roig, ministro del Interior".

* El gobierno militar de Alejandro Agustín Lanusse reclamó en Chile la detención preventiva de los diez combatientes que habían pedido asilo, antes de que se iniciara el proceso de extradición. El canciller chileno Clodomiro Almeyda manifestó que su país consideraría el caso de acuerdo con sus leyes nacionales y con los tratados en común con la Argentina. Las agrupaciones chilenas de izquierda se movilizaron en Santiago para que Salvador Allende concediera un salvoconducto -a falta de asilo político- para que los fugitivos salieran rumbo a Cuba.

* El lunes 21, ciento cuarenta soldados de gendarmería llegaron a Rawson para reforzar la vigilancia del penal. La mitad de ellos tomó posición en los extremos de los pabellones, con armas largas; la otra mitad patrullaba el patio exterior y las salidas. Según un oficial del Ejército, "hay versiones de que se trama un nuevo intento de evasión". Uno de los guardiacárceles explicó que los refuerzos llegaron para "prevenir posibles alteraciones del orden en el penal".

* A las seis de la tarde de ese lunes, el comandante de la zona de emergencia, general Eduardo Ignacio Betti, difundió el bando militar N' 1. Su texto: "El que incurra en actitudes que perturben la normal convivencia, el orden y la tranquilidad públicos, será reprimido con la sanción de arresto, salvo que el hecho constituya una infracción más grave, en cuyo caso será juzgado según corresponda. La sanción de arresto será aplicada por orden irrecurrible, y se cumplirá en el lugar que se determine, conforme con las disposiciones del caso para esta zona de emergencia. El presente bando regirá desde las 14 del día de la fecha, 21 de agosto".

* En la edición N° 499 del semanario Primera Plana que comenzó a distribuirse la noche de ese lunes, se publicó una declaración del teniente coronel Muñoz, jefe de operaciones de las tropas regulares que actuaban en Chubut: "Estoy desilusionado -dijo en el aeropuerto de Trelew, luego de la rendición de los fugitivos-. Veníamos a liquidarlos a todos y están vivos. Si se hubieran animado a disparar un tiro, no dejábamos ni a uno. Pero se rindieron, los muy cobardes". Otro oficial, que comandaba a un grupo de quinientos efectivos entrenados para la lucha antiguerrilla, dijo (según la versión de Primera Plana): "Esperábamos una resistencia feroz, pero son unos patoteros. No pelean, son cagones".

* El mismo lunes 2 1, desde las 11. 10 de la mañana, la junta de comandantes que gobernaba la Argentina se reunió en la Casa Rosada. Asistieron Alejandro Agustín_Lanusse, presidente de la nación y jefe del ejército; Carlos Alberto Rey, comandante en jefe de la fuerza aérea; Guído Natal Coda, comandante en jefe de la armada; Ezequiel Martínez, secretario de la junta; Rafael Panullo, secretario general de la presidencia, y -Arturo Mor Roig, ministro de Interior, poco después del mediodía, el lenguaje de la reunión asumió una rigidez militar. Se incorporaron entonces José Rafael Herrera, jefe del estado mayor general del ejército,y Hermes Quijada, jefe del estado mayor conjunto. Antes de la una de la tarde, el canciller Eduardo McLoughlin -un brigadier- conferenció en otro salón con el general chileno Sepúlveda y con el embajador Ramón Huidobro sobre los diez fugitivos que habían pedido asilo en Santiago; allí se enteró de que el gobierno socialista, cediendo a las movilizaciones internas, les entregaría salvoconductos para viajar a La Habana o a Argel.

El domingo 27 de agosto, el diario La Nación contaría que, durante el diálogo, "McLoughlin rechazó, en nombre de Lanuse, el pedido del el presidente chileno Salvador Allende de que se lo dejara actuar en función de la situación interna de su país. McLough1in adelantó al embajador Huidobro que causaría un profundo desagrado al gobierno argentino cualquier decisión chilena que se apartara de las normas jurídicas en vigor, advirtiéndole que también el gobierno argentino tenía razones de política interna para insistir en la posición en la cual se había situado".

Los informes periodísticos sobre la reunión militar del mediodía y el parte oficial coinciden en los nombres, en los objetivos de la conversación, en los horarios: Quijada llegó a las 13.40 para "dar cuenta de los recientes sucesos en Rawson y Trelew"; McLoughlin entró una hora más tarde y refirió los pormenores de su entrevista con Huidobro.

Según conjeturó el matutino Crónica en su edición de agosto 22, la primera parte de la asamblea fue destinada a analizar la ley de enmiendas a la Constitución, que unificaría los mandatos e impondría la elección directa de presidente y vice. El resto del tiempo se habló de la represión.

* Poco antes de la medianoche, en la sala de periodistas de la casa de gobierno, los corresponsales analizaron las decisiones que quizás había tomado la junta de comandantes en jefe. Enumeraron las confidencias que habían recogido después de las reuniones militares de la última semana (el 16 en el despacho de Lanusse, el jueves en Olivos y el 18 en la llamada Sala de Situación), evaluaron el escarmiento que jefes de las tres armas querían imponer a los guerrilleros y los diversos castigos de los que se habría hablado. Al terminar la ronda de especulaciones, un corresponsal inglés dijo en voz alta: "Esta noche los matan a todos".

* Como contarían más tarde los sobrevivientes de la matanza, el trato que recibieron en la base fue "en parte razonable y en parte irrazonable". Los despertaban a gritos, varias veces durante la noche, y les ordenaban quedarse cuerpo a tierra, desnudos o vestidos, en un patiecito que daba a las oficinas. Dos grados tres décimas fue la mínima del 16 de agosto; uno bajo cero hubo el 22, a las tres de la madrugada.

Comían de a uno por turno, o de a dos, apuntados por una doble hilera de soldados que tenían orden de disparar al menor movimiento inusual. "¡Si seremos boludos! -admitió durante uno de los almuerzos el teniente de corbeta Roberto Guillermo Bravo-. En lugar de matarlos estamos engordándolos."

Iban al baño de a uno, con las manos en la nuca, atravesando también la doble hilera y con un centinela detrás que les apuntaba a la cabeza. 'la próxima vez no va a haber negociación -los desafiaba el capitán Sosa-. Los vamos a cagar a tiros, sin tantos miramientos".

Pero esas humillaciones -dirá después Gustavo Peralta- eran poca cosa para un grupo de guerrilleros que no había flaqueado ante la picana eléctrica, los cadenazos, los simulacros de fusilamiento, la sed y las asfixias en agua del inodoro.

Forzados al silencio, oirían al viento ir y venir por la meseta yerma, reptando entre los molles y los calafates espinosos, o el chillido de algún ratón de campo aplastado por las camionetas que pasaban. Sabían que toda fuga era imposible, que no podrían siquiera pensar en ella hasta que no los sacaran de esa guarnición con novecientos hombres en estado de alerta y dos kilómetros de campo por cubrir hasta la carretera Madryn-Trelew. Ni soñar, compañero.

Toda la historia de la semana final cabe en unos pocos planos: el de las comidas, el de los interrogatorios, el de la matanza. Se supone que los mudaron algunas veces de calabozo, que Pujadas estuvo junto a Ulla una tarde y la mitad de una noche, en la primera celda de la derecha; que María Angélica Sabelli y Susana la Gorda Lesgart compartieron durante un par de días la última celda de la izquierda. Pero esos detalles ya no importan. Sólo sirven para reconstruir la parte más opaca de la historia, los movimientos sin sentido que tan a menudo son en la vida de los seres humanos el preludio de la muerte.

El 22 de agosto a las 3.30 de la madrugada los 19 prisioneros de la base Almirante Zar fueron acribillados, por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, y del teniente Roberto Bravo Entre los muertos estaban la mujer de Santucho y Clarisa Lea Place. El gobierno explicó que se había tratado de un intento de fuga. Los tres sobrevivientes de la masacre lo desmintieron. El presidente Lanusse asumió, como comandante en jefe, la responsabilidad de lo actuado por la Marina. La versión oficial la difundió el jefe del Estado Mayor Conjunto, contralmirante Hermes.

La noche del 22, el gobierno sancionó la ley 19797 que prohibía la difusión de informaciones sobre o de organizaciones guerrilleras. En los días sucesivos, hubo manifestaciones en las principales ciudades de la Argentina. Y más de 60 bombas fueron colocadas en protesta por la matanza.

Peronistas, radicales, intransigentes, socialistas, comunistas, trotskistas y democristianos, condenaron al gobierno. Perón calificó a las muertes de "asesinatos". La opinión pública descreyó de la versión oficial. El 25 de agosto la CGT declaró un paro activo de 14 horas. Se prohibieron los velatorios públicos de los guerrilleros ejecutados. El comisario de la Policía Federal Alberto Villar desocupó con tanquetas la sede del Partido Justicialista en la Capital Federal, donde se velaba a algunos de los "combatientes", como los llamaban sus compañeros de lucha, que fueron enterrados luego clandestinamente. Ana Villareal fue sepultada en el cementerio de Boulogne.

Lanusse envió emisarios a Chile para solicitar la extradición de los guerrilleros prófugos. Intentaba juzgarlos como delincuentes comunes. Allende tenía dos opciones:
poner a los evadidos a disposición de lajusticia chilena por el delito de piratería aérea, en cuyo caso la Corte Suprema debía ocuparse del pedido de extradición del gobierno argentino, o concederles el asilo y un salvoconducto para viajar a Cuba como solicitaban los guerrilleros. Allende, en principio, no descartaba la primera alternativa porque estaba convencido de que la Corte de ninguna manera podía considerarlos delincuentes comunes. De todos modos, encomendó al asesor jurídico de la presidencia, Juan Bustos, que les comunicara que él nunca los devolvería a las autoridades argentinas. En las principales ciudades de Chile se realizaron manifestaciones populares convocadas por el Partido Socialista y el MIR para exigir al gobierno de Allende que se les otorgara a los prisioneros el salvoconducto a Cuba.04)

El abogado Duhalde y su colega Gustavo Roca fueron testigos privilegiados de lo sucedido en Chile y de la decisión final de Allende de permitir la salida de los guerrilleros hacia Cuba. En l990, Duhalde revelará detalles inéditos del episodio:

"El mismo día 15 de agosto, al enterarnos de la fuga, dieciséis abogados viajamos a Rawson. Fuimos, entre otros, Raúl Radizani Goñi, Rodolfo Mattarollo, Carlos González Garland, Rodolfo Ortega Peña y Pedro Galín. No pudimos tomar el avión porque los pasajes estaban reservados para el gobierno. Alquilamos dos remises para que nos llevaran. Nos pararon en todos los puestos policiales desde Bahía Blanca. Cuando llegamos la muerte se respiraba en el ambiente, estaba muy pesado. En seguida nos hospedamos en el mismo hotel que el juez Jorge Quiroga, quien intervenía en los hechos e integraba la Cámara Federal conocida como el Camarón, algunos de cuyos jueces tenían denuncias entre otros, de presenciar las torturas a los detenidos y tomarles declaración en esas condiciones. Pero él se negó a vernos. Esa misma madrugada presentamos un habeas corpus tirándoselo por debajo de la puerta de su habitación. El 16 de agosto Rawson era como un territorio ocupado. Tampoco pudimos entrar a la base naval Almirante Zar. Se nos unieron Mario Amaya e Hipólito Solar¡ Yrigoyen, radicales y abogados del lugar. No pudimos trabajar. Tuve el presentimiento de que la muerte rondaba sobre los prisioneros. Mario Amaya es detenido; intentamos realizar u na conferencia de prensa en su estudio de Trelew pero media hora antes de la hora convenida lo volaron de un bombazo.

"Regresamos a Buenos Aires Con la certeza de que debíamos denunciar lo que después, trágicamente, sucedería. La situación de los presos en Chile, además, era muy difícil, así que nos dividimos las tareas. Ortega Peña permaneció en Buenos Aires para ocuparse de las defensas; Jorge Yampar, que años después será asesor del ministro del Interior Julio Mera Figueroa durante la presidencia de Carlos Menem, le envía un telegrama al ministro del Interior de Lanusse, Arturo Mor Roig, diciéndole que ante el peligro que corrían las vidas de los prisioneros en la base de la Marina, lo responsabilizaba de lo que pudiera pasarles. Un telegrama histórico, porque no es que la muerte fue casual sino que se advirtió que se mataría a los prisioneros. Vuela de otro bombazo, en Buenos Aires, la gremial de abogados donde Ortega Peña debía dar una conferencia de prensa.

"En la mañana del 22 de agosto partimos hacia Chile Mario Amaya, Gustavo Roca y yo. El que nunca supo por qué venía y después se arrepintió toda su vidafue Andrés López Acoto, del Partido Socialista. Los abogados del Partido Comunista argentino se negaron a ir. En Ezeiza nos enteramos, pero muy confusamente, de lo que estaba pasando en Trelew. Recién en Chile, mientras íbamos en un taxi al Palacio de La Moneda, supimos de la masacre de los prisioneros, y los nombres de los muertos. Nosotros llegábamos para ir a ver a unos prisioneros y, en cambio, más que en defensores nos convertimos en portadores de la noticia del asesinato de la mujer de Santucho y de la compañera de Vaca Narvaja. Al resto de losfugados debíamos comunicarles el asesinato de sus mejores amigos.

"Antes de verlos, marchamos a dejar nuestros equipajes en un hotel, hondamente preocupados por la situación y por tener que darles noticias tan tremendas. Cuando bajamos al hall del hotel nos estaba esperando un personaje singular, que en esos años estaba por la Argentina:
Raymond Molinier, conocido en la IV Internacional como 'Marcos', hijo de un banquero francés que un buen día se había llevado los dineros de su padre y se había incorporado al trotskismo. Molinier llegó a ser secretario de Trotsky y estaba casado con la alemana Elizabeth Kesselman, con quien vivía en Monte Grande. Ella fue asesinada por las FFAA en 1976. El viejo, que toda su vida fue un gran conspirador, acercándose con disimulo nos dice: 'ustedes están sentados sobre un polvorín, es algo muy peligroso lo que hacen. Por eso me alojé en una habitación al lado de la de ustedes.

Cualquier cosa me llaman. Pero necesito urgentemente una entrevista con Robi. Partimos para la cárcel, Gustavo Roca y yo. Encontramos a los Presos hechos casi una jauría. Aparte de que les resultaba difícil entender que los tuvieran presos dado el régimen socialista, estaban exasperados porque les habían sacado la radio y porque alguien les había dicho algo de lo que había sucedido.

"Estaban en un gran salón del primer piso, con rejas en las ventanas y una larga mesa. Algunos estaban parados. Me acuerdo de que Robi estaba sentado a la cabecera de esa mesa. Yo les digo que había habido una masacre de presos y termino diciendo los nombres de los muertos. Ahí cada uno reaccionó de manera diferente. Los más impulsivos, como Fernández Palmeiro o Gorriarán, gritaban, maldecían. Robi puso sus brazos cruzados sobre la mesa, apoyó la cara y quedó así por más de dos horas. No pronunció una sola palabra. Quedó como petrificado mientras a su alrededor los gritos llenaban el cuarto. Fue una escena desgarradora y aún hoy no sé qué fue más conmovedor: si el llanto y los gritos, o el silencio petrificado de Santucho.

"A partir de ese momento iniciamos una delicada gestión en dos direcciones: por un lado los cubanos, y por otro el gobierno de Allende. Luego de dos días, en la mañana del 25 de agosto, la secretaria de Allende nos llamó a Roca y a mí para invitarnos a almorzar. Cuando llegamos a La Moneda nos sorprendimos porque el almuerzo era con todo el gabinete. Era una mesa larga y solemne, como todas en esas ocasiones. Allende presidía la reunión. Nos dice que quiere que asistamos porque cada uno de sus ministros expondrá sobre la tesis de extradición o de encarcelamiento en Chile. La ronda la comenzó Clodomiro Almeyda explicando las dificultades serias que planteaba la situación para las relaciones bilaterales con Argentina, y aun con el resto de los gobiernos vecinos como Bolivia y Brasil. A suposición se sumaron todos los ministros, unos veinte, con una tibia diferenciación de Tomic y una decidida defensa en favor de la libertad de los guerrilleros, la única, del secretario del Tesoro, Antonio Novoa Montreal.

"La comida ya había terminado y pensamos que las cartas estaban echadas. Tomó ¡apalabra Allende, y dijo: 'Chile no es un portaviones para que se lo use como base de operaciones. Chile es un país capitalista con un gobierno socialista y nuestra situación es realmente dificil Repitió, haciéndolos propios, todos los argumentos de sus ministros. Nosotros nos hundíamos cada vez más en las sillas. De pronto, Allende dijo: 'La disyuntiva es entre devolverlos o dejarlos presos...'. Hubo un segundo de silencio que Allende rompió con un puñetazo sobre la mesa: 'Pero éste es un gobierno socialista, mierda, así que esta noche se van para La Habana'. No podíamos creer lo que escuchábamos; corrimos a realizar las gestiones con Cuba para que volaran esa misma noche. Una vez tomada la decisión, Allende nos solicitó tres cosas: que consiguiéramos una declaración de Perón condenando la masacre de Trelew y a favor de la liberación; también una declaración de condena a la masacre de los partidos políticos argentinos y de la CGT. La tercera, que nos costó bastante conseguir, era que Vaca Narvaja se quitara el uniforme del Ejército argentino que aún tenía puesto. Cumplimos con todo. Ellos viajaron esa noche a Cuba, dejaron las armas y el uniforme que llevaba Vaca Narvaja para que fueran devueltos al gobierno argentino. Lo único que se llevaron fue una enorme llave, del penal de Rawson, que luego le regalaron a Fidel Castro. Esa fue la historia íntima de Trelew. Santucho nunca creyó que el gobierno peronista podía liberar a los presos. Decía: Nosotros somos enemigos estratégicos, nosotros cuestionamos el sistema, el poder. No nos van a largar'. Era como una obstinada cuestión de principios que no le dejaba ver los matices. Sentía que si los dejaban en libertad les rebajaban la categoría de enemigos fatales."

Antes de partir para La Habana, Santucho recibió la visita de Beatriz Allende, hija mayor del presidente chileno, quien se había iniciado en las lides políticas en la Juventud Socialista y se sentía orgullosa de haber sido una de las primeras integrantes de las redes de apoyo al Che en Chile, entre 1966 y 1967.

-Mi padre te envía su pistola, pa' que te defendai. Lamenta mucho lo de tu compañera. Dice que no comparte el camino que elegiste para Chile, pero que jamás te olvides de ser fiel a tus ideas. Y que te abraza. Beatriz.

-Gracias. Dile a tu padre que lo respeto por su honestidad, su valentía. Y que deseo que el pueblo chileno pueda derrotar a los momios y al imperialismo. Defenderemos a Chile donde quiera que estemos -contestó Santucho.

La misma noche del 25, dos horas antes de embarcarse en el avión de línea de Cubana que lo llevaría en vuelo directo a La Habana, Santucho habló con sus tres hijas, sus padres y su hermano Julio, que esperaban la llamada en un departamento de la calle Cangallo al 4000 en Buenos Aires. Quería explicarles personalmente a cada una de sus hijas la muerte de su madre. Estaba desesperado por la pérdida, pero con la tozudez del dolor volcada sobre la obsesión de continuar la lucha. La matanza, interpretaba, era la mayor muestra de agonía de la dictadura. Había que apretar el acelerador para terminar de voltearla.

Los diez guerrilleros aterrizaron en el aeropuerto José Martí en la madrugada del 26 de agosto. Los esperaban honores protocolares del Partido Comunista de Cuba y manifestaciones populares en su homenaje.

En una improvisada conferencia de prensa, Santucho, Osatinsky y Vaca Narvaja dieron, por primera vez desde la fuga, su opinión sobre la masacre de Trelew. La consideraban una "salvaje y desesperada respuesta de la dictadura" a los reclamos populares. Reafirmaban, con la consigna "la sangre derramada no será negociada" que seguirían en la lucha "hasta la victoria final" y que "la unidad de los revolucionarios, sellada con sangre en Trelew" sería el legado a conservar por las organizaciones armadas. Santucho agregó: "El ERP, las FAR y Montoneros han demostrado que los muros de ninguna prisión, ni ningún asesinato salvaje del régimen,pueden detener el deseo de los revolucionarios de reunirse nuevamente con su pueblo, de volver a la lucha contra la dictadura y el imperialismo por una patria libre y socialista-.

El grupo permaneció en Cuba hasta la primera semana de noviembre de 1972, partió de allí escalonadamente hacia distintos destinos en Europa y retornó después a la Argentina. En el curso de los dos meses, según las crónicas públicas de la prensa cubana, los guerrilleros visitaron la isla y participaron en las brigadas de trabajos voluntarios habituales en la Cuba revolucionaria. Durante el verano de 1991 en La Habana, el periodista de Radio Reloj, Amable Amador, SO, barbero antes de la revolución socialista, periodista de la revista Juventud Rebelde y dirigente sindical, recordaría así al contingente guerrillero:

"Yo estaba al firente de la microbrigada de trabajo voluntario de la revista Juventud Rebelde, en Alamar, un barrio de La Habana donde estábamos construyendo un edificio para los trabajadores de la revista. De repente llegó una guagüita con un contingente de argentinos. Me habían avisado de que era un grupo muy especial. Si mal no recuerdo, se habían fugado recientemente de una cárcel y no podíamos hacerles preguntas impertinentes ni permitir a los periodistas que les tomaran fotos, porque ellos pensaban continuar la lucha en su país. Esos días, principios de setiembre de 1972, había estado Silvio Rodríguez trabajando con nosotros y cantándonos, y recuerdo que Santucho y Osatinsky se habían aprendido de memoria esa canción de Silvio que se llama 'Si tengo un hermano'.

" Santucho tenía un humor estupendo, y no me equivoco cuando digo que se distinguía de los otros argentinos. A pesar de que yo quería darle trabajos suaves, él insistía en cargar bloques de cemento, o ser el primero en descargar camiones con materiales de construcción. Ibamos al comedor y no quería ser el primero: le cedía el puesto a otro. En el grupo era como un imán. La atracción se centraba en él, era sin duda el principal dirigente, aunque también Marcos Osatinsky se le parecía. Trabajábamos de siete de la mañana a siete de la tarde. En las siestas, que desde que ellos estaban no dormíamos, Santucho parloteaba con nosotros. Era un devoto del Che, y sentía cierto orgullo infantil de que hubiera sido argentino. Era un americanista convencido, y soñaba mucho con una latinoamérica como Cuba, y nos ilustraba mucho sobre la situación de la Argentina, que nosotros conocíamos poco entonces. Tenía, también, una curiosidad desmesurada por todo. Quería aprovechar su estadía con nosotros, que no duró más de veinte días, para aprender lo que pudiera del oficio de albañil y de electricista. Su complexión era robusta y estaba sano, a diferencia de Fernando Vaca Narvaja que tenía una pierna fracturada - si mal no recuerdo- y lo teníamos enderezando clavos. Han pasado dieciocho años y se han borrado muchos detalles, pero sí recuerdo que era tan discreto que se hablaba de su mujer, asesinada en Trelew, y se sumía en un silencio doloroso. Su muerte nos conmovió. Era el hombre noble del grupo. Y aunque en su vida de revolucionario haya hecho cosas dolorosas - cuántos de nosotros hemos tenido que tomar el fusil en nuestra vida nos parecía injusto que un ser tan generoso tuviera que morir."

Por el secreto que rodeó la permanencia del grupo en la isla --quedan apenas algunas fotos y reportajes que fueron reproducidos por la revista Bohemia- sólo se sabe que Santucho se entrevistó esa vez -la única con Fidel Castro. Que escuchó una vastísima exposición sobre la historia de la revolución cubana, y que habló en escasas oportunidades, como era su costumbre, para explicar su estrategia y tácticas políticas. Ya entonces Castro no simpatizaba con el cerrado antiperonismo del PRT, aunque respetaba las convicciones de Santucho y, sobre todo, su indomable visión guevarista. Esta tesitura de Fidel---que signará la historia de las relaciones con Santucho- pudo tener varias explicaciones: una, que los cubanos imaginaban semejanzas entre el Movimiento 26 de Julio y el movimiento peronista; otra, que Cuba y Argentina no mantenían relaciones diplomáticas desde el derrocamiento de Frondizi, cuando el gobierno argentino se había sumado al bloqueo dispuesto por la OEA a petición de EEUU, y Castro tenía la promesa de Perón de que, en caso de volver al poder, se normalizarían las relaciones bilaterales.

Para la elaboración de este resumen se utilizó material de los libros " Todo o Nada" de la periodista María Seone y de la recopilación hecha por el Cro. Daniel De Santis "A vencer o morir" Tomo 1 y 2.

Texto tomado de la fogata.
 
mandrugo,10.05.2008
Recuerdo perfectamente esos momentos dramáticos de la historia, y ninguno de los jóvenes que solidarizábamos con los guerrilleros, dudaba que Allende sabría responder con el coraje y la autonomía de pensamiento que lo caracterizaba y que las circunstancias exigían.
'Pero éste es un gobierno socialista, mierda, así que esta noche se van para La Habana'.
 
juanromero,11.05.2008
Cinco marinos procesados por la Masacre de Trelew
El juez federal Hugo Sastre dictó el procesamiento con prisión preventiva de cinco marinos por la denominada Masacre de Trelew, ocurrida el 22 de agosto de 1972 cuando 16 guerrilleros que estaban detenidos en una base naval fueron ultimados a tiros y otros tres resultaron heridos.

Fuentes judiciales dijeron a DyN que el fallo conocido el lunes alcanzó a los capitanes Emilio del Real (71) y Luis Sosa (71) y al ex cabo Carlos Marandino (58) como presuntos autores materiales de los asesinatos, y como supuestos partícipes necesarios al contraalmirante Horacio Mayorga (83) y al capitán Rubén Paccagnini (83).

Además, Sastre impuso embargos de entre 2,5 y 3 millones de pesos y ordenó el traslado de Mayorga, Paccagnini, Sosa y Del Real a la cárcel bonaerense de Marcos Paz, "con la debida custodia, extremando recaudos de seguridad que el caso demande".

Sosa, Del Real y Marandino fueron procesados por "homicidio doblemente agravado por alevosía y por ser ejecutado con el concurso premeditado de dos o más personas (16 hechos) y homicidio doblemente agravado por alevosía y por ser ejecutado con el concurso premeditado de dos o más personas en grado de tentativa (3 hechos)".

El negociador
También están acusados de "privación ilegítima de la libertad agravada por incomunicación indebida de persona" y "por recibir irregularmente a personas detenidas", ya que los 19 miembros de las organizaciones armadas Montoneros, ERP y FAR debían estar detenidos en una cárcel federal y no en la base naval.

Sastre entendió que Sosa "estuvo a cargo de las negociaciones con los evadidos" para que se entregaran después de un fallido intento de fuga, tras lo cual días después fueron fusilados.

Además, impuso a los tres marinos embargos por tres millones de pesos "a fin de garantizar la eventual indemnización civil, pena pecuniaria y costas procesales".

A Mayorga y Paccagnini les imputó "privación ilegítima de la libertad por incomunicación indebida de personas" y el cargo de "cómplice necesario" en los homicidios y tentativas de asesinatos, con embargos de 2,5 millones de pesos.

Los fusilamientos
La causa sobre la Masacre de Trelew, ocurrida hace 35 años, fue reabierta luego de que el juez consideró que se trataba de delitos de "lesa humanidad".

Todavía pesan citaciones sobre el general retirado Eduardo Ignacio Betti y el teniente coronel retirado Guillermo Muñoz, integrantes del Ejército a los que tomará indagatoria.

Los guerrilleros escaparon de la cárcel de Rawson el 15 de agosto de 1972. Seis lograron subir a un avión y huyeron a Chile, mientras los restantes 19 se entregaron luego de acordar supuestas garantías para su integridad.

Pero el 22 de agosto de 1972 fueron fusilados en la base Almirante Zar, en lo que se conoció como la Masacre de Trelew. Tres de ellos sobrevivieron, aunque durante la dictadura de 1976-83 fueron secuestrados y permanecen desaparecidos.

Quienes murieron ese día fueron Carlos Astudillo, Rubén Bonet, Eduardo Capello, Mario Delfino, Alberto del Rey, Alfredo Kohon, Clarisa Lea Place, Susana Lesgart de Yofre, José Mena, Miguel Polti, Mariano Pujadas, María Sabelli, Ana Villareal de Santucho, Humberto Suárez, Humberto Toschi y Jorge Ulla.

Los tres sobrevivientes, luego víctimas de la dictadura, fueron María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar.

En tanto, lograron llegar a Chile los jefes guerrilleros Mario Santucho, Enrique Gorriarán Merlo, Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Marcos Osatinsky y Domingo Mena. Pero excepto Vaca Narvaja, los restantes están muertos o desaparecidos.

Fuente: Diario del litoral.
 



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