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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Crítica / Reto 12 PROSA cuento de 1000 palabras( en rodaje) - [F:5:10609]


Ninive,24.08.2008
Las reglas básicas del Club del Reto.

1- Respetar tema y número de palabras
2- Los textos y las votaciones fuera de fecha no son válidos para la votación.
3- La fecha que marca la página es la que se toma en cuenta. La página tiene la hora de Berlín.
4- Los textos se envían con título y en privado al L.d.V. de EL_RETO_GANADORES

Votación:
1- La votación se efectúa en los días estipulados en el nick VotaReto (LDV en Privado) NO DEJAR VOTOS EN OTRO LADO

2- Votan sólo los participantes y sólo en la propia categoría.Los votantes tendrán 4 votos a disposición( 3 y 1)para adjudicar a dos participantes.

4- Los votos no van acompañados de consideraciones críticas o amistosas.

5- El ganador es quien reciba el mayor número de votos. El vice-ganador es quien le sigue en el puntaje por un punto, exceptuando los que han conseguido un punto es decir que los participantes que obtienen un punto no acceden a la categoría de Ganadores o Vice-ganadores.

6- La votación será secreta y controlada por dos cuenteros voluntarios.

7- Se publicarán los resultados de todos los participantes.

8- No se admiten comentarios ni agregados a los textos antes de la votación

9Un solo texto por cada participante

 
Ninive,24.08.2008
Los cuentos admitidos pueden tener de 900 a 1100 palabras.
 
Ninive,24.08.2008
El reto 12 comienza el 25 de agosto y finaliza el 8 de septiembre.
La votación se llevará a cabo el 9 y 10 de septiembre

bPROSA,guión /b(450 palabras sin contar las acotaciones) Título general: "Problema a 3000metros de altura"
3 personajes:
1) Un-a pasajero-a
2) la azafata
3) .............. (a elección del autor)

bPROSA tema SuperReto 1000 palabras/b
el tema es libre pero se requiere un fondo erótico
Los textos que se tomarán en consideración deben tener más de 900 palabras y no exceder las 1100

bTema Poesía/b:debe incluir la frase>Nostalgias de...completar la frase . Excluído el tema de amor romántico.
250 máximo número de palabras
Cualquier estilo poético excluyendo el soneto.

 
EL_RETO_GANADORES,28.08.2008
“Luna llena”

La distancia, tan cruel con nosotros quedó atrás. Aterricé ayer en Boeing con un contrabando de sueños.
La llamé, ella estaba eufórica y no paraba de hablar, nos encontramos, compartimos todo el día y en la noche bailamos en “Hell Dance”
Sentí su cuerpo, su aroma, el deseo en las miradas y unas horas después, estamos en el ascensor hacia nuestra suite. Las mariposas en mi estómago aletean aprisa. Ella me dedica sonrisas pero no puede ocultar su nerviosismo.
Abro la suite, enciendo las luces y ella pasa.

Penélope observa la sala girando sobre sí misma. Mira las luces del techo, el bar, la terraza y... el dormitorio.

Por el inmenso ventanal se ven como sombras las montañas lejanas con lucecitas que titilan.
Me acerco a ella. Sonríe pero la noto tensa.
Empezamos a besarnos pero al menor roce se sobresalta.
Algo no está bien.
- ¿Te sientes bien Penélope, estás a gusto?
– ¡Sí... esteeee... No...! ¡Ay, perdóname pero no puedo...!

Una lágrima le asoma. Se aparta.

Miro a ninguna parte mientras intento razonar lo que está pasando.
– ¿Quieres explicarme que era “todo aquello” en la discoteca? Me dijiste que te abrace fuerte que eras mía...
– Sé lo que dije pero es que yo nunca estuve con otro hombre que no fuera mi marido y me siento mal. Te deseo pero me “bloqueo”. ¿Podrías entenderme?
- ¡Ahhhhh, siempre tu “ex”; Ahora si te entendí! ¿Entonces qué hacemos? Ya sé... ¡Llámalo, que venga a darse la fiesta contigo! La suite está paga, recojo mis cosas y te dejo tranquila.
– ¡Por favor Iván, deja ese teléfono, no lo necesito.

Me voy a la terraza a ver la luna que asoma entre las montañas.
Ella se acerca y me dice algo... yo no la escucho. La dejo sola; voy a la nevera a buscar un refresco. Saco una botella de agua tónica y un limón... Ella llega.

- ¿Podemos hablar? – Insiste Penélope.
- ¿Y de qué se supone que hablaremos... de tu “bloqueo”? Yo no soy psicólogo, perderíamos el tiempo. Mira... es tarde, mejor “vamos a dormir”.

Me observa como una oveja que ve pasar al lobo.
– No te preocupes, yo dormiré en el sofá.
- ¿No vas a convidarme de tu refresco? – Dice para aliviar la tensión.
- ¡¿Qué?! ... ¡Ah, claro... aquí tienes! - Se lo dejo sobre la mesa y me voy al sofá.
Ella apaga la luz, se desviste en lo oscuro y se acuesta.
– Debajo de las almohadas está mi pijama, puedes usarla – Le digo desde el sofá.
En la penumbra noto que se la está poniendo.

- ¿Estás dormido? – Pregunta un par de minutos más tarde.
– ¡Si!
– Deberíamos hablar – Insiste.
- ¡De acuerdo, escribe a mi correo, mañana lo leeré!
- ¿Estás enojado?
– Pero bueno... ¿Es que no me vas a dejar dormir?
- ¡Sí, estás enojado!
- Ni yo se como estoy, dudo que tú lo sepas. Lo único que sé es que te amo. Aunque parezcas una escoba.
- ¿Cómo que parezco una escoba?
– Flaca y rubia... una escoba.
– No volveré a hablarte más nunca... no señor.
Silencio por un rato.
- ¿Sabes? Ahora se que eres “confiable.” Me siento bien contigo, quiero decir que sé que estoy a salvo, protegida.
No le respondo.
Pocos segundos después...
- ¡Ay! No quise decirte nada antes pero me parece que tengo un esguince en el tobillo, me duele mucho.
- ¡¿Qué?!
– Sí, en la discoteca...
Me dirijo a la lámpara que está sobre la mesita de noche y la enciendo.
- ¡Muéstrame! ¿Cuál tobillo te duele?
- ¡Ay, es el derecho! Si me hicieras un “masajito”, eso me aliviaría.
– Pero si te torciste el tobillo un masaje no te haría bien. Mejor traigo hielo y mañana veremos un traumatólogo.
- ¡No, hielo no! Mira, mejor me sostienes hasta que me duerma.
- ¿Quieres que sostenga tu tobillo hasta que te duermas?
Pero bueno Dios mío... ¿Qué me estas “cobrando” al mandarme a esta mujer?
– Mi tobillo no... a mí.
Me tumba sobre las almohadas y se acomoda abrazada de mí con su cabeza en mi pecho.
Alza su rostro y me mira - ¿No vas a abrazarme?
- ¡Shhhhhhh, duérmete ya!
Quince segundos después...
– Mejor apagamos la luz – Dice Penélope.

Se estira sobre mí y apoya uno de sus senos en mi cara.
Por supuesto que accidentalmente... pero tiene sus efectos en mis hormonas de INMEDIATO.
Continúa su “viaje” hasta la lámpara, ahora la zona cerca de mi cara huele a “desodorante íntimo”.
- Mejor la dejo encendida... – Dice y me abraza otra vez.
- ¡Ok, Buenas noches!
- ¡Ni te atrevas a dormirte, yo no tengo sueño!
- ¡Qué karma Señor pero no es que tú...!
– ¡Ay, mira al ventanal! – Interrumpe, señalando con la mirada.
Miro y veo la luna enorme, como si estuviera cayendo a la Tierra.
– Qué noche tan romántica... ¿verdad? - Dice apretando su cuerpo al mío - ¿Y si ponemos música y bailamos?
– ¡Ni sueñes, en mi jaula ya no caben más conejos!
- ¿Qué? ¿Cuáles conejos? – Pregunta despistada.
– Por lo que veo tú no sabes lo que es la “conejera”.
- ¿Qué es eso?
– Es cuando mi conteo de espermatozoides está por las nubes . A propósito, ¿qué pasó con tu esguince?
– Nunca vi una luna tan grande ¿y tú? - Responde con cara de “yo no fui”
- ¡Hmmmmm…Tampoco! Esteeeem... Me parece que esa luna ya me está afectando.
- ¿Ah sí? ¿Cómo te afecta? - Pregunta con ojos de pícara y sonriendo.
– Cuando hay luna llena me convierto en loboooooo... - Explico con los ojos agrandados y las manos en garras...
- ¡Tranquilo...! Cuando te hayas convertido, yo te pondré la correa y te sacaré a pasear.
– ¡Maravilloso, pero se supone que deberías estar asustada!
- ¡Ay, ya se te ve otro “colmillooooo”! - Dice cubriéndose la cara con las manos.

No está viendo mi cara... es mucho más abajo.
Levanto su carita desde el mentón...
- Creo que empezaré por comerte la lengua.
- ¿...Y me la vas a comer ya? - Dice, con los puñitos cerrados contra sus mejillas y la carita fingiendo susto tras la sonrisa.

Me arrojo sobre ella, sus manos tratan de neutralizar las mías.
- ¡Ayyyyyyy, salvaje... eres un salvaje!
Ríe y grita... forcejeamos y en la lucha uno de sus senos se sale de la pijama.
Me quedo viendo su pezón rosado y erguido. Su respiración agitada por la lucha hace que se agrande, sube y baja su pecho, miro sus ojos. Ella mira su seno, luego su mirada asciende hasta encontrarse con la mía.
- ¡Bésame! - Susurra

 
EL_RETO_GANADORES,31.08.2008
MI TARDE.

Robó mi voluntad, sólo con mirarme, aquel rostro cercano a la perfección y un cuerpo de concurso, ella coquetamente soltó una carcajada discreta, me dijo; ¿Qué?, no es por presumir pero soy de una agilidad mental envidiable, así que inmediatamente me puse en guardia, le solté mi retahíla de adulaciones dulzonas y semiempalagosas, ella sólo se limitó a escuchar, y me preguntó picaramente; ¿A dónde quieres llegar?, me desarmó con su forma directa, y entonces me fui por la tangente y le dije, que me gustaría conocerla, tratarla, que si me permitía invitarle…, me contestó; ¿Por qué son tan entupidamente solemnes algunos hombres, por que si me quieres llevar a la cama, simplemente no lo dices?, hag, bue… balbuceé, como bebé, ella se volvió a carcajear, y me dijo, ¿y donde quedo tu elocuencia ?, me tomó del brazo y nos fuimos, pase por una botella de vino tinto, algo de comer y bueno agradeciéndole al destino aquel hermoso obsequio; me dirigí al hotel más cercano pero también al que tuviera por lo menos una aceptable calidad, la compañía lo ameritaba, no era cosa de escatimar en aquel espécimen femenino.

No hubo preámbulo, ni siquiera me tuve que vender, ni hacerle saber de mi sensibilidad y mi cultura en formación, no la tuve que impresionar con mi currículo de lector ávido, ni con mi elocuencia verborreica que siempre me había traído buen resultado, fuimos directo al grano, se pegó de mis labios como becerro tierno, eran los labios mas ricos que había probado hasta ese día, me hizo sentir un tonto por que con sus expertas caricias, me traslado al país; “eroticus totalis”, después de la grata sorpresa tuve que ponerme las pilas para no quedar como un mocoso imberbe, y saque mis mejores pasos, comencé a besarle el cuello y tome con mucho cuidado un ya visible y duro seno, al que comencé a saborear cual fruta exótica, ella me señaló que estaba en el camino correcto con un corto pero profundo; ¡haggh!, seguí en mi tareas de disfrutar su piel, comencé a quitar aquella transparente blusa, desabroché con naturalidad su sostén y ahí estaba; el par perfecto y me detuve sin prisa a explorar aquel hermoso par de insinuaciones eróticas, quiero decirles que me detuve en el pico de los montecitos por que su geografía ofrecía algo novedoso para mi pobre cultura, (en ese plano)eran rosados y suaves, como nuevos, y sus piquitos eran perfectos, no eran morenos como de costumbre, si no realmente rosados y ofrecían una sutil erección que agradecían la visita, luego; seguí bajando hasta su ombligo ¡que bello lugar!, no cabía duda que estaba en forma, no estaba marcada pero su acumulación de grasa, era mínima, seguía recorriendo con mis labios aquella tersa sábana llamada piel y ella agradecía la cadencia y la lentitud del disfrute.

La ayude a deshacerse del pantalón y aquélla excursión resulto, mi más grata aventura, aquel bello triangulo de las Bermudas, delimitado perfectamente con un bosquecito breve apenas perceptible, era obvio que acababa de pasar por un proceso intenso de higiene; por que aquel sitio estaba ricamente perfumado, por una parte por las gloriosas feromonas y por otro con algún desodorante intimo, aquello me puso en sintonía con su cuerpo, ella me hacia saber su aprobación, de la incursión de boy scout, con gemiditos que eran celestiales cantos eróticos para mis oídos, así que me quede a saborear aquél manjar, no podía perder la oportunidad de besar y probar aquel hermoso paraíso sensual, le dedique con toda mi atención el aquí y ahora, hice que aquella experiencia que para mi era celestial, para la susodicha fuera inolvidable, aprendí un nuevo idioma, el de cómo subir intensidad, si sabia que había un punto de gozo, pues buscaba uno que fuera de mayor, cabe mencionar que mis manos estaban ocupadas tomando un hermoso par de pompas duras y sedosas, no las estaba apretujando como se hace con frutas y verduras del super, si no que las estaba acicalando como se hace a las gatitas de buena raza para que se estén quietas y lo disfruten, sólo que era imposible que aquella gatita, se estuviera quieta, se comenzó a mover de tal manera que me anunció que estaba por explotar, no me apresure a regalarle su éxtasis si no que calcule metódicamente los movimientos para que lo disfrutara cada se…gun…do.

Subí nuevamente por aquella linda piel hasta sus labios entonces los saboree calmadamente, y me preguntó; ¿Qué me vas a hacer?, baje mi mano recorriendo lento por sus seno, su costado, su cintura y mi destino, aquel triangulo donde pasaría el resto del día, le abrí camino al siguiente paso con mi dedo, y nuevamente agradeció la visita, separe delicadamente sus hermosas y bien formadas piernas y me introduje entre ellas, al contacto, su gemido fue mas largo, no había prisa, era mi tarde y debía ser mi mejor faena así es que me fui despacio, por que en realidad no quería irme de aquel calido y húmedo lugar, siempre me he preguntado y ese día lo hice con ella; ¿si sienten el baño intimo de la explosión masculina?, me dijo que si; que no siempre; sólo cuando hay intensidad, ella confirmó, por que en ese instante hizo que ella tuviera un sacudimiento similar al que provocó mi boca.

Hay cosas que se me quedaron de ese día, fue mi consagración, pero hay algo que con solo traerlo a mi mente me produce un calorcito y una respuesta entre las piernas, fue el momento del ir y venir de sus caderas en posición supina, esa imagen de estarlo haciendo con una modelo de televisión hermosa y perfecta se conjuga con una frase que me dio y que me hizo que me quedara como yonqui adicto a aquella hermosa hembra; ¡haaaaggg!, cabron, ¡me vas a matar!, pero no; él que se murió fui yo, de tristeza…

Fui a buscarla por el rumbo donde la conocí, ahí estaba, la imagen de mi tarde perfecta, mi diosa sensualidad y la reencarnación de Cleopatra; tomada de la mano del que supuse era su marido, traía de la mano una niña, con la misma cara de diosa que ella…
 
EL_RETO_GANADORES,31.08.2008

Segundas Partes

Con suavidad saqué el brazo de Iván que pesaba sobre mi estómago, mientras su dueño roncaba plácido después de su jornada maratónica sobre mi cuerpo.

Tratando de no despertarlo me deslicé de la cama, no quería ver su mirada cómplice ni su sonrisita de niño satisfecho, algo que siempre aparecía después que teníamos sexo,

Busqué los cigarrillos en la mesa de luz y salí de la habitación dirigiéndome a la cocina, miré el reloj y vi que eran las tres de la mañana. Debería estar durmiendo, pero no podía.

- Me voy a tomar unos mates – pensé.

Puse la pava a calentar y preparé el mate, después me senté tranquila a tomar unos amargos, ya iba por el segundo cigarrillo y mi mente continuaba en blanco, no tenía ganas de pensar en lo que seguiría a esto que había ocurrido.

- La culpa es mía, soy una calentona.

Si se lo comentara a mi amigo Esteban, el psicólogo, seguramente se sonreiría y diría “cortala con esa manía de echarte la culpa de todo, pasó lo que tenía que pasar y listo”.

- pasó lo que tenía que pasar, muy bien – sería mi respuesta - ¿pero porqué tenía que pasar? ¿porqué tuve que aceptarlo?

- Porque sos mujer y demasiado sensible, al margen de que te crees todos los versos que te dicen, aunque sepas que son eso, versos.

- ¡Claro! Siempre las mujeres tenemos la culpa.

Y así habría empezado una de esas tantas discusiones que teníamos, luego de las cuales nos separábamos molestos. Él porque yo era una cabeza dura, yo, porque él era un machista disfrazado de psicólogo con la mente alterada por pensamientos freudianos.

En realidad yo estoy caliente con Esteban y él conmigo, eso hace que siempre estemos discutiendo, es la forma de descargar nuestra libido, aunque yo quisiera que la descargáramos de otra manera y quizás él también, pero somos dos cobardes o simplemente porque somos inteligentes y sabemos que es sólo calentura.

Una vez tuvimos sexo, después como dos farsantes tratamos de ignorar esa situación que vivimos una tarde que llegué desesperada a su consultorio y me abalancé sobre él.

Primero intentó alejarme, debo reconocerlo, pero después de besarlo y meterle mi lengua en la boca mientras acariciaba su cuello y me refregaba contra su cuerpo, no aguantó más y casi me arrancó la ropa; como locos nos lamimos, besamos y revolcamos sobre el sofá, el piso y hasta contra el escritorio.

Ahí segundas y terceras partes fueron buenas, estaba descontrolada y cometí todos los excesos sexuales que conocía y los que no conocía también. Esteban me penetró, por delante, por atrás, eyaculó en mi boca que lo chupaba enloquecida y me hizo acabar con su lengua en mi clítoris cuantas veces se le ocurrió.

Después...., como dos adolescentes nos vestimos apresurados y casi sin mirarnos prometimos que nunca más volvería a ocurrir, que éramos amigos, que él era un profesional, que yo era la mujer de su mejor amigo, etc., etc. Salí de su consultorio casi corriendo y jurando que nunca más volvería, que me moriría de vergüenza.

Pero lo seguí viendo, eso sí, nunca más tocamos el tema. Los primeros encuentros fueron un poco tensos pero después todo volvió a la normalidad. Él con su familia y yo con Iván.

Iván, que ahora roncaba más fuerte que antes y que seguramente se había despatarrado ocupando toda la cama. Cómodo, sin siquiera percatarse de que yo estoy acá en la cocina, fumando cigarrillo tras cigarrillo, tomando unos miserables mates amargos y acordándome del polvo que me eché con nuestro amigo en común.

Iván, con quien me casé convencida que era el mejor hombre que encontraría en mi vida y por el cual había terminado psicoanalizándome. Era un egoísta absorbente que manejaba mi vida a su antojo. Me anulaba en todo y comencé a estar deprimida y desganada. Apenas hablaba y todo el día estaba con los ojos enrojecidos, dando lástima.

- Vos estás loca nena, me tenés harto con tus depresiones y lloriqueos, ya no sé que hacer para tenerte contenta ¿porqué no vas a un psicólogo?

Y allí fui, pero al psicólogo que él quiso, que él eligió, como elegía mi ropa, mis amigas y hasta mis ocupaciones.

- Hacé esto, ponete aquello, con fulanita no me gusta que hables; che, cortala con ese libro que estás escribiendo, si total nadie te lo va a comprar ¿porqué no escribís novelitas rosas que se venden más rápido? Si vos quisieras podrías llegar a ser como Corín Tellado, famosa y sin romperte el seso.

Y así todo, todo lo manejaba. Pero el tiro le salió por la culata, Esteban me hizo recapacitar, me hizo pensar, crecer como persona, quererme a mi misma y aprender a decir no. Hasta pensar en separarme.

Comencé a decirle no y su cara se transformaba por la sorpresa y después por la rabia, pero no me decía nada, pegaba un portazo y se iba. Comencé a vestirme como me gustaba, a frecuentar mis antiguas amigas, continué con el libro que me había hecho abandonar y aprendí a decirle que no tenía ganas de coger cada vez que a él se le ocurría. También lo engañé, pero eso él no lo sabe.

Se que él también pone su parte para no interferir ahora en mi tratamiento, está más callado y no me impone condiciones. Comprendí que sospecha que puedo dejarlo.

En realidad hace un tiempo que está distinto, pero yo me resistía a notarlo. Hoy, durante la cena, me miraba con los mismos ojos que cuando éramos novios, de pronto, mientras le servía ensalada, me tomó la mano y sonriendo me dijo lo linda que estaba. Ahí empecé a perder y cuando me di cuenta estábamos revolcándonos en la cama, como antes, como cuando la pasión nos hacía gritar como dos locos. Y lo hicimos una y otra vez, hasta que perdí la cuenta y hasta que él se durmió.

Soy una debilucha y cuando le cuente a Esteban se reirá de mí, pero cuando sentí el brazo de Iván sobre mi vientre, aunque pesado y molesto, me sentí bien y lo peor, sentí que aún lo amo.

Aunque segundas partes nunca fueron buenas, éste podría ser un buen comienzo para los dos, creo que hemos madurado en este tiempo; quizás esta vez lo logremos.

¿ y Esteban? ... bueno, creo que suspenderé la sesión de mañana, en algún momento le diré que ya no necesito más sus servicios como terapeuta, eso no tiene porqué afectar nuestra amistad.

Ahora mejor que vuelva a acostarme, tengo frío y sueño.
 
EL_RETO_GANADORES,02.09.2008
PRIMERA VEZ

Semipenumbra o media luz. No sé. Lo usual en estos sitios. El brazo izquierdo rodea tu espalda a la altura de los hombros. Me agacho y paso el derecho por detrás de tus piernas, debajo de las rodillas. Levanto con un movimiento suave y el cuerpo pequeño se convierte en paloma entre mis brazos. Nuestras cabezas se acercan, nuestras bocas se buscan, nuestras bocas se encuentran, nuestras lenguas se encuentran. Durante un tiempo que ningún reloj puede medir, las lenguas danzan al son de una bella melodía, antigua y conocida. Mordisqueamos nuestros labios, los chupamos. En el instante en que estoy a punto de perder el equilibrio alcanzo a llegar hasta la cama y caemos sin ninguna gracia. Me enhorqueto sobre tus piernas y comenzamos un juego torpe: intentás desabrocharme la camisa mientras yo quiero hacer lo mismo con tu blusa. Los cuatro brazos se cruzan y molestan entre sí. Dejo que abras la camisa, me la quito y luego, suave, ritualmente, mis manos sueltan los botones de la blusa. Te levanto un poco y la quito por debajo de tu espalda. Pido que desabroches la pollera. Luego tiro de ella hacia abajo. Al incorporarme, me paro al costado de la cama. Vos, sentada sobre el borde, tirás con fuerza de la hebilla del cinturón, abrís el broche, bajás el cierre. El pantalón cae, ridículamente enredado. Termino de quitármelo; tratando de no tropezar, dando saltitos. Me arrodillo a tus pies, busco el clip del corpiño y lo suelto. Un seno entra, completo, dentro de mi boca. Llevo el pezón con la lengua contra el paladar y lo froto con suaves movimientos. Cada tanto, cambio y aprieto el pezón entre mis labios mientras mordisqueo suavemente. También, cada tanto, la punta de la lengua dibuja contornos distintos, como quien traza recorridos cuyo efecto bien conoce. Te tomo con firmeza por la espalda y atraigo hacia mí para evitar que abandones ese placer que, de tan intenso, se hace insoportable. Mientras, índice y medio juegan con el otro pezón en movimientos alternativos. Así hasta que ambos pezones se sienten erectos. Luego, durante un tiempo más, la boca cambia de un seno al otro. No sé cómo ni en qué momento sucede, pero la ropa que quedaba ya no está. Así, desnuda, te pongo con la espalda hacia mí, sobre la cama. Voy hasta tus pies y levanto uno. Chupo el pulgar mientras mis dedos suben por la cara interior de tus piernas, desde los tobillos hasta las nalgas. Los dedos suben, una vez como en puntas de pie y a la siguiente arrastrándose. Lenta, muy lentamente. Suave, muy suavemente. Ahora la boca abandona el pulgar y es la lengua la que reemplaza a los dedos, aunque estos no se resignan a dejar el juego y la acompañan. La lengua se desliza con sigilo de gato. Sube por una pierna hasta el encuentro de las nalgas y baja por la otra. Así hasta que decide ensañarse con el perineo posterior. Lo lame lentamente de arriba hacia abajo y, cada tanto, con movimientos firmes y espasmódicos, se introduce en el ano. Cuatro, cinco, diez veces. Y vuelta a empezar. Tu cuerpo tiembla, vibra, se estremece, como en un placentero terremoto. ¿Dije terremoto? Qué desvarío. Tu boca murmura algo incomprensible. Me acuesto debajo de vos, con la cabeza a la altura de tu vientre. El mismo juego, los mismos movimientos. Ahora sí entiendo lo que decís – Por favor, no aguanto más, ponela. - No. Todavía no. Me incorporo y, suavemente, como a una preciosa muñeca dormida, te doy vuelta. Tus ojos están cerrados. Me acuesto a tu lado, tomo la mano pequeña y la llevo hasta mi pene. Mientras tu mano ejercita con insospechada experiencia, la mía se deposita sobre el monte de Venus. El hueco de la palma alberga al clítoris y lo masajea con suave firmeza, mientras el dedo medio juega un quiero y no quiero con las ninfas. Ya hay suficiente humedad cuando el dedo se decide y traspasa el umbral vestibular. Demostrando probada sabiduría busca con la parte plana de su yema sobre la cara anterior de la vagina. Un respingo tuyo indica que es ahí. Ahí está el esquivo punto G. No siempre se lo encuentra; esta vez el dedo sabio tuvo suerte. Al cabo de un rato las erecciones de ambos, clítoris y pene, están a punto. Pero, aún no; sigamos, juguemos un poco más. De nuevo a horcajadas sobre tu vientre, apoyo pene sobre clítoris y masajeo con movimientos casi circulares, como recorriendo un óvalo imaginario. Luego, comienzo a subir, paso sobre el ombligo, me quedo entre los senos mientras aprieto y froto. Después, ah! después. El pene sube por el cuello hasta la boca, y la acaricia de lado a lado. Cuando el sésamo ábrete funciona, se introduce en el recinto de lengua, labios apretados y dientes que apenas rozan. El clímax se ve cercano. Desciendo, levanto tus piernas en ángulo recto y las coloco sobre mis hombros. Apoyo tus nalgas en mis rodillas y penetro lentamente. Las piernas van hacia tu cabeza y por entre ellas nos besamos. Las rodillas masajean rítmicamente. El placer es intenso, la pasión busca estallar al unísono, las bocas murmuran ay, amor, me gusta, te amo. Más, más...más...

Me tiendo de lado y paso un brazo por debajo de tu nuca para que sirva de almohada. Siento el ronroneo de gata mimosa, la respiración entrecortada de ambos. Sin aviso, de un salto, subís sobre mí por el costado. El abrazo nos funde y nos apretamos y apretamos hasta descubrir que el dolor de estar juntos nos gusta. Mucho. Así, abrazados, nos dormimos deseando que el sueño no termine nunca.

Fue la primera vez entre nosotros. Cuando despertemos el mundo seguirá estando ahí, afuera, todavía. Decidido a cobrarnos la factura. ¿Te importa? No. A mí tampoco. Te beso.





 
EL_RETO_GANADORES,03.09.2008
Recuerdos

Al fin el avión despegó de Ezeiza, rumbo a Alemania. Íbamos muy cómodos. Yo tratando de no mirar a la bellísima azafata, para no recibir otro codazo de Ërika, quien iba a mi lado, todo risas y mimos.
Parece mentira, pero me he dado cuenta que cuando vas acompañado de una linda chica, todas las demás te miran, te sonríen, prácticamente se ofrecen y cuando andás solo y de levante, no te dan ni la hora. ¡Cosas de mujeres!
El caso es que desde que la azafata nos indicó nuestros asientos, se las ingenió para rozarme la mano con la suya y sonreírme provocativamente. Uno no es tan tonto como para no darse cuenta de la intención.
Cuando repartió unas revistas, traté de no mirarla pero me volvió a tocar la mano y se le cayeron algunas sobre mis rodillas. Las levantó rápidamente , pero rozándome el hombro con sus pechos. Yo sudaba frío. Si Erika se daba cuenta, se iba a armar la gorda. Pero sí se había dado cuenta, pero en vez de enojarse con la aeromoza, se las tomó conmigo.
—Algo habrás hecho para que te provoque de esa forma —me acusó.
Fue inútil que yo negara todo y le dijera que no había notado ninguna insinuación. Quise cambiar de tema y le hablé de la Competencia, en la que iba a participar ella, dentro de 48 horas.
—Deberás concentrarte y descansar mucho, por lo menos 24 horas antes del Torneo —le dije.
Se quedó pensativa.
—Entonces no podremos hacer el amor —se quejó
—No importa. ¡Nos desquitaremos después de la Competencia! —le dije animándola.
Pero ella tenía otras ideas.
—¡Se me ocurre algo!—me dijo al oído, contenta como perro con dos colas. —¡Hagámoslo en el baño! ¡Ahora!
Se me erizaron los pelos de la nuca.
—¡No, Erika! No me atrevo. Además el baño de los aviones es muy pequeño para que entren dos personas. Y demasiado incómodo. Alguien nos puede ver y si se llega a saber te descalificarán o no te dejarán entrar a la Competencia por faltas a la moral…
—¡Me importa un rábano! Levántate y anda al baño. En exactamente cinco minutos me levantaré e iré yo también. Te golpearé la puerta con la música de “el Boca Juniors, campeón”
—¡No conozco esa música! Tu sabes que yo soy de River. Por qué no tamborileas Ta-ta-ta-ta-ta, ta-tá
—Pero si es la misma… ¡Andate ya!
Me levanté y me dirigí a la parte de atrás del avión. La hermosa azafata estaba en una cocinita frente al baño y al verme me sonrió seductoramente. Le contesté igual, con mi sonrisa mas seductora y abrí la puerta del baño. No alcancé a cerrarla cuando la azafata se me coló en el baño y cerrando la puerta con el pie, comenzó a besarme apasionadamente.
—¡Señorita! ¿Qué hace? —exclamé mientras ella me bajaba apresuradamente los pantalones.
—¡Va a venir mi novia y nos va a matar! —traté de asustarla, pero ella se subió la corta pollerita hasta la cintura y noté que no llevaba ropa interior. Sin dejar de besarme, sus manos ágiles me pusieron en posición.
—¡Dios mío! —jadeó, mientras trataba de fundirse en mí.
La posición era sumamente incómoda, parados, pero se las ingenió para colocar sus piernas alrededor de mi cintura y al fin consiguió que la penetrara hasta la raíz.
Yo estaba totalmente lúcido, por el temor que apareciera Erika, pero no alcancé a darle tres embestidas y ella enseguida llegó al orgasmo.
Dio un grito tan penetrante que lo debe haber escuchado hasta el piloto. Me salí de ella, se bajó la pollera y salió tan campante.
Me quedé en el baño rogando que Erika no se hubiera dado cuenta de nada. Me temblaban las patitas por el esfuerzo de la posición.
Pasaron como diez minutos y Erika no aparecía.
Temiendo lo peor me abroché el pantalón, me mojé la cara y me dirigí a mi asiento. Ahí estaba Erika de mucha plática con el vecino de asiento nuestro, porque era una fila de tres.
Cuando me vio noté que se turbó un poco, pero haciéndose la canchera me presentó al muchachón que era un alemán, que regresaba luego de vacacionar en la Argentina.
Era un tipo muy agradable y trataba de expresarse en castellano.
La miré a Erika interrogándola con los ojos y como no me decía nada le susurré al oído: —¿Porqué no fuiste al baño, la reputa que te parió?
Me miró sorprendida al verme tan enojado.
—Reflexioné lo que me dijiste y me di cuenta que tenías razón. Si nos llegaban a sorprender se iba a armar un escándalo. Por eso no fui. Pero si quieres…!Vamos ahora!
—¡Ahora es tarde! No haremos nada hasta que haya terminado el Campeonato.
Me había salvado, pero me había quedado con las ganas. Seguramente después me iban a doler los testículos. ¡Qué fea es la palabra testículo!
Pero, por mas que pienso no encuentro un sinónimo que suene mejor.
Pasó la azafata ofreciendo café. Ni siquiera me miró y eso que yo le busqué la mirada, con la esperanza que otro round me aliviara.
Esta vez sus atenciones y provocaciones fueron para nuestro vecino alemán que ni corto ni perezoso se levantó con el evidente propósito de ir al baño. Miré mi reloj. Volvió en siete minutos, un poco alborotado el cabello. ¿Se habrá quedado con las ganas también?
Con el ritmo que llevaba, la azafata se iba a pasar a todo el pasaje masculino, mucho antes de llegar a Francfort.
Sentí un escalofrío. Una mujer tan promiscua te puede contagiar cualquier cosa. Me paré de un salto y me fui al baño, que por suerte estaba vacío, donde me lavé y me restregué prolijamente y también dolorosamente mis partes. Llegando al aeropuerto me iba a hacer aplicar una inyección de penicilina o de lo que fuera, por prevención.
Mi hermana siempre me recomienda que use profilácticos, e incluso ella misma me los pone en los bolsillos, pero esta vez fue todo tan repentino, que me obnubilé y me olvidé por completo de usarlo. También voy a rezar un padrenuestro y un avemaría por las dudas.








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EL_RETO_GANADORES,03.09.2008
El aprendiz de Cheff
Con puntualidad inglesa, justo a las diez menos treinta, irrumpes en la cocina inundándola con tu figura imponente. Ataviada con tu impecable bata blanca pareces un espíritu angelical que flota por los pasillos mientras repartes órdenes que parecen caricias viajando sobre la suavidad de tu voz. Todos te respetan, algunos incluso te temen, pero yo saboreo el momento embriagándome de la dicha de tenerte cerca, dando gracias a Dios por que eres tú y estás aquí conmigo. Bendiciendo tú presencia, quizá la más relevante razón por la que me levanto cada mañana.

Me invade la alegría cuando mencionas mi nombre, halas suavemente la manga de mi traje y me arrastras contigo, pidiéndome que me mantenga a tu sombra para que pueda aprender de tu inigualable técnica. Mientras pasas frente a mí percibo el olor a mostaza dulce adherido a tu piel. Casi puedo morderlo, casi puedo sentirlo inundando mis papilas y salpicando el ambiente. Lo degusto, lo dejo macerar en mi boca y lo convierto en sabor, para luego permitirle deslizarse por mi garganta, sedienta de ti desde hace mucho tiempo.

Segundos después estamos frente a frente, en ambas caras del inmenso mesón blanco, a escasos centímetros de un abrazo. Tus ojos castaños inspeccionan mis manos con detenimiento… tiemblo. Mis ojos embelesados disfrutan acurrucándose en tus manos perfectas, en tus uñas de niña inocente, cortas y carentes de pintura pero cargadas de magia.

Con una extraña mezcla de suavidad y precisión tomas una lechuga para desarmarla. Mientras lo haces, te detallo en cámara lenta desnudando las hojas y veo caer gotas de agua que finalmente estallan sobre la tabla. Te deshaces de las partes marchitas para dar paso a un hermoso y vivo color verde que comienza a germinar entre tus dedos.

Me contagio de tu arte, y sin que me lo pidas comienzo a desvestir una inmensa zanahoria. Torpe, apresurado, arranco trozos de su piel naranja y raspo con el cuchillo los pliegues de la superficie. El filo del metal penetra en su carne sin resistencia alguna y algunos tajos jugosos se esparcen desordenados. Allí te involucras, y en silencio pones tu mano sobre las mías, tomando el control mientras domas mis cuchilladas para convertirlas en un placentero recorrido sobre la superficie, que se despoja sutilmente de la cáscara delgada. Mis músculos se tensan, se endurecen casi dolorosamente en lo que percibo como una erección total del cuerpo. El alma de mis ojos se cierra sin que lo notes, y me entrego al contacto contigo, tratando de eternizar ese pequeño instante que culmina con el susurro de tu sonrisa mientras instruyes con cariño a este cuerpo vacío… Porque tu roce me ha hervido el alma, que evaporada asciende hasta tu frente, para mezclarse con tu sudor y deslizarse piel abajo hasta tus más secretos espacios.

Minúsculas gotas de mí se enredan en tu cabello de ángel, espeso y dulce, y se pasean por los rizos traviesos que escapan de tu bandana. Otras tantas se agolpan en tus cejas, desde donde resbalan bordeando los párpados poblados de enormes pestañas que protegen esos ojos tuyos, castaños como almendras tostadas. De cerca puedo notar como derraman miradas de leche tibia que me abrazan desde adentro.

Me dejo correr por tus mejillas redondeadas, sembradas de vellos minúsculos y transparentes como piel de durazno, voy bajando rápidamente bordeando tu nariz pequeña, y trato de asirme a tus poros para frenarme de repente justo en el límite de tus labios… Ni siquiera convertido en gota me atrevo a tocarlos, pero los miro de cerca, esponjosos y suaves, semejando bollos de pan recién horneado. Tus exhalaciones llegan hasta mí y explotan en mi rostro como un cálido tornado que asoma en su centro un minúsculo espacio, desde donde se observa el rico relleno escondido en tu boca. Dientes perfectos y blancos como el azúcar, la lengua húmeda y rosada ofreciéndose como un trozo de lechoza tierna… ¡Cuanto quisiera saborear ese almíbar transparente que la cubre!, ¡cuanto deseo esparcir mi saliva en tus papilas en una mezcla de roces y contactos!.

La gravedad hace de las suyas y me obliga a despegarme de tu rostro, bajando por el cuello alargado que esconde ese olor a mostaza dulce que almaceno con gula, como queriendo guardarlo para toda la vida. Tú continúas en lo tuyo, ajena a mi recorrido, pendiente de mi cuerpo inerte que destaja en julianas un pimiento morrón.

Desciendo apresurado hasta tu pecho, valle sembrado de trigo que nace en tus hombros y se extiende claro y hermoso. En la oscuridad de la blusa adivino la redondez de tus senos, bailando cadenciosos al compás que marca tu mano mientras rebana un tomate con destreza. Tus pezones erguidos semejan los tallos recién nacidos de un fruto que apenas germina. Creo que mi humedad se incrementa, quisiera ser un mar para empaparlos y sentir como explotan sus sabores en mi boca, memorizando tus formas como imágenes adheridas a mi paladar.

El contoneo de tu cintura mientras bates la clara de un huevo me balancea y me arroja por el camino de vellos que lleva a tu vientre. Más allá de los botones de tu ropa, un minúsculo espacio de luz me permite ver como viertes aceite de oliva y dejas caer partículas de pimienta sobre un extraño aderezo de tu invención. Luego mezclas tus verduras y las mías, fundes tus tomates con mis pimientos, dejas que mi zanahoria se aloje en tu lechuga y permites que nuestras legumbres se entremezclen en una orgía de sabores que recorre todo el plato. Al final, un carnaval de vegetales exhaustos reposa sobre la fuente, recibiendo el líquido blanquecino y espeso que viertes sobre ellos inundándolos, fecundando sabores que afloran maravillosos, como un milagro de vida.

El plato presentado elegantemente anuncia el final de nuestro encuentro. Tu rostro simpático le regala una sonrisa al envase de mi alma, que responde autómata con un gesto amable. Limpias tus manos con una toalla húmeda, te despojas de la bata y abandonas el salón, dejando ver tus lindas caderas moviéndose con gracia. Mi cuerpo queda allí absorto, detallándote mientras te pierdes tras la puerta que se cierra. Pero yo, el verdadero, ese que se traslada adherido a tus poros, viajo acurrucado en tu ombligo esperando el momento perfecto para lanzarme vientre abajo, ansioso por disfrutar de ese abanico de sabores que imagino mágicos, escondidos en la espesura de tu sexo…

 
EL_RETO_GANADORES,03.09.2008
bOrgía erótica/b

Esperábamos que nuestras esposas se reunieran con nosotros en el bar del club; habíamos jugado al tennis toda la tarde y como de costumbre, ellas tardaban.
Julio me tomó de sorpresa diciendo:
-Si te preguntara cuál es el libro más erótico que has leído en tu vida ¿qué me contestarías.?
Sonreí. Bromeaba evidentemente, me conocía desde la infancia y sabía que yo, a excepción de Madame Bovary, no había leído novelas ni relatos eróticos.
Cuando era joven, creyendo poseer una fuerte vocación religiosa, estudié en un saminario, pero aunque actualmente estaba lejos de aquella ferviente exaltación y me había orientado hacia otros intereses,la formación religiosa dejó huellas en mi caracter y en mis gustos y el rechazo de la literatura erótica era un resabio de aquella educación.
-Sabes que ese tipo de lectura no me interesa.
-Mi querido Francisco, permíteme decirte que has pasado parte de tu vida leyendo relatos eróticos y no lo sabes.

Aún conociendo la táctica de Julio para provocar una conversación, le miré asombrado, él acostumbraba partir de un enunciado falso, para forzar una inmediata reacción en su interlocutor. Llegaba de esa manera a un intercambio de opiniones y luego desplegaba una teoría suya, cuidadosamente preparada de antemano. Así era Julio, un buen muchacho, buen amigo, pero muy egocéntrico en su afán por brillar en las conversaciones y deslumbrar con sus conocimientos. Conmigo todavía no lo había hecho y además estábamos solos y no contaba con un público para impresionar. Después de todo, pensé, ¿por qué no darle la satisfacción de dejarle llegar a donde quería; a lo mejor no era una treta, parecía convencido de lo que decía.

-Adelante, soy todo oídos, ¿qué me quieres demostrar?Tendrás que ser muy hábil, porque sabes muy bien que no puedes sostener lo que has dicho. ¿Cómo se te ocurre decir que me he pasado la vida leyendo relatos eróticos, si excluyendo a Madame Bovary ,que dicho de paso, encontré insulso, no leí otro libro de ese género.
-!Ah,Ah,ah!...mi querido Francisco, eres de una ingenuidad colosal, ciego como una talpa, te puedes dar la mano con el personaje de Moliére que no sabía que hablaba en prosa hasta que alguien se lo hizo notar.
Dije que te has pasado la vida leyendo relatos eróticos y lo repito, sólo que no te has atrevido a llamarlos de esa manera. No sólo los has leído, también los has estudiado, admirado y gustado.

Me arrellené en el sillón, me divertía la insistencia de Julio. No perdía nada en ver hasta donde llevaría su absurda hipótesis, pero antes traté de descolocarlo un poco empezando a decir: "es que la literatura pornográfica..."

-!Eh! !Eh!, un momento....no hablo de pornografía, muchos confunden una cosa con la otra pero la diferencia es enorme. Mi pregunta fue muy clara ¿cuál es el libro más erótico que has leído?

Me dí por vencido y dejé que hablara tratando de no interrumpirlo.

-Tú, mi querido Francisco, que has leído la Biblia al revés y al derecho ¿no te has dado cuenta que gran parte de los relatos del Libro, tienen una fuerte carga sexual? Los has leído como alegorías, no como verdaderos textos eróticos, que es lo que son.

-Si te refieres al Cantar de los Cantares..., reconozco que en sus versos hay muchas referencias al amor humano, aparte de aquellos sublimes del amor divino, pero el erotismo está sublimado por la excelencia de la poesía. Tú serías capaz de encontrar lujuria también en Blanca Nieves y los siete enanitos...

Julio encendió un cigarrillo y mientras exhalaba el humo con deliberada lentitud dijo:
-¿Y por qué no? Es una idea..., pero ahora estoy hablando del Antiguo Testamento, de la Biblia, que conoces al dedillo.
- Te escucho.
Consulté la hora, las mujeres tardaban mucho, como les era habitual.

- Piensa en el episodio en el que la esposa de Putifar, el funcionario del Faraón, trata de seducir, sin éxito, al bello y joven hebreo José ¿qué me dices? Se había encaprichado con llevarlo a su lecho y trata por todos los medios de lograrlo ¿qué me dices?, repitió con énfasis. Me mantuve en silencio. Recordaba el episodio y no podía dejar de darle razón.

-¿Y el episodio de Ruth?, continuó ¿qué se puede pensar de la estrategia de esa suegra excepcional, que aconseja a la viuda de su hijo a meterse en la cama del pariente Boaz para seducirlo y obligarlo a tomarla por esposa?; una Celestina bíblica.
Julio se entusiasmaba con la enumeración. No estaba de acuerdo con la comparación de la dulce Noemí con la Celestina, pero lo dejé seguir.

"¿Y Amnón, que se finge enfermo y hace que Tamar, su amada hermanastra, le lleve la comida a su cuarto para violarla y repudiarla después?

¿Y el rey David? Que encandilado con la bella Batsheva, que toma un baño en una de las terrazas vecinas en desnudez edénica, la hace su concubina sin dudar en mandar en primera línea al marido que por supuesto no regresa de la guerra.

No olvidaré mencionarte la obstinación amorosa de Jacob que espera catorce años que el padre de Raquel le conceda la mano de su hija y durante ese tiempo tiene varios hijos con su cuñada Lea ¿Sigo?

-No hace falta, yo mismo puedo agregar varios episodios más, el de las hijas de Lot, que para perpetuar la especie emborrachan al padre y se acuestan a turno con él.....el de otra Tamar que se disfraza de prostituta para acostarse con su suegro, también con el fin de procrear.
-Entonces, tenía razón ¿estás de acuerdo?.
-Sí, debo reconocer que son eróticos y que además muchos comportan violencia, perversiones, incestos... No me explico como no lo vi antes así. Un punto a tu favor,has descorrido un velo ante mis ojos... pero a propósito..., con respecto a Blancanieves ...

Nuestras esposas nos encontraron riendo a carcajadas mientras imaginábamos una orgía erótica de la princesa con los siete enanos.
 
Ninive,06.09.2008
Por razones ajenas a nuestra voluntad se prorroga la entrega de los textos del reto12 hasta el
b11 de setiembre.
La votación será el 12 y el 13 en Privado en VotaReto /b



 
EL_RETO_GANADORES,07.09.2008
Luna Lejana


A veces no sé cómo llamarte, a veces no sé qué gritar al cielo, ni si me oirás o si algo cambiará. Miro arriba, y mientras cuento estrellas, el brillo de alguna me recuerda tus pupilas. En ocasiones el viento nocturno me trae de nuevo como un susurro tus palabras. Todas las noches hago el amor contigo, sola sobre mi cama, con las sábanas frías, porque desde que no te tengo ni siquiera se entibian mis cobijas. Cuando el amanecer me encuentra contando los últimos fulgores, tus recuerdos se me subliman y siento nuevamente tu tacto entre mis piernas, tus caricias torpes de marino nuevo. Aún tu lengua se me desliza por el cuello, lijándome de la garganta el habla.

Hay días, meses enteros en que tu recuerdo me persigue por todos lados. Miro tu semblante lúbrico en el espejo e intento seguirte del otro lado, pero descubro que una vez más solo miro mis deseos de frente.

Las cosas no han cambiado mucho en mí desde la última vez. Todo lo mantengo en el mismo sitio del corazón, bien guardado para que nadie lo mueva de ahí, para que ni yo pueda sacarlo cuando algo lo reclame. Me desvanezco en los besos que la memoria y la imaginación hacen que me palpiten en los labios. La tristeza vana, llena de ausencia, como un vacío, un hoyo negro que nunca se llena, oscuro, perenne, comiéndose hasta la luna de mis noches, del que solo las estrella lejanas sobreviven. Este vacío entre las piernas que te aclama habitando la profundidad corpórea de mi alma. Succionando del ayer los líquidos viscosos de mi amor tortuoso. Succionando el trémulo orgasmo que mis dedos con tu nombre me proporcionan.

Echada de espalda el escote flácido de la blusa se me arruga sobre los pezones erectos y con la marea baja, el océano del encaje apenas moja el arrecife mi pubis. Tirada sobre la cama, esperando que el verano pase, que el invierno se vaya, que toda la vida se aleje de mí. Que en algún momento el teléfono repique con la promesa de tus palabras. Recostada con los cabellos en desacato sobre la cara. El menino ronronea en derredor, buscando al igual que yo, la caricia de su amo. Pero tú no estás, y yo no estoy para él.

No puedo recordar cómo comenzó todo, más bien creo que no quiero recordarlo. Una vez de tantas, una cerveza de tantas, media luz y una charla fuera del local mientras fumamos. La ansiedad que hace tiempo no sentía, tus ojos azules brillando bajo los neones, esa barba que raspaba con sus besos. Mi falda mostrándote las piernas. Tal vez, la emoción loca de sentirme deseada. Tu mundo, tus mundos conocidos, tu español casi perfecto, tus reflexiones interesantes, tu intelecto.

Me acomodaba el cabello que caía sobre mi nariz, mientras fumabas y yo te escuchaba, con esa sensación desbordándome. Traté de mantenerme a la altura, y sonreía cuando algo no entendía.

Esa noche tardó mucho en acabar, con cervezas y la loca ciudad, tu hotel antes del amanecer y coronando al alba tu sexo, la hierba y el tequila. Tus visitas se hicieron periódicas y cada vez más comunes. Cena, baile, cervezas, calor y siempre terminando entre nubes algodonosas de cruda y humo. Y siempre de regreso cuando la aurora ya sangraba en el horizonte. Se hizo algo cotidiano, una constante, un amor, un silencio, una pregunta que nunca se dijo. La duda que me carcomía mientras me quitabas los tacones, que se hizo más grande cuando se hizo más frecuente tu compañía. Una pregunta que adivinabas cuando me arrancabas las medias, que veías en mis ojos cuando me raspabas de la lengua el sabor del mezcal.

Nunca he entendido esto de las relaciones, del por qué dos personas se encuentran y los anhelos se entrecruzan. A cientos de kilómetros, tu mujer de ojos verdes dormida sobre tu cama, y tus hijos de parranda por la quinta avenida. Y nosotros aquí, soñando en los cuernos de la luna, de una luna lejana.

Hacía poco más de un año que no regresabas por acá, pero el Internet nos mantuvo cercanos. Y aproveché ese tiempo, ya lo tenía planeado. Los preparativos son largos y costosos, pero yo había adelantado e iba juntando lo que me enviabas. Al fin, después de mucho pude liberarme de mi encierro. Y de las curaciones prefiero no decir nada. Durante esos meses el mar de tus ojos me rescataba del dolor.

Por fin después de mis impaciencias, estabas de regreso y yo te esperaba loca de alegría. Comimos, bailamos y ya sobre la cama, mi desnudez fue revelando poco a poco la transformación. Hasta ese día, después de toda una vida, me sentí una mujer ante los ojos de un hombre. Frente a tus ojos azules. Tú mi hombre, yo tu mujer.

Te marchaste, y como siempre me puse triste de tener que esperar tu regreso. Los días se hicieron muy largos, las noches eternas. Buscándote en cada rincón de mi cuerpo, desnudándome frente al espejo para recordar tus manos, tu aliento en las orejas, tu calor mezclándose con el mío. Ronroneando como mi gato en cada mensaje, ronroneando como el gato cuando por fin encontré respuesta. Una carta frente a la computadora, unas cuantas líneas de despedida, un adiós impersonal y lo frío de unas letras negras sobre el blanco fondo de la pantalla. Un mundo que se desmorona, que se cae en trozos con estruendo.

Pero estoy dispuesta a no olvidarte. A retenerte por siempre en mí, a que nunca escapes. Por eso esta noche sin luna, antes de ir a la cama, pongo comida al gato y le dejo la puerta abierta, para que si quiere huir, que huya. Para al menos darle esa oportunidad. Tomo unas píldoras para dormir, son de rutina, pero hoy quiero que el sueño dure un poco más. Regreso a la cama y me amo en tu nombre, visitando este cuerpo que es tan tuyo con mis manos. Revolviéndome en las cobijas, besándome a mí misma, mordiéndome las piernas. Haciéndome el amor con tu recuerdo, pero el orgasmo quedará como una promesa, siempre me ha gustado guardar un poco para después. Y lentamente el sueño va llegando, lentamente me rindo como me rendía en tus brazos al acabar de amarte.

Cierro los ojos, me desvanezco y cada vez más lejano el ronroneo del gato. Por la ventana entran las estrellas más distantes a darme las buenas noches y me despido. Buenas noches luna, donde quiera que estés.
 
EL_RETO_GANADORES,07.09.2008
Por razones ajenas a nuestra voluntad se prorroga la entrega de los textos del reto12 hasta el
b11 de setiembre.
La votación será el 12 y el 13 en Privado en VotaReto /b
 
EL_RETO_GANADORES,11.09.2008
LA FANNYCITA


Yo le conocí a la Fannycita cuando apenas era una niña culicagada de trenzas, patas flacas y seca por todo lado. No llegaba ni a los diez. Yo tenía veinte y estaba estudiando para cura. Ella era la hija de Don Tremebundo y doña Antaleta.

Don Tremebundo era el dueño de la carpintería “Tigre para un palo”. El era bueno, tanto para los palos de la carpintería como para el resto de “cosas”. Cuando alguien le preguntaba cuantos hijos tenía, él contestaba orgullosamente diez y seis, generalmente le preguntaban, ¿Con la misma? Y él entre risas decía, “si, pero en diferentes mujeres”.

Doña Antaleta era una mujer callada que no se metía con nadie, decían que era hija del cura del pueblo con una puta que después le abandonó dejándole a la niña. Taletita, como le decía el don Treme, era la mil millonésima mujer que tenía el superdotado carpintero, pero con su carácter suave y su forma mansa logró encadenar al garañón que decían era su marido.

La Fanny era la última hija del treme y la única de la Taleta. Las malas lenguas decían que en cuanto la muchacha comenzó a echar pelusa, se le notó que había heredado las “artes” de la abuela. Cuando un cliente llegaba a la carpintería, ella lo recibía regalona. Al principio sus padres pensaron que se trataba de la cortesía que le enseñaron en la casa, pero poco a poco fueron maliciando que había más calor que el demostrado por la buena educación.

Don Treme, cuyas hijas mayores eran ejemplo de seriedad y decencia pronto le mandó donde las monjas para que le domen, como él decía. De manera que la Fanny pasó tres años interna en el Ángel de la Guarda. Pero la cosa no fue tan fácil, no corría ni la mitad del primer año, cuando las monjas le expulsaron. La Fannycita, indómita como era, pronto aprendió a escalar los muros del convento y en cuanto las monjas se recogían a rezar, ella saltaba ágilmente y buscaba a sus amiguitos para jugar. Don Treme tuvo que hacer un retablo de María Inmaculada para que las monjas convengan en continuar educando a la niña. Al segundo año, las monjas ya no podían controlar a la Fanny. Curiosa por naturaleza, en uno de sus paseos se adentró en uno de los túneles del convento y fue a dar al seminario. Según las monjas, ni ellas sabían de la existencia del tal túnel, pero, por conveniencia decidieron soportar la nueva aventura de su pupila, y la Fanny siguió adentro. Pero al don Treme, le costó un nuevo retablo. De nada valieron los sermones de la superiora, una monja no muy vieja, pálida y seca y más amargada que toronja añeja.

Mientras las religiosas dormían, la niña se escurría por el túnel para visitar las celdas de los seminaristas, donde, desde luego era muy bien recibida, los aspirantes a curitas le enseñaban a rezar más bonito y gracias a su buen ejemplo, hasta las jóvenes novicias se hicieron más devotas. El capellán del convento rejuveneció notablemente y su genio siempre agrio se dulcificó; ejercía su ministerio con más afecto y visitaba con frecuencia a la madre inspectora para saber como andaban las cosas en el convento. En fin, la influencia de la Fannycita fue realmente impactante. Hasta la monjita superiora comenzó a suavizar su carácter cuando vino de visita el director de su cofradía desde Roma. El convento de las monjitas comenzó a tomar fama dentro de las congregaciones religiosas, curas y monjas querían ser trasladados a este sagrado recinto, donde hasta las vírgenes sonreían y los ángeles dejaban sus plumas como recuerdo de su visita. Cierta noche, la niña entró sigilosamente a la sacristía en pos de un poco de vino, cuando abrió la puerta, se quedó de una pieza. La madre Dolorosa, como se llamaba la superiora, estaba con los hábitos en el cuello y sus partes púdicas eran devoradas por el curita director: Me contaba la Fannycita que la monjita le dijo que el curita estaba bendiciéndole su parte íntima. Desde ese día la superiora le tomó afecto y le permitía algunas libertades.

Al acabar el colegio mi Fannycita volvió a casa, era toda una mujer. Su figura era provocativa y su fisonomía agradable.

Si su padre era tigre para un palo, ella era tigre para un baile, un canto y un sarao.
Todo el mundo decía que ella también era tigre para un palo, pero no precisamente de carpintería…Yo nunca creí nada, la gente es mala y levanta falsos.

Entre los Hombres de todas las edades se puso de moda buscar a la Fanny, para que les haga rezar, decían que la niña, -no se sabía por qué- había cogido la costumbre de aullar cuando llegaba al éxtasis de la oración, sacar los ojos y ponerse bizca. Los amiguitos decían que ella era bien alhaja y salían, además de santificados, muertos de risa. Cuando yo le pregunté, me dijo que era por que ella sabía contar unos chistes bien bonitos. Sin embargo, el tiempo iba pasando y nadie quería casarse con la Fanny

Como les decía; yo le conocí a la Fanny siendo una mocosa y ahora, la hice mi esposa, me jura que me es fiel, pero cada día, cuando se va a la iglesia desde temprano, para rezar el rosario, luego recibir la bendición del Santísimo, después oír la santa misa y cerrar con la procesión, ya bien de noche, les juro que me pongo celoso y a veces no quiero creerle que haga todo eso por demostrar que la gente inventaba todas esas mentiras…

Ella me dice: Inocencio Floresmilo, todo lo que se dice de mí, son cuentos, no verías pues que yo era virgen cuando nos casamos. Yo le quiero creer, pero me acuerdo que la primera noche, me deslicé suavito dentro de su cuerpo y es que como yo no tenía experiencia, no le puedo contradecir. Cierto que la Fanny sabe hacer las cosas bien, cuando me da esos besos profundos en mi parte “dura”, me hace volar, pero ella dice que eso le enseñaron las monjitas para que sepa atender bien a su marido. Ya me enseñó a besar su partecita a mí también.

El don Treme asegura que me entregó a su hija virgen y pura, y como él es todo un caballero, yo le creo. Además, mi mujercita trabaja para el curita y nunca nos falta la plata...





 
EL_RETO_GANADORES,11.09.2008
Hoy último día para presentar los textos del reto12

Votación en VotaReto en privado el 12 y 13 de stiembre

Los votantes tienen 4 votos a disposición . Se otorgan 3 votos al texto considerado mejor y 1 voto al que lo sigue. Suerte.
 
el_reto_ganadores,14.09.2008
RESULTADOS RETO 12/2008

PROSA – SÚPER RETO DE 1000 PALABRAS)
(9 participantes)

*Ganadores con 10 votos:
“Luna llena” de blogan5/b
“El aprendiz de cheff” de byomismosoy/b

7 votos:
“La Fannycita” de avefenixazul

3 votos:
“Luna lejana” de zuro

2 votos:
“Segundas partes” de gmmagdalena
“Recuerdos” de zumm

1 voto:
“Mi tarde” de emihdez
“Orgía erótica” de kanenas

Sin votación:
“Primera vez” de fabiangris


Total: 36 votos


= = = = = = = = = = =
 
ninive,14.09.2008
Felicitaciones a los ganadores. Qué lujo dos primeros puestos.

Amigos queridos aprovecho para saludarles, estaré de vacaciones por un mes. Quedan en buenas manos con neus_de_juan e Ignacia. Cualquier problema se dirigen a ellas.

Buenos retos, hasta el regreso Yvette
 
gmmagdalena,14.09.2008
Me encantaron todos, felicito a los ganadores que estuvieron muy eróticos y agradezco a la maestruchi y sus colaboradoras. Magda
 
yomismosoy,15.09.2008
Saludos a todos! Y un camión de gracias a todos los que consideraron que "El aprendiz de Cheff" merecía algún punto". A Logan5 mi respeto por tan buen escrito, me siento honrado de acompañarle en este primer lugar. Ha sido un reto interesante, con varios escritos hermosos que engalanaron el reto. Es un gustazo enorme competir con tan buenas letras
 
logan5,16.09.2008
Agradezco a quienes les ha gustado mi texto “Luna llena”y lo favorecieron con su voto.
Felicito a “yomismosoy” con quien comparto el primer lugar.

Yo voté los textos de avefenixazul y gmmagdalena. Si hubiera participado en este reto el amigo Ergo, avefenixazul habría compartido el primer lugar. Su texto me pareció erótico con un toque de buen humor o de cierta frescura, pícaro si se quiere, lo cual lo hacia entretenido.

Recordemos que erótico es diferente de pornográfico. Los textos eróticos son más sugerentes que explícitos y la belleza de un texto erótico radica en la sutileza.
La frontera entre lo erótico y lo pornográfico es un tanto difusa.
¿Cómo saber si un texto es erótico o porno?
El texto porno es más explícito y generalmente “vulgar” por lo tanto un texto, cuanto más vulgaridades tenga, cuanto más explícito, cuanto más detalles dé, más se aleja de lo erótico.

Hay lectores para todo, particularmente prefiero la sutileza.

Un saludo a todos los participantes de este reto.

 
domingo_azul,16.09.2008
Un placer leer los textos presentados, felicitaciones a los ganadores y a los participantes! (colada porq no presente nada en este reto los saludo) domingo_azul
 
avefenixazul,17.09.2008
Felicitaciones para Logan y Yomismosoy, muy buenos sus textos, muy merecido su primer puesto. Gracias a los que consideraron que LA FANNYCITA tenía algún valor. Te invito señor Ergo a que me sigas leyendo. Gracias a las organizadoras.
 



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